El 11 de mayo último, el embajador israelí en la Argentina, Itzhak Avirán, aprovechó los festejos del 52° aniversario de la creación del estado de Israel para despedirse oficialmente del país, que abandonará dentro de 3 meses.
Avirán vivió como representante israelí en Buenos Aires el más cruento de los atentados terroristas contra la comunidad judía, la mañana del 18 de julio de 1994, cuando la sede de la Asociación de Mutuales Israelitas Argentinas (AMIA), voló en pedazos, causando la muerte de casi un centenar de personas.
Avirán hacía menos de un año que había reemplazado en la legación diplomática a Itzhak Shefi, uno de los sobrevivientes de otro terrible atentado en Buenos Aires: la voladura de la embajada israelí, en 1992.
A Avirán le tocó desempeñar un papel que muchas veces generó críticas y controversias. Su gestión se caracterizó por ser una “diplomacia de presión” para el gobierno de Carlos Menem primero y luego para su sucesor, Fernando De la Rúa. Fue un constante defensor de la causa de la memoria y su persistencia causó discrepancias en el seno mismo del gobierno menemista, sobre todo al señalar directamente a Irán como responsable intelectual de ambos ataques, teoría que todavía no pudo probar la causa.
Durante su prolongada gestión en la Argentina no ahorró gestiones para dilucidar la verdad de lo ocurrido.
En su último acto público, al inaugurar la plaza construida en el solar que ocupó la embajada, se mostró, para muchos observadores, inusitadamente duro en su discurso. Algunas de sus palabras, como cuando caracterizó el antisemitismo en la Argentina como un fenómeno generalizado, causaron un indisimulado malestar. Al presidente De la Rúa se lo vio entonces guardar en el bolsillo izquierdo de su saco el discurso que tenía preparado y responder a las palabras del embajador con un tono de marcado énfasis.
Al cóctel de despedida de Avirán, efectuado en el Hotel Alvear, asistieron los ministros de Defensa, Ricardo López Murphy, y de Economía, José Luis Machinea; el jefe del Gobierno porteño y diputado electo, Enrique Olivera, el jefe de la Policía Federal, comisario Rubén Santos; los jueces de la Corte Suprema Julio Nazareno y de la causa que investiga el atentado contra la AMIA, Juan José Galeano, entre otros. Sólo faltó el invitado de honor: el presidente argentino, que había comprometido su asistencia, a último momento declinó su presencia para ocuparse de “cuestiones de Estado”.
El nuevo embajador de Israel en la Argentina será Benjamín Orón, un diplomático de carrera que conoce bien la realidad de la región, dado que nació en Brasil.