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domingo, mayo 19, 2024

“Si Sharon puede tomar algo recto y torcerlo, indiscutiblemente lo hará”

Opinion/Ideas"Si Sharon puede tomar algo recto y torcerlo, indiscutiblemente lo hará"

“Si Sharon puede tomar algo recto y torcerlo, indiscutiblemente lo hará”

El legislador israelí Yossi Sarid afirma que si fuera citado a declarar ante el Tribunal de la Haya, sostendría la legitimidad del muro de separación entre palestinos e israelíes, pero que ese instrumento, en manos de Sharon, acabará siendo un ataque brutal contra palestinos que no cometieron ningún pecado y terminará en una anexión de sus territorios. Para el dirigente, Sharon hubiera sido la persona adecuada para servir como primer ministro de Sudáfrica en los días más negros del apartheid.

Por Yossi Sarid

Últimamente, he estado preguntándome que haría si la Corte Internacional de La Haya, por su propia iniciativa, pidiera mi opinión sobre el cerco de separación. Estos pensamientos me oprimen. Por un lado, cada ser humano con conciencia tiene que hacer todo lo que pueda para derribar esta cerca dañina. Por otro lado, incluso aquéllos que, como yo, sienten que el gobierno de Sharon es una tragedia israelí, están también comúnmente infectados con el germen patriótico, que los disuade de colaborar con personas del exterior en la lucha contra los males cometidos por el gobierno de Israel.

La Corte Internacional no tiene ninguna autoridad para citarme a comparecer contra mi voluntad, claro. Ni es su jurisdicción moral, sobre todo, su fundamento sólido. Sin embargo, nuestro silencio no sería considerado moral, no en nuestros propios ojos, y no en aquéllos de otros. ¿Qué debo hacer?

Al principio, cuando la idea del cerco fue levantada, yo dudé sobre tomar una posición, en cualquier dirección. Durante algún tiempo, “me monté sobre el cerco”. La idea en sí es correcta y eficaz, y nadie tiene derecho a negar a los ciudadanos de Israel protección de los terroristas. Pero tuve en cuenta el hecho sombrío de que no era yo quién iba a construir el cerco y determinar su ruta, sino Ariel Sharon. Y como lo conozco, así su carácter y sus planes, presumí que este cerco esencial saldría torcido. Si Sharon puede tomar algo recto y torcerlo para deformarlo, indiscutiblemente lo hará. En su momento, incluso advertí a Haim Ramón y a otros defensores del cerco que, cuando fuera construido, tendrían serias dificultades en reconocer su razón de ser original, y que nosotros terminaríamos arrepintiéndonos de haberlo apoyado, así como muchas otras personas han tenido que arrepentirse de su apoyo a las varias iniciativas de Sharon a través de los años, habiendo siempre terminado en el lado perdedor de la apuesta.

En cuanto a montarme “encima del muro”, fui cuestionado por muchas personas excelentes: si, como ya ha sido probado, el cerco previene ataques terroristas y salva vidas, cómo puede uno permitirse oponerse a él; y ellos tenían razón, yo no tenía ninguna respuesta. Y qué podría yo decir ante el rostro de todas las víctimas del terrorismo: que soy por naturaleza desconfiado, que Sharon no merece ninguna confianza, que este cerco puede empezar como una protección pero acabará siendo un ataque brutal contra palestinos que no cometieron ningún pecado, que las raíces del cerco pueden ser de “separación” pero eso acabará en la anexión. Los ataques terroristas crecieron en frecuencia, la presión se hizo más intensa, y entonces bosquejé la plataforma de Meretz (partido de oposición), exactamente hace un año, escribiendo lo siguiente: “Durante este ínterin y hasta que la situación se tranquilice, Meretz apoya la construcción acelerada de una cerca de separación completa y sofisticada. Este cerco sería una medida de protección contra los actos de terror. Es preferible para Israel que la ruta del cerco no incluya población o territorios palestinos. Además, Meretz demanda que durante este período, los asentamientos del otro lado del cerco y todos los puestos ilegales se desmantelen inmediatamente. En la Franja de Gaza, todos los asentamientos deben ser evacuados, así como el asentamiento judío en Hebrón, que es un foco recurrente y peligroso de serios actos de falta de respeto a la ley”.

En un artículo complementario escribí, en el interés de una mayor clarificación, que el cerco debía seguir a lo largo de las líneas de 1967. Yo admito que incluso en mis peores pesadillas, nunca imaginé que Ariel Sharon iría tan lejos como fue en sus esfuerzos de amurallar. Sharon es peor que nuestras peores pesadillas: no a las líneas del `67, ni a nada que se parezca al `67, sino una erupción invasiva de un bárbaro sin inhibición ni atadura, alguien apropiado para servir como primer ministro de Sudáfrica en los días más negros del apartheid que concibió los censurables bantustanes.

Ahora un palestino despierta por la mañana, todas las mañanas, y ve la pared monstruosa que lo separa de los miembros de su familia, de sus campos y huertos, de sus relaciones comerciales; que separa a sus niños de ir a la escuela, ve su pobre pedazo de tierra robado, su mundo cerrado, oscuro y devastado, y él ciertamente nos culpa también a nosotros, que participamos de la despreciable tarea de construir el cerco. ¿Cómo puede uno explicarle que éste no es el cerco que nosotros deseábamos, que nosotros pretendíamos un cerco completamente diferente, y que nuestras buenas intenciones llevaron a su infierno?

Un pedido de disculpas es necesario. Está expresado en el tratado talmúdico de Gittin: “No era el ladrón que robó, era el boquete que robó,” y nosotros queremos decir: no es el cerco que está robando la tierra y los derechos humanos básicos, sino su trazado.

Sin ninguna duda, en base a los conceptos que sé y acepto, el cerco de Sharon es un crimen contra la humanidad. No hay ninguna otra manera de defínirlo. No me encaminaré a la Corte Internacional de La Haya debido a “la enfermedad de patriotismo” de la que nosotros somos incapaces de curarnos.

Pero ésta es la declaración jurada firmada de un miembro del Comité de Asuntos Exteriores y de Defensa de la Knesset (Parlamento israelí), ex ministro de Educación del Estado de Israel, un sionista sin “post”. Mi testimonio es traducido en este periódico en inglés (un acto antipatriótico), y si él fuese llevado ante los jueces, yo no le cambiaría un ápice. Quizás yo primero lo traeré ante las justicias de nuestra Corte Suprema de Justicia. Para esto firmo con mi nombre.

La fuente: El autor es legislador israelí, ex ministro y ex presidente de Meretz (partido de oposición). Su artículo fue publicado por el diario israelí Haaretz y la traducción pertenece a Roberto Faur para la organización pacifista Amigos Argentinos de Paz Ahora y elcorresponsal.com.

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