Algo para aprender de los fenicios
Heredero del pueblo que enseñó al mundo las artes del comercio, El Líbano busca posicionarse como puerta de entrada a Medio Oriente.
Por Ricardo López Dusil
Embajador Hamdan. 
“El Líbano es un país pequeño, pero un mercado muy importante”, sostiene el embajador libanés en la Argentina, Hicham Hamdan, con una frase que admite haberse apropiado de su contraparte argentino, el embajador José Pedro Pico.
Y tiene fundamentos sólidos para sostenerlo. Aunque el país mediooriental apenas alcanza la mitad de la superficie de la provincia de Tucumán y su población ni siquiera llega a los 4 millones de habitantes, reúne las condiciones ideales para constituirse en un socio más que interesante para nuestro país, una de las puertas de acceso naturales a un mundo mucho más amplio: el del Medio Oriente y los países árabes en general, territorio con amplios recursos económicos que compra en el exterior la mayor parte de sus insumos.
Para sostener sus pretensiones de convertirse en el centro financiero de la región, el Líbano cuenta con una actividad económica basada en la competencia y en el que la actividad privada ocupa el papel central en la economía y el comercio. Después de años de guerra y devastación, los libaneses lograron reconstuir su país a una velocidad formidable y están recuperando el lugar por el que solía considerárselo la Suiza mediooriental. Para ello, apostaron por desarrollar el punto fuerte del país: el sector de servicios, en el que se destaca especialmente el sistema bancario y financiero, y crear otros instrumentos vitales para dinamizar los negocios, como son las comunicaciones. El sistema bancario libanés ha sido tan sólido que ni siquiera en los peores momentos de su historia reciente se produjeron quiebras o rupturas de los compromisos con sus clientes. Actualmente, los bancos privados libaneses disponen de fondos por 65.000 millones de dólares. Seguramente ha sido esa fortaleza la que llevó a funcionarios de las provincias de Corrientes y Córdoba a invitar a los banqueros libaneses a participar en la privatización de los bancos provinciales.
Por otra parte, el sistema educativo libanés asegura a los sectores económicos un personal joven, calificado y competente. Y en materia de legislación, se han dispuesto los mecanismos para facilitar la actividad comercial y empresarial, con un sistema fiscal liberal que favorece la rentabilidad de las empresas. Los inversores, cualquiera sea su nacionalidad, tienen libertad absoluta para invertir en el país, sin necesidad de autorización previa, y todos los sectores están abiertos a la participación de los extranjeros, sin necesidad de tener socios locales. Sólo están exceptuadas las áreas de armamento y seguridad nacional.
El embajador Hamdan cifra sus esperanzas en un acercamiento mayor entre el mundo árabe y América latina y destaca como un hecho que puede constituir una bisagra en las relaciones de ambos bloques la cumbre de países de las respectivas regiones que se hará en abril próximo, en San Pablo (Brasil). “Varios países de la región van aprovechar ese encuentro -dice el diplomático-, y yo espero que la Argentina y Brasil, que tienen una relación histórica con mi país por la importante colectividad libanesa que los eligió para radicarse, aprovechen especialmente esa circunstancia.” De hecho, el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula Da Silva, acaba de concluir una gira por el Líbano y ha hecho pública su decisión de convertir a ese país en uno de sus socios de preferencia. Previamente a ese encuentro, el mes próximo debe reunirse en Beirut la comisión mixta argentino-libanesa. De todos modos, la filosofía que sostiene el representante libanés va más allá de las relaciones comerciales tradicionales. “Yo creo que en este mundo globalizado es una gran equivocación pensar sólo en acuerdos binacionales o en comprar y vender. En ese sentido, prefiero hablar de relaciones económicas y no de relaciones comerciales. Las exportaciones e importaciones son sólo una parte de la relación económica. Creo que hay que pensar de una manera diferente, más amplia”, dice, y cita como ejemplo el concepto de “industria intelectual” (cine, televisión, prensa, publicidad, artes, impresión de libros). “Este sector de la industria intelectual es muy importante a nivel internacional, con un intercambio superior al de todos los otros ingresos. El Líbano en ese sentido ocupa un lugar privilegiado, ya que es el más importante centro de la industria intelectual del Medio Oriente. Yo pienso que sólo en ese sector podemos tener un intercambio de varios cientos de millones de dólares.”
Otra área que destaca Hamdan es el de la industria turística, sector al que considera uno de los mejores caminos para acercar a los pueblos. “Es necesario que los libaneses conozcamos más de la Argentina y los argentinos más del Libano. Estoy seguro de que si los potenciales inversores de ambos países conocieran las bondades que tienen la Argentina y el Líbano, rápidamente habría inversiones en uno y otro lugar. Me consta que muchos inversores libaneses estarían dispuestos a hacer negocios en este país.”
Respecto del camino ideal para hacer negocios en aquella región, el embajador libanés sostiene que “si la Argentina, que tiene una industria importante, sólo se propone exportar, quedará librada a una competencia muy dura en el mundo. Es mejor que la Argentina de alguna manera forme parte de la región. ¿De qué modo? Estableciéndose en la zona, si no con fábricas, al menos con oficinas comerciales, depósitos, sedes. Tenemos zonas francas que dan la oportunidad de tener un lugar cerca del mercado y entonces, cuando haya exhibiciones regionales, internacionales, esas firmas pueden participar y vender a los países de la región. Si no quieren hacer estas sedes en Beirut, las pueden hacer en Damasco, en Marruecos…, pero la idea es que es importante tener presencia en el lugar mismo. El mundo árabe va en camino de un mercado común… Este año mi país firmó un acuerdo con los países del Golfo para que las industrias libanesas entren en ese mercado como si fueran propias. El Libano es un socio natural para la Argentina, más si se considera que difícilmente encuentre un libanés que no tenga o haya tenido familiares en este país. Además, el hecho de que mi país sea multiconfesional (conviven en gran armonía 18 religiones) le ha conferido una cultura muy especial, muy abierta… es una mezca, un puente de culturas entre Oriente y Occidente. No existe otro país con esas características”.
La idea de la asociatividad también es impulsada por la Cámara de Comercio Argentino Libanesa, cuyo presidente, el doctor Antonio Aramouni, destaca otra de las fortalezas del mercado libanés: el hecho singular de que fuera del Líbano vivan cuatro veces más libaneses que en el propio país. “Esos 16 millones de libaneses diseminados en los cinco continentes se dedican fundamentalmente al comercio y están integrados en una red de emigrados, el Consejo Internacional de Hombres de Negocios Libaneses (LIBC, por sus siglas en inglés), lo que facilita el acceso a los mercados que ellos atienden”, sostiene Aramouni. Esa política de asociatividad a la que se refiere el dirigente empresarial fue asumida recientemente por una empresa argentina líder en productos veterinarios y biotecnológicos de la industria veterinaria, en especial del sector avícola: la firma Bedson S.A., instalada en Pilar, ha decidido sumar una sede en Beirut para expandir sus negocios, para lo cual recibió la asistencia de la Cámara empresarial para la búsqueda del personal adecuado.
Aramaouni es un convencido de que para poder exportar “hay que tener previamente una preparación adecuada, en calidad, en cantidad, en precio, en marketing, en presencia, en perseverancia… Esos mercados ya están abastecidos por alguien y para poder entrar hay que hacer un proceso en el que nosotros podemos aportar conocimientos, cursos, atención personal, contactos. Desde el Líbano nos llegan pedidos de todo tipo, todo el tiempo. Hay muchos oferentes. ¿Hay posibilidad de exportar miel? Sí la hay. ¿De exportar ropa de niños, calzado, medicamentos? También. ¿Tecnología atómica o embarcaciones? También. Pero es imprescindible que se adopte una cultura exportadora. Le doy un ejemplo: no hace mucho estimulamos a varios astilleros argentinos para que participaran en la feria náutica más importante de la región, que se hizo en Beirut. La náutica de esparcimiento tiene una demanda impresionante en la región. Hicimos contactos con astilleros, se entusiasmaron, pero finalmente uno solo, que invirtió tiempo y dinero llevando sus productos hasta allá, logró cerrar varios negocios. Los demás, por temor, no invirtieron a riesgo y se quedaron afuera”.
Herederos de los fenicios, los libaneses saben de qué hablan cuando hablan de negocios. Al fin y al cabo ése fue el pueblo que enseñó las artes del comercio, la navegación y la industria a sus pueblos contemporáneos, sin olvidar otro legado central de las comunicaciones: el alfabeto del que derivó la mayor parte de los del mundo antiguo.
Contactos: www.ellibano.com.ar, www.camaralibanesa.com.ar, www.idal.gov.lb, www.libanorg.org.
La fuente: El autor es el director periodístico de elcorresponsal.com. El artículo fue publicado previamente por el suplemento Comercio Exterior del diario La Nación (Buenos Aires, Argentina).