Por Ayelén López
La música de Rokia Traore se incluye dentro del folk africano, y está basada en la música tradicional de su pueblo. No obstante, ella compone canciones modernas y da una nueva expresión a los instrumentos tradicionales. En su trayectoria musical, Rokia ha publicado tres discos: Mouneissa, Wanita y Bowmboi.
Rokia Traoré, nacida hace 30 años en Mali, es una mujer afortunada (apellido de la etnia de los nobles, padres diplomáticos, estudios universitarios en Europa) que está radicalmente en contra de prácticas habituales en su país como la circuncisión femenina o la poligamia, y de esa falta de libertad de las mujeres para poder elegir habla en alguna de sus canciones. Pero también ha sabido recoger en toda su intensidad la parte positiva que los siglos han ido dejando en su pueblo: leyendas y tradiciones orales en su lengua -el bamanakan- o la utilización de instrumentos acústicos como el balafon (un xilofón de madera gigante), el ngoni (o la guita) con un tratamiento que les da un sonido más actual que cualquier arreglo electrónico.
Cuna de antiguos reinos y civilizaciones, Malí ha producido durante los últimos años una auténtica saga de grandes intérpretes que han contribuido poderosamente a la divulgación mundial de sus tradiciones musicales, especialmente la de los trovadores nómadas de los jelis. Rokia Traoré bebe de estas fuentes que se hallan en todas sus composiciones, pero las dota de unas sonoridades y armonías particulares que la convierten en una de las voces más atractivas, interesantes y cautivadoras del África actual.
Rokia Traoré comenzó a cantar de niña en fiestas familiares y los continuos viajes de su padre le permitieron entrar en contacto con muchos estilos locales e internacionales de música. A los padres de Rokia no les gustaba la idea de que la niña se convirtiera en una música profesional. De adolescente, Rokia se quedó en Bamako para continuar sus estudios, mientras sus padres estaban en Bruselas. Fue en ese momento que ella desarrolló su voz y realizó su primer recital público.
En 1997 conoció a Ali Farka Touré quien le sirvió de guía para grabar, el año siguiente, su primer album: Mouneïssa. Los temas de su segundo CD (Wanita, editado en 2000) están cantados en Bamanan, excepto ‘Château de sable’, que está en francés. Rokia se hizo muy conocida internacionalmente cuando ella y su banda tocaron, en 2001, en el festival WOMAD. En ese mismo año ganó el Kora All Africa Music Award como voz femenina más promisoria.
La cantante tiene en su sitio en la web (www.rokiatraore.net) información sobre sus conciertos y una estupenda selección de fotografías.