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lunes, mayo 20, 2024

“Los barcos que van en camino”

Opinion/Ideas"Los barcos que van en camino"

“Los barcos que van en camino”

La captura del barco con armamento iraní que presuntamente iba dirigido a los palestinos, y la oportunidad de la operación, dejan unos cuantos interrogantes. Para el autor de este artículo, reconocido militante pacifista israelí, “toda la historia no tiene ningún sentido. Tanto más por cuanto Anthony Zinni (representante de la Casa Blanca para el Medio Oriente) debía llegar al país a imponer un alto al fuego al que Sharon se opone vigorosamente porque lo obligaría a detener la actividad en la que está enfrascado: establecer y extender los asentamientos. Parece que el norteamericano sospechaba lo mismo. Se necesitó un gran esfuerzo de la maquinaria de propaganda israelí –de lejos la mejor del mundo– para persuadir al presidente Bush de que apoyara la versión de Sharon. Al fin de cuenta, casi lo convencieron. Casi”.

Por Uri Avnery

Cubierta del Karine A con el cargamento de armas. (AP)

Los jefes de los tres grandes partidos en Israel, –el Likud, el Partido Laborista y el ejército – estaban sentados en el escenario. Estaban frustrados. Ya sabían que no habían logrado vender el gran show que habían preparado con tanto esfuerzo: la captura de un barco cargado con armas pedidas por el despreciable Arafat. Una acción heroica sin duda, un segundo Entebbe.

En un aspecto tuvieron éxito: al demostrar que las fronteras entre esos tres centros del poder han desaparecido. Su jefe puede ser fácilmente intercambiado –digamos Ben-Eliezer al Likud, Mofaz al Partido Laborista, Sharon a los oficiales del ejército– sin causar cambio alguno. Tal como la trinidad cristiana, los tres son uno –Padre, Hijo y Espíritu Santo.

La captura del barco fue descrita como un acto sublime de coraje. Los soldados de una unidad de elite, utilizando el equipo técnico más avanzado en el mundo, dominaron a 13 marineros somnolientos en alta mar. Fue menos peligrosa que la tarea de tres soldados beduinos en una posición cerca de la franja de Gaza. Si el general Mofaz precisa decirnos que fue equivalente al raid de Entebbe –una acción de comandos arriesgada y sofisticada– muestra que bajo su comando las normas del ejército israelí se han deteriorado bastante.

Está bien claro que el ejército conocía todos los movimientos del barco. ¿Desde cuándo? Buena pregunta. ¿Desde el momento en que cargó las armas? ¿O desde el momento en el que se decidió realizar el proyecto?

También está bien claro que la información fue suministrada por agentes colocados muy cerca de la acción. ¿Pero dónde? ¿En los cuarteles de Hezbollah? ¿En Irán? ¿Entre los traficantes de armas? Y si había un colaboracionista en el barco, ¿quién era?

La conducta del capitán es extraña, por decir lo menos. Se deshizo en esfuerzos por contar todo a los reporteros israelíes, los preferidos escogidos por la inteligencia militar, que jugaron su papel en el show.

Esa noche, vi tres veces al capitán en la televisión. La primera vez vi algo que fue omitido más tarde. Al final de la entrevista, el capitán pidió: “¡Díganle a mi hija que soy un combatiente! Y se puso a llorar cubriéndose la cara con sus manos. ¿Qué causó ese arrebato? ¿Teme que su hija piense que es un colaboracionista? ¿Un traidor?

El capitán dijo que había recibido la mercadería después de zarpar, frente a las costas de Irán, y que debía entregarla en mar abierto, frente a la costa egipcia. Si es así, ¿cómo podía saber a quién estaban destinadas las armas? ¿Se lo habían dicho? Es extraño, considerando que los propietarios del cargamento no le tenían confianza. Y si le dijeron algo, ¿cómo podemos saber si lo que le dijeron era verdad?

Los ayatollahs no tienen interés alguno en armar a Arafat, un dirigente secular que están tratando de debilitar. Pero tienen mucho interés en armar a sus oponentes islámicos –Hezbolá, Hamás y Yihád. Es lógico suponer que las armas estaban destinadas a ellos.

¿Pero cómo? La breve costa palestina en la franja de Gaza está herméticamente sellada. El bloqueo naval israelí es impregnable. ¿Podrían los pescadores de Gaza haber encontrado las armas bajo la superficie del mar y haberlas arrastrado hasta la costa, bajo los ojos de la vigilante marina israelí? Suena bastante ridículo.

Toda la historia no tiene ningún sentido. Huele a inverosimilitud. Tanto más por cuanto Anthony Zinni debía llegar al país a imponer un alto al fuego al que Sharon se opone vigorosamente (porque lo obligaría a detener toda la actividad de [establecer y extender] los asentamientos.). ¡Abracadabra! –y ya tenemos otro pretexto para continuar con la guerra contra Arafat.

Parece que el estadounidense sospechaba lo mismo. Se necesitó un gran esfuerzo de la maquinaria de propaganda israelí –de lejos la mejor del mundo– para persuadir al Presidente Bush de que apoyara la versión de Sharon. Al fin de cuenta, casi lo convencieron. Casi.

Pero supongamos por un minuto que toda la historia fuera cierta. Supongamos que Sharon, después de esperar 50 años, esté cumpliendo ahora con el deseo públicamente expresado por Ben-Gurión de que, por favor, se deje de mentir. Supongamos que Ben-Eliezer, también se haya convertido a expresar la verdad, y que Mofaz, se haya vuelto un soldado auténtico. Supongamos que de verdad se haya tratado de un barco de Arafat.

¿Y qué?

Ehud Barak dijo una vez que si hubiera sido un joven palestino, se habría unido a una organización terrorista. Uno podría agregar: Si Barak hubiera sido el dirigente del pueblo palestino en la situación actual, habría hecho todo lo humanamente posible por conseguir armas, más y más armas.

Como Balaam en la Biblia (Libro de los números 22), Sharon y Cía. se pusieron a maldecir y terminaron elogiando – en lo que se refiere a los palestinos. Arafat está sentado en Ramala, rodeado por tanques israelíes, que apuntan con sus cañones a las ventanas de su habitación a 300 metros de distancia. ¿Qué hacer? En lugar de arrastrase o escapar, importa modernas armas antitanque para destruir los tanques (como lo hicieron sus combatientes en los callejones de Sidón, cuando destruyeron una columna de tanques sirios.)

Hay algunos intelectuales palestinos, como Edward Said, que han estado afirmando que Arafat se ha convertido en un colaboracionista, un subcontratista del ejército israelí y del Shin-Bet. Alguna gente buena, palestinos e israelíes, han escrito millones de palabras sobre la desenfrenada corrupción de la Autoridad Palestina. Han preguntado una y otra vez: ¿Dónde se va el dinero? ¿Por qué no hay transparencia? ¿Cómo es posible que sólo Arafat y un pequeño grupo de sus confidentes conozcan las cuentas secretas en el extranjero? Y ahora llega Mofaz y dice: Los millones fueron gastados en armas. Pronto Mofaz publicará los detalles del balance económico palestino, y se habrá llegado a la tan deseada transparencia.

Arafat está interesado en un alto al fuego, y por ello está haciendo un gran esfuerzo por imponerlo. En este momento, es en función del interés palestino. Muchos palestinos dicen, correctamente, que al romper el cese del fuego, lo único que hacen Hamás y Yihád es servir a Sharon.

Pero Arafat sabe perfectamente que Sharon no aceptará un cese del fuego y que, si se le obligara a aceptarlo, lo romperá a la primera oportunidad, a fin de continuar construyendo asentamientos. Tarde o temprano, Mofaz recomenzará su ofensiva total. Para resistir un semejante ataque Arafat necesita armas, muchas armas. Armas antitanque y antiaéreas, así como Katyushas a larga distancia como disuasión. La afirmación israelí de que Arafat está comprando exactamente ese tipo de armas pondrá por las nubes su prestigio entre los palestinos y fortificará su posición como su líder indiscutido. Nunca ha sido más “relevante”.

A mediados de los años 40, cuando los barcos con inmigrantes ilegales surcaban los mares y se habían convertido en un arma importante en nuestra lucha contra el gobierno británico en Palestina, el poeta Nathan Alterman escribió una canción que se convirtió en un himno de batalla para toda la nación: “¡Brindemos por la noche fría e implacable, / la noche del peligro y la inclemencia, / Brindemos por los barquitos, capitán, / por los barcos que van en camino!” Tal vez algún poeta palestino está componiendo una canción similar.

Así se presenta el asunto a los palestinos. Los israelíes, por supuesto, están contentos porque las armas no llegaron a su destino, cualquiera que haya sido. Pero no hay poder en el mundo que pueda impedir el contrabando de armas por un pueblo que está convencido de que lucha por su vida, por su existencia misma.

Por cierto, en nuestra propia guerra de liberación, contrabandeamos armas al país por todos los medios disponibles, especialmente durante los períodos de cese del fuego.

Ninguna guerra tiene un solo lado. Tarde o temprano, los palestinos podrán destruir los tanques y estarán en condiciones de derribar los helicópteros artillados y los cazas.

Tiene sentido llegar a la paz antes de que llegue a suceder.

La fuente: el autor es un periodista israelí, militante del grupo pacifista Gush Shalom (www.gush-shalom.org). La traducción del inglés pertenece a Germán Leyens para Rebelión (www.rebelion.org).

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