Los desafíos de Gaza
Aunque la retirada israelí significó un paso muy importante, la Autoridad Palestina debe enfrentar ahora una serie de problemas, que preocupan a los dirigentes. El tema principal es mantener la seguridad y demostrarle al mundo que pueden gobernar y, por lo tanto, gestionar su propio Estado.
Por Rania Adel
Lunes, el último soldado israelí se retiró de la Franja de Gaza, marcando así el final de la transferencia del control a la Autoridad Palestina… Pero los palestinos temen ver a Gaza transformada en una gran prisión. Un escepticismo confirmado por los dichos del dirigente palestino Mahmoud Abbass que alertó contra la transformación del territorio “en una gran prisión”, y agregó: “Hoy, la ocupación sale de una parte de la tierra palestina. No hay dudas de que se trata de un paso importante, pero queda mucho por hacer”. Y fijó como objetivo “mantener la seguridad de manera civilizada para tranquilizar al mundo y hacerle comprender que nosotros merecemos nuestro Estado”. Y buscó una nota de optimismo al decir: “Ya era tiempo de que este pueblo disfrutara de la alegría y dejara atrás la tristeza, los sufrimientos y la opresión que duraron generación tras generación”.
El ministro de Planificación, Ghassan Al-Khatib, también expresó su escepticismo: “Si la retirada se hubiera realizado de todos los territorios ocupados de manera apropiada, se habría tratado de una prueba valiosa afirmó-. Pero mientras se elija el sector más problemático, el más pobre y el más aislado y que se considere esto un test de la situación, es injusto y parece una trampa”.
La retirada de la Franja de Gaza fue realizada por Israel de manera unilateral. Es vital, según Ghassan Al-Khatib, que la comunidad internacional insista en relanzar un proceso de paz bilateral en el marco de la Hoja de Ruta que prevé la creación de un Estado palestino.
La manera en que se desarrolló la retirada disminuye un poco la alegría palestina, ya que -según ellos- la ocupación permanece de hecho, puesto que es Israel quien dicta los términos del acceso al mundo exterior. Los palestinos se quejan de que no se les permite gestionar sus propios asuntos de seguridad mientras que Israel rechaza que las fuerzas de seguridad sean dotadas de armas pesadas afirmando que pueden caer en manos de grupos radicales.
Para el presidente norteamericano George W. Bush, los palestinos “deben mostrarle al mundo que van a gobernar de una manera pacífica”. Sin embargo, el ministro francés de Relaciones Exteriores, Philippe Douste-Blazy, que se encontró hace pocos días con el primer ministro israelí, Ariel Sharon, destacó que era necesario “dar a la Autoridad Palestina la posibilidad de dotarse de fuerzas de seguridad creíbles”.
Por su parte, el ministro español de Relaciones Exteriores, Miguel Angel Moratinos, también subrayó que esta retirada era “una buena ocasión para la Autoridad Palestina para probar que puede gobernar y garantizar la seguridad a la población”.
El fantasma del caos
Además de que esta retirada fue unilateral, el problema de la terminal de Rafah y otros puntos de paso deben ser resueltos para que la Franja de Gaza no se transforme en una gran prisión como temen los palestinos.
Israelíes y palestinos se pusieron de acuerdo para que no haya presencia israelí en la terminal de Rafah, único paso entre la Franja de Gaza y Egipto, cerrado desde la semana última por el ejército israelí. Pero Israel exige controlar, tanto por cuestiones de seguridad como por acuerdos aduaneros, las entradas de las mercaderías desde Egipto en la Franja de Gaza, e inspeccionarlas en otro punto de paso, Kerem Shalom, en curso de construcción, situado en territorio israelí en el límite de la Franja de Gaza y Egipto. Israel mantendría un control por seis meses sobre el tráfico terrestre entre Gaza y Egipto, así como sobre el espacio aéreo y marítimo, en espera de que el aeropuerto internacional vuelva a funcionar y que sea construido un puerto.
Además, el caos es uno de los temores de miles de policías palestinos desplazados para mantener la seguridad en las ex colonias israelíes después de la partida de las tropas israelíes.
El problema principal es saber si Mahmoud Abbas logrará cambiar la realidad de Gaza, donde la violencia, los secuestros, los motines y los asesinatos forman parte de la cotidianidad de este territorio. El asesinato, el miércoles último, de Moussa Arafat, de 69 años y consejero del dirigente palestino, es una muestra de la magnitud de la tarea que le espera a Abbas.
Decenas de palestinos, entre ellos islamistas armados de Hamas, franquearon hace pocos días, en un episodio de total confusión, la frontera entre la Franja de Gaza y Egipto. Además, las fuerzas del orden reprimieron en estos últimos días manifestaciones sociales en el sur.
A pesar de las difíciles condiciones de vida en Cisjordania, el nivel de ingresos y de seguridad es mayor que en la Franja de Gaza. Al-Fatah, el movimiento de Mahmoud Abbass, tiene allí gran confianza por parte de la población.
Además, en la Franja de Gaza, el desempleo llega al 45 por ciento, mientras que las dos terceras partes de la población vive por debajo del nivel de pobreza en una región en la que la densidad de la población es una de las más elevadas del mundo.
La decepción frente a la Autoridad Palestina está en un punto tan alto que el movimiento Hamas está bien ubicado para derrotar a Al-Fatah en las elecciones legislativas de enero próximo.
La fuente: Al-Ahram Hebdo. 10.000 ejemplares, Egipto, semanario. Una publicación del grupo Al Ahram destinada a los francófonos. (www.ahram.org.eg/hebdo/). La traducción del francés pertenece a María Masquelet para elcorresponsal.com.