Las armas de Hezbollah y la bomba iraní: cuando la fuerza se convierte en debilidad
Será inútil condenar o pedir ayuda contra la postura occidental sobre el programa nuclear iraní. La escena internacional no es una asociación caritativa o un tribunal ético sino una selva donde chocan los intereses. La pregunta es ¿por qué EEUU evita hablar del arma nuclear israelí o paquistaní, que ya la poseen realmente, y se moviliza contra una leve posibilidad de un arma nuclear iraní?
Por Abdelwahab Afandi
Parece que es una casualidad que no carece de carga simbólica: el programa nuclear iraní y las armas de Hezbollah han sido el meollo de una amplia polémica en estos últimos días. Existen fuertes lazos entre la situación iraní y el estado de Hezbollah, empezando por una alianza política, militar e ideológica común y terminando por un mismo enemigo: Israel y su aliado, Estados Unidos.
Es lo que explica la campaña desatada en contra de ambos al mismo tiempo, y contra su tercer aliado: Siria. Es el tiempo de rendir cuentas, el momento de las rebajas, el cliente puede comprar dos o tres cosas al precio de una.
Washington piensa que ha llegado el momento para rendir cuentas de tiempos remotos, vengarse por sus derrotas y las de Israel ante Siria en el Líbano y quitar del medio las fuerzas hostiles que le molestan. Piensa también que es el momento oportuno para reorganizar la situación en la región. Una medida de precaución ante cualquier peligro que aparezca en el futuro, como el surgimiento de Irán en tanto que fuerza nuclear que pueda desempeñar un papel regional contra los intereses estadounidenses.
Este procedimiento estadounidense muestra, por un lado, una mentalidad oportunista pragmática. El 11 de septiembre dio a EE.UU. el pretexto para sus intervenciones en el extranjero y el apoyo internacional a la agenda de la administración estadounidense. Estos atentados fueron para los conservadores una oportunidad de oro para aplicar la agenda de dominio y apoyar los intereses de Israel. Los mortales errores de Siria en el Líbano constituyen otra oportunidad para matar dos pájaros de un tiro. Es de señalar que el terror que infundió la invasión de Irak en los regímenes árabes ayudó a que sus líderes sean más fluidos de lo que eran, y más rápidos en cooperar con las demandas estadounidenses.
Por otro lado, Estados Unidos quiere corregir sus errores y pecados como la posibilidad de que Irak se convierta en un futuro aliado natural de Siria e Irán. Es una alianza que puede perjudicar los esfuerzos estadounidenses en la región si efectivamente ocurre. De hecho, garantizar la presencia estadounidense en Irak sólo se asegurará con el cambio de los regímenes en Siria e Irán, o por lo menos, si se les debilita.
Será inútil condenar o pedir ayuda contra la postura occidental sobre el programa nuclear iraní. La escena internacional no es una asociación caritativa o un tribunal ético sino una selva donde chocan los intereses. La pregunta es ¿por qué EEUU evita hablar del arma nuclear israelí o paquistaní, que ya la poseen realmente, y se moviliza contra una leve posibilidad de un arma nuclear iraní?
Los países consideran que el arma iraní conlleva un peligro que no lo tiene el arma israelí, paquistaní o indio. Ahora cabe preguntarse ¿Por qué EEUU cree que va a poder impedir a Irán poseer la bomba atómica?
Las reglas y valores que dirigen las relaciones internacionales han evolucionado en los últimos cuatro siglos desde un punto de vista teórico, que no práctico. Lo que ha cambiado son los puntos de enlace entre los bloques de aliados. Entre los principios que siguen ganando terreno en la situación internacional figura el problema de la seguridad. Es decir que cada país se precipita para consolidar su seguridad reforzando su armamento. El resultado puede llevarnos a que la seguridad genera inseguridad, y la obsesión por evitar la guerra termina en la mayoría de las veces cayendo en las trampas de la guerra.
Por eso, EEUU todavía sigue el fantasma de la seguridad, por eso impuso varias medidas e impidió a todos sus amigos poseer armas nucleares. Con ello, EEUU y sus aliados mantendrán su supremacía militar y económica. […] El dominio estadounidense significa la debilidad de la posición de los demás ante el empuje de la supremacía occidental y estadounidense. ¿Qué caracteriza esta debilidad?
La debilidad de Irán proviene de su tardanza en establecer un programa nuclear y no llevarlo en secreto. Varios países que poseen armas nucleares recurrieron a complicadas estrategias, como seguir un programa secreto y no meterse en ningún conflicto, especialmente con EE.UU. Pakistán, por ejemplo, llevó a cabo su programa nuclear mediante una alianza con EE.UU.
Irán podría conseguir un progreso en su programa nuclear bajo la máscara de un programa reformista. Pero su nueva postura ultraconservadora y las duras declaraciones de su presidente no van a propiciar el ambiente idóneo para hacerlo. La solución está en acelerar su programa nuclear y declarar que posee una bomba atómica para situar a occidente ante una situación de hechos consumados.
La debilidad de Hezbollah está en su difícil situación como milicia que toma su fuerza de la debilidad del Estado y de su ejército, y de alianzas dentro y fuera del país. La existencia de una milicia ultraconservadora en un país laico -donde casi la mitad de sus habitantes no son musulmanes- sometido a un país vecino laico y amenazado por un tercer país implica una situación muy complicada. Si esta milicia sigue viva hasta hoy en día, se debe a la destreza política de su líder Hasán Nasrallah. Hezbollah defendió la soberanía del Líbano representando a todos los libaneses, pero su recompensa es la exigencia de su desarme. La fuente: Artículo publicado en el periódico Al Quds al Arabi el 17-1-2006. La traducción al español pertenece a la Revista de Prensa Árabe.