8.8 C
Buenos Aires
domingo, mayo 19, 2024

Paralizada de por vida

Opinion/IdeasParalizada de por vida

Paralizada de por vida

María Aman, un niña de tres años de ojos almendra, perdió a su madre, su hermano y su abuela en un “asesinato selectivo” israelí dirigido contra un militante de la Jihad Islámica. Ella y su tío quedarán inválidos para siempre. Tras sus primeras curaciones, las autoridades israelíes pretendían devolverla a su casa en Gaza, donde no tiene ninguna posibilidad de rehabilitarse. Sólo la presión de una organización médica humanitaria logró que la pequeña recibiera atención en Jerusalén. Para el autor, es “imposible ignorar la conducta deshonrosa” del Estado en este asunto. Aun cuando nadie esté discutiendo la legalidad de la política de asesinatos, por no hablar de su fundamento moral, uno debe preguntar por qué los esfuerzos de un grupo de médicos, un legislador opositor y los medios de comunicación fueron necesarios para generar un mínimo esfuerzo humano de un Estado que pregona su alta moral”.

Por Gideon Levy La maraña de tubos y el respirador artificial atado a su tráquea no pueden esconder su belleza. María Aman, la niña de tres años, de ojos almendra, que está internada en una unidad de terapia intensiva pediátrica del Centro Médico Sheba, apenas balbucea: “comida, quiero comida”. Todos sus miembros están paralizados para siempre. No lejos de allí, en una unidad de terapia intensiva en el Hospital de Ichilov, su tío Nahed, de 33 años y padre de dos chicos, se ve en peores condiciones: él no sólo está con respirador artificial y completamente paralizado, sino que va quedándose dormido. No, éstas no son las víctimas de las operaciones militares de este fin de semana, sino de sus predecesoras: son víctimas de un asesinato aerotransportado en Gaza hace tres semanas, un operativo que no preocupó a casi nadie aquí en Israel. Los eventos de este último fin de semana no deben resultar una sorpresa para nadie: el deterioro de las condiciones se acentúa y la pregunta que uno debe hacerse no es lo que Israel está haciendo para oponerse a los disparos de los cohetes Qassams, sino lo que no está haciendo. Un ejército que dispara proyectiles en calles atestadas y envía tanques a atacar una playa no puede alegar que no intentaba dañar a inocentes. La madre de la muchacha, Naima, de 27 años; su hermano Mohand, de 7, y su abuela Hanan, de 46, perdieron la vida en ese asesinato “selectivo”. Era una familia relativamente feliz, ocho personas que viajaban para visitar a sus parientes en la tarde del sábado en un automóvil comprado sólo dos horas antes. Sólo el padre, Hamdi, de 28 años -quien creció en Tel Aviv-, su pequeño hijo Moaman, de 2, y su primo Imad resultaron relativamente indemnes, apenas heridos por las esquirlas de la metralla. El misil apuntaba al activista de la Jihad Islámica Mohammed Dahduh, a quien mató, así como anteriormente había sucedido con sus dos hermanos. Pero el misil también pegó a la familia de Aman, cuyo vehículo estaba al lado del Dodge Magnum en el que se encontraba el hombre buscado. Dahduh iba en camino al Hospital de Shifa para visitar a su esposa, que acabada de dar a luz un niño. No había ninguna bomba, nada que hiciera tictac, pero Israel hace tiempo que ha hecho de los asesinatos un recurso general, legítimo y justificado, y no hay ningún debate público sobre el método. Al lado de la cama de María está, día y noche, su tío abuelo Nabil. Él tiene hambre y está agotado, sus ojos se ven inyectados de sangre por el cansancio. Al lado de la cama de Nahed sólo está su hermano Maher, que vive en Jaffa. El resto de los familiares está encarcelado en su casa de Gaza, llamando docenas de veces por día para averiguarcómo siguen sus parientes. Al padre de la niña no le fue permitido visitar a su hija al principio. Ahora, la familia no quiere que él la vea, para que puede conservar fuerzas para cuidar de sí mismo de las secuelas de lo que él define como un ataque terrorista, mientras su pequeñio hijo juega asustado sobre el piso de tierra de la casa familiar, pidiendo en vano por su madre. Los medios de comunicación israelíes vienen ignorado completamente este horrorífico desastre causado por la fuerza aérea. Los medios de comunicación, como de costumbre, no informaron casi de él, y el comandante de la Fuerza Aérea, generalEliezer Shkedi, dijo con pasmosa indiferencia que la fuerza aérea “todavía tiene que examinar el informe que da cuenta de una familia afectada”. Dos semanas después la oficina del vocero de las Fuerzas de Defensa le contó a Haaretz “los esfuerzos que hacen nuestras fuerzas para evitar dañar a inocentes”, y el jefe del Estado Mayor, Dan Halutz, se mantuvo impasible, como de costumbre, tan callado como lo estuvo después del asesinato de Salah Shehade, un operativo que arrebató 16 vidas inocentes. El militar también apuntó que el operativo fue dirigido “con altos niveles de profesionalismo, con precisión, dando al hombre buscado y eligiendo una ruta no muy transitada.” La calle donde fue lanzado el misil, Industry Street, en Gaza, está siempre atestada. Nadie se disculpó, y, peor aún, nadie consideró dar ayuda a esta familia destruida e inocente. Después de dos semanas de hospitalización, la semana última se planeó enviar a María y a Nahed a casa. No hay posibilidades de rehabilitación en Gaza, y sus destinos fueron sellados. Ellos se morirían allí en condiciones inhumanas. Ahora que la draconiana ley de compensación se ha promulgado, la familia no tiene ninguna oportunidad de demandar al estado. La semana pasada el padre Hamdi, un hombre joven y delicado que inspira respeto, perdió su temple cuando supo que se planeaba trasladar a María a Gaza. Su voz se estranguló por los lamentos. Sólo la intervención vigorosa y especializada de Médicos por los Derechos Humanos logró, a último momento, frustrar el retorno de los dos a Gaza. Una carta de la organización al Ministerio de Defensa demandando que la muchacha y su tío sean atendidos en Israel estuvo sin ser contestada por más de una semana, hasta que el diputado Dov Khenin, de Hadash, tropezó con Amir Peretz en un corredor de la Knesset (Parlamento) y le preguntó por el caso. Peretz, que no sabía nada de él, prometió averiguar. Sólo después de que el tema fuera hecho público por radio el miércoles pasado por la corresponsal militar Carmella Menashe logró que el ministerio emitiera una declaración en la que afirma que se creará un comité para aprobar el tratamiento médico de los dos palestinos en Israel. Hoy se supone que María será transferida al Hospital de Alyn en Jerusalén, y al parecer su tío también será enviado allí. El ministro de Defensa ha prometido que los gastos de tratamiento serán cubiertos por el Estado. Aun cuando eso pase, es imposible ignorar la conducta deshonrosa de las Fuerzas de Defensa de Israel, de sus comandantes y del Ministerio de Defensa en este asunto. Aun cuando nadie esté discutiendo la legalidad de la política de asesinatos, por no hablar de su fundamento moral, uno debe preguntar por qué los esfuerzos de un grupo de médicos, un legislador opositor y los medios de comunicación fueron necesarios para generar un mínimo esfuerzo humano de un Estado que pregona su alta moral. La pequeña María permanecerá paralizada de por vida, como el estado y el ejército que le provocaron sus heridas y ni siquiera pensaron en disculparse u ofrecer ayuda médica plena y la compensación apropiada. La fuente: Haaretz (Tel Aviv, Israel). La traducción del inglés pertenece a Sam More para elcorresponsal.com.

Más

Un llamado al acercamiento

Si hay un momento en que la comunidad internacional debe contribuir seriamente a la solución del problema palestino-israelí, es ahora. El lado palestino debe ser persuadido de que sostenga sus elecciones a tiempo, y el lado israelí, de que debe permitirlas. Después de esa prueba crucial, Israel debe ser inducido a no actuar imprudentemente como parte de la campaña electoral para darle tiempo al nuevo parlamento palestino a enfrentar sus asuntos internos en lugar de hostigar a la resistencia armada y apelar a la retórica de confrontación.

Los perros

Por ...

La paz en riesgo

Sharon, halcón intransigente, terminó por admitir la necesidad de la creación de un Estado palestino. No es que se haya transformado bruscamente en una paloma. Finalmente comprendió que Israel no acabará jamás con la resistencia palestina. Sumado a esto el aislamiento creciente de Israel. Sólo le quedaba Estados Unidos para defenderlo. Pero más aún, algunos dirigentes, comprendió él, estaban considerados como criminales de guerra y podían ser arrestados en países como Bélgica y Gran Bretaña. Era necesario hacer la paz tanto con los palestinos como con el resto del mundo. Escribe Tayeb Belghiche.

Para EE.UU., Irak es un proyecto piloto

Es un asunto público que esta guerra con Irak es, en gran medida, la idea brillante de un grupo de intelectuales neoconservadores, que la consideran un proyecto piloto. En febrero de 2003, el subsecretario de Estado, John Bolton, dijo que, después de derrotar a Irak, Estados Unidos "se encargaría" de Irán, Siria y Norcorea. La "doctrina Bush" parece exigir una serie de guerras, pero los regímenes que están en la mira tal vez no se sienten a esperar que les llegue su turno: van a armarse hasta los dientes y tal vez ataquen primero. Escribe Paul Krugman.

Una historia de horror y de vergüenza

La arabista española Gema Martín Muñoz, autora de Irak - Un fracaso de Occidente, de reciente aparición, busca con este libro ofrecer un instrumento para conocer la realidad regional y poder decodificar qué pasa y qué puede suceder, así como romper la propaganda informativa hegemónica. "Los norteamericanos -dice- no tienen un proyecto político para la posguerra, no conocen el país, ignoran su cultura, están improvisando. Sólo cuentan con musculatura militar".