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lunes, mayo 20, 2024

Salah, Salah Mohammad

BiografíasSalah, Salah Mohammad

Salah Mohammad Salah nació en 1936 en Tiberias, Palestina, en 1936. El y su familia se vieron empujados al exilio con la creación del Estado de Israel en 1948. Aquella fue una situación inimaginable para la mayoría de la gente: miles de personas huyendo a Líbano, llegando primero a Ybail y finalmente a Ain El-Helueh. Entonces, no había sino vacío en el sur de Líbano. El comité internacional de la Cruz Roja entregó débiles tiendas de tela a Salah y su familia, y se le dijo a todo el mundo que allí permanecerían hasta nuevo aviso. A menudo estos refugios baratos cedían a las inclemencias de la dura climatología del invierno en el sur de Líbano, dejando a sus ocupantes al descubierto sin mas protección que una manta. La falta de infraestructuras para los miles de refugiados que llegaban de Palestina convirtió Ain El-Helueh en un caldo de cultivo para la enfermedad.

El padre de Salah fue torturado y asesinado en 1939 en la revolución palestina contra los británicos. Siendo el mayor de diez hermanos, Salah fue empujado a la madurez a la tierna edad de doce años. Los compatriotas palestinos junto a los que sufría serían la gente por la que lucharía en el futuro.

Salah participó por primera vez en la actividad social de su comunidad cuando era todavía niño, asistiendo a la escuela primaria de la Asociación de Iglesias Cristianas en Ain Al-Helueh. Este lugar se convirtió en punto de encuentro para él y sus amigos, un lugar donde conversar sobre su situación de refugiados.

Salah escribe: “Aquella fue mi primera vez, con un grupo de estudiantes asistiendo a clase en la única escuela del campo de Ain Al-Helueh, donde vivía con mi familia. Éramos chicos atolondrados que no sabíamos hacer otra cosa que quejarnos y criticar todo lo relacionado con la situación: dura, muy dura y complicada.”

Salah recuerda una conversación clave que mantuvo con su madre en este período. Cuando la mujer pasaba al lado del grupo de chicos, que reunidos bajo un árbol cerca de la tienda familiar discutían su desilusión respecto de su status de refugiados, les habló, diciéndoles que si querían volver a su tierra natal deberían luchar por el derecho a retornar a Palestina. Fue este un momento único entre una madre y un hijo palestinos. Normalmente, a los hijos se los anima a adquirir una educación, descubrir y desarrollar una vocación y crear una familia. Sin embargo, en aquel momento, Salah descubrió que la causa a la que dedicaría su vida sería luchar por el derecho al retorno de los refugiados palestinos.

En 1952 se unió al Movimiento Nacionalista Árabe. Su principal actividad entonces fue distribuir el boletín Al-Tha’ar a los palestinos que vivían en los campos. Los artículos se centraban en la situación en Palestina y los crecientes desafíos que tanto él como sus amigos enfrentaban en Líbano, un país que aceptó de mala gana a 115.000 refugiados palestinos.

Resulta esencial comprender que en este período todas las actividades relativas a la cuestión palestina estaban perdidas. Salah y sus amigos se arriesgaron a ser detenidos, golpeados y torturados en caso de ser descubiertos en su esfuerzo de despertar la consciencia sobre la situación. En la mayoría de las ocasiones, se veían obligados a abandonar los campos para poderse organizar. Cualquier indicio de compromiso político los conduciría al arresto.

Los esfuerzos de organización política “subversiva” de Salah dieron un paso adelante en 1959, cuando él y sus amigos formaron el Grupo Juvenil Árabe Palestino (GJAP). Con 23 años, Salah había crecido rápidamente y desarrollaba su papel de organizador y líder natural. Respecto de las metas del GJAP, Salah escribe: “Nos centrábamos en dos objetivos principales: el derecho al retorno a Palestina basado en la resolución 194 de la ONU y la cuestión del rechazo y la oposición a ser instalados y convertidos en ciudadanos de los países de acogida, así como la emigración a otros destinos, una política que la UNRWA perseguía. Mi tarea fue organizar y participar en estas actividades”. Esto sucedió en una etapa en la que los palestinos eran tratados de manera especialmente dura en Líbano. !958 vio una “revolución” que derrocó al presidente libanés Kamil Chamoun, poniendo en su lugar al general Shihab. La ley Marshall se impuso indefinidamente y los campos se convirtieron pronto en prisiones. Dos era el número máximo de personas que podían caminar juntas; tres podía ser considerado manifestación. Los toques de queda se reforzaron y se exigieron permisos para viajar a los campos de refugiados, donde las luces en las casas debían apagarse a las 10 de la noche, bajo riesgo de arresto. Los vecinos a los que se les descubriera cualquier tipo de medio de comunicación (televisión, revistas o periódicos) que tratasen la cuestión palestina serían detenidos. Salah y sus amigos se dieron cuenta de que si querían crear organizaciones que ocultaran la verdadera naturaleza de su intencionalidad política, deberían ser capaces de justificar por sí solas su actividad.

Antes de 1948, los sindicatos palestinos se organizaron en beneficio de los trabajadores. Tras el establecimiento del Estado de Israel y la susbsecuente ocupación, se dio un un proceso de reorganización en la forma del Sindicato General Palestino (SGP). En 1965, Salah se integró en el SGP por mediación de Ahmad Yamani, un palestino de Líbano. El ascenso de Salah fue rápido. En 1966 se convertía en miembro del comité ejecutivo y fue elegido de la sección libanesa del SGP. En 1968, se trasladó a El Cairo, convirtiéndose en miembro de la Secretaría General. Este fue el principio del destacado perfil regional de Salah en la creciente causa nacionalista palestina.

El elemento central de la lucha de Salah Salah y sus asociados era el derecho al retorno de los refugiados palestinos. Fue en este tiempo que la cuestión se convirtió en objeto de especial seguimiento por parte de las potencias regionales y occidentales. Las administraciones árabes, norteamericana y europeas presionaban a los palestinos a través de la ONU para que aceptaran su status de refugiados como permanente. La comunidad internacional comenzó a acercarse, ofreciendo como resolución del conflicto palestino-israelí el asentamiento de los refugiados palestinos en la diáspora. Los palestinos eran gente desesperada viviendo en condiciones desesperantes. Los palestinos se arrojarían en brazos de la posibilidad de vivir en Líbano, Siria o Jordania o eso pensó la comunidad internacional. Si los palestinos de la diáspora pudieran ser absorbidos por los países de acogida, esto le evitaría a Israel la presión de concederles el retorno a su tierra. Además, los campos de refugiados dejarían de ser un adefesio estético o humanitario, y se frenaría el ímpetu palestino por crear un movimiento de resistencia como la OLP. Esta era la base sobre la que los gobiernos estadounidense, europeos y árabes pretendían resolver la situación. La realidad era bastante diferente. Los palestinos estaban desesperados; las condiciones de vida en los campos eran, y lo siguen siendo, atroces, y la cultura palestina estaba al borde de la extinción. Pero bajo ninguna circunstancia cesarían en su empeño por volver a Palestina. La adhesión permanente a la causa de los refugiados conformaba el nucleo de la creación de la OLP. Si abandonaban a los refugiados, abandonaban Palestina. Esta cuestión sigue siendo el punto más incomprendido por parte de los pensadores de las políticas occidentales. Se trata de una cuestión sobre la que Salah Salah basaría la mayoría de sus esfuerzos.

En 1964, Salah Salah fue elegido por el Comité Ejecutivo de la OLP para unirse al equipo que establecería la sección de la organización en Líbano. Su principal tarea fue desarrollar la estructura logística y una base activista, además de organizar actividades de acción directa en los campos, escuelas y universidades. Participó en “la promoción de asociaciones de estudiantes, mujeres, trabajadores y de refugiados palestinos en Líbano, que exigieran sus derechos civiles, políticos y sociales. También nos opusimos a las injustas políticas de la URNWA y de las autoridades libanesas”.

En 1967, Salah se convirtió en miembro activo del recién formado Frente Popular para la Liberación de Plalestina (FPLP). El FPLP se distinguía de la OLP por adherirse a la ideología socialista como forma de organizar al pueblo palestino. Salah fue pieza clave en este proceso. Su experiencia en dinamizar la comunidad lo convirtió en un elemento imprescindible en traer a escena una nueva dialéctica social, una que incorporaba cuestiones populares como el concepto de trabajo, la distribución de la renta, y la representación socio-política.

En los 70, los palestinos se estaban haciendo cada vez más vulnerables a los ataques. Los autores de alguna de la violencia más brutal contra refugiados inocentes en Líbano incluyen al ejército libanés y a las Kataeb (milicias paramilitares cristianas o falanges). En 1972, Salah Salah fue elegido por el Consejo Nacional Palestino como miembro del Comité Ejecutivo de la OLP. En 1973 fue elegido como negociador para parar los ataques del ejército libanés contra los palestinos de los campos alrededor de Beirut. Tras una intensa negociación de dos días, la delegación alcanzó finalmente el llamado “Acuerdo Malkart”, entre la OLP y los delegados del ejército, por el cual cesarían los ataques libaneses sobre los campos.

En 1975, ya convertido en líder de la OLP, Salah participó en la “delegación de la OLP para abrir el debate con las Kataeb y buscar una mejora o al menos una normalización de las relaciones entre palestinos y falangistas”. Esto ocurrió meses antes de la masacre de Ain El-Rommani, donde civiles palestinos que viajaban en autobús del campo de Tel Al-Zaatar a Beirut fueron objeto de una emboscada por parte de las milicias cristianas. Este hecho fue un catalizador para la guerra civil de Líbano.

En 1982, Israel había invadido Líbano y seguía en su avance hacia Beirut con la excusa de combatir a la OLP. Tras bombardeos incesantes sobre civiles inocentes y operaciones que eran más matanzas que combates, los israelíes fueron presionados para dejar que la OLP abandonara Líbano pacíficamente. Después de que los combatientes palestinos (los fedayines) dejaran el país, los palestinos quedaron sin protección. El Comité Ejecutivo nombró a cinco delegados, entre ellos a Salah Salah, que quedaron al cuidado de las familias palestinas.

En septiembre de 1982, las fuerzas libanesas falangistas masacraron a cientos de palestinos inocentes en los campos de refugiados de Sabra y Shatila, con la complicidad del ejército israelí, liderado por Ariel Sharon. Esto ocurrió a pesar del acuerdo establecido entre la OLP, las autoridades libanesas e Israel, garantizado por el enviado de EEUU, Philip Habib, quien estableció que los palestinos estarían seguros y a salvo.

De 1985 a 1987, la milicia shiitadel sur de Líbano, Amal, lanzó una guerra contra los palestinos en Beirut, Bekaa y Tiro. Estos ataques intentaban erradicar por completo a la OLP. Se emplearon tácticas brutales como la tortura, el secuestro, los arrestos arbitrarios, detenciones y demoliciones de viviendas. Salah fue uno de los tres negociadores, en representación de las facciones palestinas, que ayudaron a dar fin a estos ataques. Al final de la guerra de Amal, el liderazgo de la OLP quiso reafirmar su posición como única representante del pueblo palestino. Sin embargo, tal maniobra precisaba de cierta inteligencia. Existía una prohibición sobre la prensa nacional, para que no hubiera ningún tipo de cobertura sobre la OLP. Por lo tanto, se creó la Junta de Acción Nacional Palestina, como “tapadera” de la presencia de la OLP en Líbano- Salah Salah fue nombrado por el Comité Ejecutivo de la OLP presidente de esta plataforma, que incluía a todas las facciones de la OLP, hasta que fue detenido por los sirios en 1988. Fue liberado en 1989 bajo la condición de que no volviera a Líbano. Por ello, Salah fue a Túnez, donde se situaban los nuevos cuarteles de la OLP, para convertirse en miembro de la junta política directiva.

Con los israelíes continuando la ocupación del sur de Líbano, y la guerra civil cada vez más polarizada en facciones, los palestinos de los campos fueron abandonados. Salah continuó trabajando por estos refugiados olvidados. En 1988, antes de su arresto, el Consejo Nacional Palestino lo eligió director del Comité Permanente de Refugiados, un puesto que ocupa hasta la fecha.

En 1991, se firmaron en Arabia Sauditalos acuerdos de Taif, finalizando la guerra civil libanesa. Salah se reunió con dos delegaciones ministeriales, lideradas por el ministro libanés de Asuntos Exteriores Farris Boueiz y el presidente del Departamento Político palestino, Farouk El-Kaddoumi, en El Cairo. A Salah se le dio permiso para volver a Líbano y entablar negociaciones. Se ofrecieron varias soluciones para tres problemas concretos: el desmantelamiento de los campamentos militares palestinos, el desarme palestino de armamento pesado y medio (dejando las armas ligeras para mantener su propia seguridad) y la garantía de los derechos sociales y civiles de los palestinos residentes en Lïbano. Una vez que los palestinos aceptaron entregar el armamento referido y desmantelar sus bases, nuevas negociaciones se celebraron en Beirut para resolver la cuestión de los derechos de los palestinos. Sin embargo, tras la celebración de un referéndum que detallaba los derechos que disfrutarían, los delegados libaneses comunicaron a los palestinos que precisaban de una mayor preparación por parte libanesa. Tras varios intentos de Salah y sus colegas para concretar el estatuto final, los delegados libaneses se retiraron de las negociaciones, quedando hasta hoy sin resolver la cuestión de los derechos de los palestinos.

Cualquier palestino le debe algo a Salah Salah, pero su principal contribución ha sido para con los refugiados de Líbano. En 1999, Salah fundó el Centro de Comunicación Social “Ayial”, con el objetivo de proporcionar a los jóvenes palestinos de Lïbano, entre los 14 y 30 años, centros comunitarios, campos de verano y formación laboral que les prepare para una vida independiente.

La reputación de Salah Salah como líder y académico en relación a la cuestión de los refugiados palestinos le ha ganado una considerable atención pública. Las invitaciones para participar en conferencias internacionales sobre los refugiados palestinos inundan su ofician. En 1995, pasó a ser miembro de la Conferencia Árabe Nacionalista (CAN), un foro de debate anual en varios países del mundo árabe. La CAN aglutina a más de 500 académicos, intelectuales y políticos árabes, que discuten sobre la cuestión de los refugiados y sobre los cambios políticos en la región. En 1999, Salah fue elegido por la CAN como miembro de la Secretaría General de la Conferencia, un puesto que ha ocupado durante 3 años. Durante este periodo, los participantes discutieron sobre todo el espectro de las causas árabes, no sólo de las relacionadas con los refugiados.

En 2004, Salah participó en la Conferencia Internacional para un Estado Democrático en Palestina e Israel. Celebrada en Lausana, Suiza, a esta conferencia asistieron delegados israelíes que simpatizaban con la idea de resolver la causa del conflicto creando un único Estado para israelíes y palestinos. También en 2004, se celebró otra conferencia en París, centrada en la misma cuestión. Salah se refiere a esta conferencia así: “discutimos el procurar una solución con la creación de un único Estado democrático, en el que vivan juntos palestinos y judíos”. Tras esta conferencia, Salah fue elegido como uno de los tres miembros de un secretariado que siga desarrollando esta idea.

Salah Salah terminará 2005 con dos conferencias: la Conferencia Preparatoria para los Refugiados Palestinos y las Comunidades en la Diáspora y la Conferencia sobre Derechos Civiles y Sociales hasta la Consecución del Derecho al Retornos, que se centrarán sobre los principales puntos de la continuada lucha de Salah por representar a los refugiados palestinos olvidados.

Cumplidos los 69 años, Salah sigue luchando incansablemente por los derechos de los refugiados palestinos en Lïbano, desarrollando innumerables apariciones en televisión, firmando docenas de artículos, y participando en conferencias por toda Europa. Ha sido galardonado en varias ocasiones, en honor a su compromiso de por vida con la causa palestina. Entre los reconocimientos recibidos , figuran las placas honoríficas entregadas por el Foro Nacionalista Árabe, por el Secretario General del FPLP George Habash, la Asociación Juvenil Palestina de Gaza, la Unión de Mujeres de Jordania, e incluso un reconocimiento de la embajada de Cuba, firmado por Fidel Castro, por su contribución en la Asociación de Amistad Palestino-Cubana.

Salah Salah continúa caracterizando las tres caras de la lucha de los refugiados palestinos en Líbano.
En primer lugar, están desplazados de Palestina. En segundo lugar, son discriminados y atacados por el país que los acoge, y se les prohibe trabajar en numerosos campos, poseer propiedades y alcanzar la autonomía personal. Y en tercer lugar, desde que la firma de los acuerdos de Oslo en 1993 desmanteló a la OLP como única representante del pueblo palestinos, se han quedado sin referente en la defensa de sus derechos y en el disfrute de seguridad.

El destacado perfil de Salah le han ganado intentos de asesinato y arrestos:

1972: un carta bomba llega a su apartado de correos en Beirut.
1974: su hogar en el campo de Ain Al-Helueh es atacado con lanzagranadas
1976: un francotirador falla el disparo cuando Salah salía de su casa en Beirut
1982: nuevo ataque con lanzagranadas contra su hogar en Beirut.
1987: un grupo de asaltantes atacan con armas ligeras su coche en Sidón.

Salah ha sido encarcelado tres veces en Siria y 19 en Líbano. Sin embargo, Salah no ha cesado en su actividad, y siempre ha considerado a su familia como su principal fuente de inspiración. Su mujer, Samira, ha trabajado a su lado desde los días del Movimiento Árabe Nacionalista. Cuando se encontraron por primera vez en Siria en 1961, mientras Salah trabajaba con el padre de Samira, a él no se le ocurrió pensar que aquella joven fuera a convertirse en su futuro amor. En 1963, Salah fue detenido en Siria, y la víspera de su sentencia huyó al Líbano. No fue hasta 1970, cuando Salah volvió a Siria, que ambos se casaron. Samira se unió al FPLP y pasó a ser miembro del Comité Central en 1971. Ha sido miembro de la Secretaría General de la Unión General de Mujeres Palestinas y miembro del Consejo Nacional Palestino. Trabaja con Salah Salah en la Asociación de Amistad Palestino-Cubana y el Comité Permanente para los Refugiados Palestinos. En la actualidad es la directora del Departamento de Asuntos de Refugiados de la OLP en Líbano.

Salah y Samira tienen dos hijos, Rahib y Rima, y dos hijas Roula y Rasha, quienes también ayudaron a establecer el centro Ayial en 1999. En 1995, Rasha escribió un libro en francés, “El segundo año en Tiberias”, que es parte de la bibliografía de referencia para las ONGs francesas solidarias con Palestina. Antes de instalarse en Alemania con su marido, Roula aseguró el capital inicial para fundar el centro Ayial en Beirut, con fondos de la Asociación Frereich Ebert de Alemania, quienes pagaron los talleres, ordenadores y equipamiento de oficina. En 2000, Rasha puso en relación al centro Ayial con el Comité Católico Francés contra el Hambre y para el Desarrollo (CCFHD), quien dotó de fondos para un nuevo centro en el campo de Naher El-Barrid , en Trípoli. En 2005, el CCFHD financió la contratación de dos personas a tiempo completo, permitiendo a Salah utilizar su equipo para proyectos más intensivos.

En el 2006, tras la invasión de el Líbano y los bombardeos israelíes y la obtención de refugio de libaneses en los campos de refugiados palestinos, sin distinción de credo u opción política, ha desarrollado un proyecto para aprovechar esta circunstancia de convivencia para intensificar los lazos libaneses-palestinos y romper reticencias y actitudes de rechazo que existen en la sociedad libanesa ante los refugiados palestinos.

Salah Salah afirma que “mi principal éxito ha sido que mi familia siga comprometida con la causa palestina”.

En diciembre de 2006 el jurado del VI Premio Juan María Bandrés a la Defensa del Derecho de Asilo y la Solidaridad con los Refugiados que otorgan CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado) y la Fundación CEAR acordó por unanimidad premiar a Salah Mohammad Salah por su trayectoria de toda una vida en defensa de los cuatro millones de refugiados palestinos.

La fuente: Comité de Solidaridad con la Causa Árabe (CSCA).

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