¿Pueden coexistir el Islam y la democracia?
Por Thomas Cromwell
Una reciente edición de Los Angeles Times mostró dos opiniones distintas acerca de si la democracia es compatible con el Islam. Ambos autores eran musulmanes, pero uno, Ausaf Ali, piensa que ambos no podrían coexistir, mientras el otro, Maher M. Hathout, sostiene que sí.
Ali basó sus argumentos en la experiencia de su patria, Pakistán, donde el ejército en varias oportunidades ha ido tomando porciones de poder en detrimento de las autoridades elegidas, ya sea en tiempos de crisis nacionales o cuando consideró que era "beneficioso" para el país.
Hathout argumentó teóricamente escribiendo que "no hay ninguna contradicción real entre los conceptos de democracia y los principios del Islam". Él afirma que "la fe en el Islam y el seguimiento de su letra y espíritu llevará naturalmente a escoger la democracia sobre la autocracia o la teocracia". Alí, por su parte, lamenta que "ahora los paquistaníes hemos desarrollado la triste convicción de que la democracia como nosotros la entendemos no es justamente una forma viable de gobierno para mi país, porque los paquistaníes no tenemos la psicología social, la cultura política y la ética social para hacerla viable."
Pero mientras Hathout afirma que un musulmán elegirá naturalmente la democracia si sigue fielmente los preceptos de su religión, Ali argumenta que el Islam no prepara apropiadamente a sus seguidores para funcionar eficazmente en una democracia.
La posición de Ali seguramente perturbará o incluso enfurecerá a muchos buenos musulmanes que no sólo creen que el Islam es compatible con la democracia sino que también tienen centradas sus esperanzas en la democratización de los países musulmanes en los que viven.
Hoy la democracia es un problema importante en el mundo musulmán. Inclusive en Arabia Saudita, el mayor ejemplo de un gobierno islámico autoritario, el rey ha tenido algunos pequeños gestos para satisfacer en parte las aspiraciones democráticas de los sauditas con el establecimiento de un consejo consultivo.
En Egipto, Jordania, Yemen, Túnez, Marruecos y Sudán, la democracia es un asunto de importancia creciente. No obstante, en cada uno de éstos y otros países árabes, debe reconocerse que los viejos sistemas de gobierno, ya sean monarquías o repúblicas, están esencialmente intactos. La evidencia principal de esto es que la jefatura del Estado o del gobierno no se cambia regularmente a través de un proceso de elección.
Cuando nosotros miramos más allá del mundo árabe, el cuadro es variado. Irán, a pesar de un liderazgo religioso y político extremadamente conservador durante estas dos primeras décadas de revolución islámica, ha pasado por varias elecciones que llevaron a nuevos líderes a la cima del poder. Líderes que están conduciendo el país en una dirección más moderada.
La República Turca, establecida por el reformador Kemal Ataturk en 1923, ha sufrido periódicas intervenciones militares, pero no por períodos muy largos. Sin embargo, es el secularismo (o kemalismo) de la Turquía moderna el que se asocia normalmente con el éxito relativo de la democracia.
En Asia Central, los estados recientemente independientes con poblaciones mayoritariamente musulmanas han adoptado una "democracia" de estilo árabe.
En Asia, Malasia e Indonesia son los dos países musulmanes que despiertan mayor interés. Los dos pretenden ser democracias, pero ninguno está muy lejos de su pasado autoritario. Indonesia tuvo sus primeras elecciones nacionales realmente libres recién el último año. Esto quiere decir que todavía la experiencia no puede ser examinada. Aún no hay evidencias suficientes de que el Islam y la democracia coexistan exitosamente en ese país.
¿Pero por qué no podrían hacerlo? La democracia, después de todo, simplemente requiere que los ciudadanos ejerzan un cierto nivel de responsabilidad, como lo hace la mayoría de las religiones.
Hathout injustamente no menciona la importancia de la noción del khalifa en el Islam, en el que el líder de los creyentes es reconocido como el representante, o virrey, de Dios en la Tierra y por consiguiente debe ser seguido por todos los buenos musulmanes. La psicología social instilada en comunidades musulmanas por esta creencia ha sido explotada por algunos líderes después de los califas.
La democracia ha ido llegando lentamente al mundo islámico principalmente porque los mayores cambios que originaron el advenimiento de los sistemas democráticos de gobierno en Europa _el renacimiento, la reforma y la ilustración_ no se ha reflejado sustancialmente en las sociedades islámicas.
La modernización en Dar Al Islam, cuando ha ocurrido, ha sido como una imitación artificial de desarrollos occidentales y no producto de un cambio interior.
Pero nosotros veremos estos cambios cada vez más internalizados, sobre todo a través de la educación. Confío en que el Islam y la democracia verdaderamente podrán coexistir.
La fuente: Thomas Cromwell es el Editor en jefe de la publicación egipcia The Middle East Times, (www.metimes.com)