PESE A LA OPOSICION DE LOS ECOLOGISTAS
La biotecnología agrícola puede ser una solución para Africa
"El hecho de negar a la gente hambrienta y desesperada de Africa los medios para controlar su futuro presumiendo saber lo que es mejor para ellos no sólo es paternalista sino moralmente equivocado", sostiene el ministro de Agricultura de Nigeria, que rechaza muchos de los postulados conservacionistas de las ONG occidentales. "Los cultivos orgánicos, los métodos sofisticados de distribución de alimentos y otros enfoques son buenos y apropiados para aquellos que pueden darse el lujo de pagar el experimento", sostiene el autor.
Por Hassan Adamu
Es posible matar a alguien con amabilidad, literalmente. Este podría ser el resultado de los bien intencionados pero terriblemente equivocados intentos de los grupos europeos y norteamericanos que aconsejan a los africanos tener cuidado con la biotecnología agrícola.
Aseguran tener el medio ambiente y la salud de la población como puntos centrales de su oposición, pero las pruebas científicas refutan sus teorías de que las cosechas mejoradas no son seguras. Si tomamos en serio sus alarmistas advertencias, millones de africanos sufrirán y morirán, posiblemente.
La biotecnología agrícola -por la cual las semillas son mejoradas para infundir tolerancia a los herbicidas o resistencia a los insectos y todo tipo de enfermedades- encierra una gran promesa para Africa y otras zonas del mundo en donde circunstancias como la pobreza y condiciones de cosecha deficientes vuelven difíciles las tareas del agro.
Los fertilizantes, herbicidas, insecticidas, maquinarias y otras herramientas que los países más ricos dan por sentadas como parte de su régimen agrícola son lujos en países más pobres.
Además, el suelo en los climas tropicales o en zonas con clima inhóspito no puede ser cosechado exitosamente mediante las formas tradicionales.
Estas circunstancias exigen soluciones agrícolas únicas y muchas de ellas fueron posibles gracias a adelantos de la biotecnología. El hecho de negar a la gente hambrienta y desesperada los medios para controlar su futuro presumiendo saber lo que es mejor para ellos no sólo es paternalista sino moralmente equivocado.
Desde ya que los que tienen tierras fértiles y una abundancia de alimentos tienen todo el derecho a decidir cómo les gustaría levantar sus cosechas y procesar sus alimentos. Los cultivos orgánicos, los métodos sofisticados de distribución de alimentos y otros enfoques son buenos y apropiados para aquellos que pueden darse el lujo de pagar el experimento.
Pero la gente que se muere de hambre no cuenta con este lujo. Quiere comida y no sermones, y sin duda no vamos a dejarnos intimidar por ecoterroristas que destruyen las cosechas de prueba e interrumpen reuniones científicas que tratan de sacar a la luz los hechos. Está mal y es peligroso que gente privilegiada presuma saber qué es lo mejor para todo el mundo. Y cuando esto ocurre, no puede sorprender que aquellos a los que se les imponen cosas vean esta actitud como colonialista.
Protagonistas del desarrollo
Millones de africanos, niños la mayoría de ellos, sufren de desnutrición y hambre. La biotecnología agrícola ofrece, en este sentido, una forma para detener el sufrimiento.
Tal como indicó hace poco Florence Wambugu, una de las principales genetistas de plantas de Africa, “en Africa, los alimentos transgénicos podrían, literalmente, erradicar la pobreza”.
Los africanos no estamos pidiendo que vengan otros y cultiven nuestros alimentos como tampoco que aporten los medios financieros para implantar este sistema en nuestros países. Deseamos sentarnos a la mesa como protagonistas. Conocemos el estado de nuestros campos. Estamos al tanto de las amenazas, los insectos y las enfermedades que existen. Podemos trabajar como socios, de modo de crear las semillas capaces de construir pueblos y naciones. No queremos que se nos niegue esta tecnología a raíz de un concepto equivocado de que no comprendemos los peligros o las consecuencias para el futuro.
Entendemos. Entendemos que este sistema debe seguir siendo objeto de estudio y un uso cuidadoso. Entendemos también que la biotecnología agrícola ha sido considerada segura y nutritiva por muchas y respetadas organizaciones nacionales e internacionales, como el Consejo Nacional de Investigaciones, el Consejo Nuffield de Bioética, la Organización Mundial de la Salud, la Organización de Alimentos y Agricultura de las Naciones Unidas, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Europeo, la Asociación Médica Norteamericana y la Asociación Dietética Norteamericana.
Procederemos con cuidado y de manera reflexiva, pero deseamos tener la oportunidad de salvar las vidas de millones de personas y de modificar el curso de la historia en muchos países. Ese es nuestro derecho y no deberíamos ser rechazados por quienes tienen la idea equivocada de saber cómo debería vivir todo el mundo o creer tener el derecho a imponernos sus valores.
La dura realidad es que, sin la ayuda de la biotecnología agrícola, muchos no vivirán.
La fuente: el autor es el ministro de Agricultura y Desarrollo Rural. Su artículo fue publicado por The Washington Post y, en su versión en español, por Clarín (www.clarin.com.ar)