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lunes, mayo 20, 2024

La guerra civil se acelera

Opinion/IdeasLa guerra civil se acelera

La guerra civil se acelera Los islamistas vuelven a la reconquista solapada de mezquitas y calles. Volantes y afiches llaman a las mujeres a vestir la hijab y a abandonar el modelo occidental. ¿Se volverá a los primeros días del terror, como en enero de 1992? “No -dice el presidente-. El terrorismo está agonizando.” Por Amale Samie La Sonatrach (empresa de hidrocarburos estatal) ha prometido un ingreso petrolero de 20.000 millones de dólares para el 2000. Esto ocurre luego de algunos años difíciles, que coincidieron con varios “deseos” drásticos del FMI y del Banco Mundial. Reajuste estructural, privatizaciones y otras medidas impopulares a los ojos de la clase obrera, que manifestó varias veces su disgusto. ¿Es posible que el Estado argelino afecte una parte del ingreso de este año a cubrir las necesidades más urgentes y que invierta la mayor parte en la reactivación y en acciones paliativas de emergencia para solucionar los problemas de los grupos más postergados de la población? ¿El dinero va a ir a parar a los bolsillos conocidos? Argelia está en peligro por razones que los argelinos conocen. El terror prospera gracias a la miseria y a los fracasos de la democracia. No hay un solo dirigente político creíble que no haya hecho sonar la voz de alarma. Inclusive el partido presidencial, el RND y el RCD están empezando a dudar. Han elegido la concordia civil decidida por Abdelaziz Bouteflika y “ratificada” por referéndum, pero como ella no ha funcionado, los argelinos han olvidado la existencia inclusive de estos partidos, les es suficiente saber que están en el oficialismo. Por supuesto, entre 1998 y 1999, con la llegada de Bouteflika a la presidencia, el terror retrocedió espectacularmente. La concordia civil, apenas tres meses después de su aplicación, había dado sus frutos. Pero todo ha cambiado desde hace seis meses. El terror no ha inundado a Argelia. Pero desde hace tres meses, el ciudadano argelino común, sobre todo en el campo, está sumido en múltiple temores: terroristas, bandidos, patriotas (grupos de autodefensa armados por el gobierno), fuerzas de seguridad, milicias, y se cometen exacciones, operaciones de “limpieza” con armamento pesado, aterrorizando a la población, que vive en el miedo cotidiano. Genocidio a fuego lento El terrorismo ha decidido ahora destruir a Argelia. Barbudos o no (los islamistas reclaman a los hombres que no se afeiten), los que permiten o comandan este genocidio a fuego lento claman fuertemente que depondrán las armas cuando sea proclamada la república islámica. En lugar de reaccionar vigorosamente, el poder intenta desesperadamente complacer a los islamistas. ¿Qué salida propone el presidente argelino? La continuación y la ampliaciónde la amnistía y de todo lo que puede permitir reciclar a los terroristas. Mientras que inclusive los arrepentidos más “comprometidos” con la política del presidente, los terroristas del EIS (Ejécito Islámico de Salvación, brazo armado del FIS) retoman también la guerrilla en Jijel, exactamente en los lugares donde se los había aislado cuando habían “depuesto” las armas. Ahora, la guerrilla mata y aterroriza a los pueblos en pleno día y vuelven a ganar tranquilamente sus refugios, a algunos cientos de metros de los lugares de sus crímenes. La teoría oficial del terrorismo residual ha sido inmediatamente seguida por la teoría de la delincuencia común. Los argelinos tienen las dos teorías. Y ellos están desarrollando un tono sarcástico cuando hablan de su presidente. Pero este presidente no está acá simplemente de paso. El tiene que gobernar. Mientras sus discursos irritan a los ciudadanos, sus propósitos tranquilizadores sobre el fin de la guerra civil proviocan lo contrario de lo que espera: todo el mundo dice que Argelia está al borde de un desastre que inclusive podría comprometer nuevamente el futuro del país. Es así que los militares se sienten desmotivados por el mutismo oficial, frente a los balances suministrados por la prensa independiente. Los soldados vuelven a sus cuarteles, las fuerzas de seguridad intentan simplemente no dejar su piel en una escaramuza inútil. La inquietud de las poblaciones es terrible frente a lo que está sucediendo. No hay más masacres a gran escala, la comunidad internacional no toleraría un nuevo Bentalha. Pero familias enteras temen ser degolladas y ametralladas cada día en los lugares aislados del país. Las víctimas militares son cada vez más numerosas y el ejército no dice nada. No hay más que dos campos en el país. El de los asesinos y sus cómplices y el de la pobre gente que escucha los ruidos de la noche. Los terroristas han retomado la iniciativa porque han cambiado de estrategia. pero el poder no da su brazo a torcer y asegura que “el terrorismo vive sus últimas hroas”. Una cosa debe ser definitivamente clara. Mas allá de las disputas, de la política llevada por Argelia con el tema del Sáhara marroquí, más allá de las crisis, de la indiferencia o de las fronteras abiertas o cerradas, más allá de todo lo que puede haber pasado, lo que sucede en Argelia no puede sernos indiferente. La victoria de los demócratas argelinos sería una victoria para toda la región, pero ahora es necesario que la sangre cese. Las fuerzas políticas que quieren esto podrían juntar sus fuerzas con la sociedad civil real para imponer una solución que tenga respaldo popular. La fuente: Maroc Hebdo (http://www.maroc-hebdo.press.ma), semanario marroquí de información general. 20.000 ejemplares. Es considerado un medio con información seria e independiente.

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