Acusan a shiitas libaneses del asesinato del presidente del Congo, Laurent Kabila
Un informe oficial de Kinshasa dado parcialmente a publicidad por la prensa local concluye que la decisión de acabar con el presidente obedeció a que el mandatario había dado la exclusividad de la explotación y comercialización de diamantes a una empresa israelí
Shiítas libaneses fueron quienes ordenaron el asesinato en enero del presidente de la República Democrática de Congo (RDC), Laurent Kabila, según el informe oficial sobre el magnicidio publicado parcialmente por la prensa local.
El diario congolés Le Palmarés señala que los cerebros del complot entregaron 30 millones de dólares para “acabar con Kabila”, después de que éste cancelara todas las concesiones para la explotación y comercialización de diamantes para dar la exclusividad a la firma israelí IDI Diamonds.
Los shiítas, según el rotativo, financiaban en el Líbano parte de sus actividades con el dinero que “de manera dudosa” obtenían de la RDC y otros países africanos, principalmente con el tráfico clandestino de piedras preciosas, el lavado de dinero y la distribución de dólares falsificados.
Según el informe, unas 60 personas están involucradas en el complot, que “tiene amplias ramificaciones” y que está siendo investigado por expertos congoleños asistidos por angoleños y zimbabwos, países militarmente aliados de Kinshasa. En los informes se identifica como “cabeza” del plan para asesinar a Kabila al coronel Eddy Kapend, que fue el principal asesor militar del fallecido presidente. Por su parte, Emil Mota, asesor económico de la presidencia y único testigo presencial del asesinato, en la actualidad se encuentra bajo arresto y acusado de ser una “pieza clave” del crimen.
Aunque en el informe no se precisa, la posibilidad de que el magnicidio fuera organizado o contara con el visto bueno de los aliados militares de Kinshasa fue barajada por medios diplomáticos occidentales acreditados en la capital congoleña. Según esa versión, los países que apoyan al régimen de Kinshasa -Angola, Zimbabwe y Namibia- contra los rebeldes que tratan de derrocarlo, habrían tomado esa decisión debido a la actitud del presidente congoleño de bloquear todas las iniciativas para lograr una salida negociada al conflicto armado que azota a la RDC.