El papel de la CIA en el proceso de paz palestino-israelí
Por Dean Klovens
En medio de la reanudación de las conversaciones de paz de alto nivel entre Israel y los palestinos a principios de enero de este año, el papel de la Agencia Central de Inteligencia norteamericana (CIA), evaluando y mediando en cuestiones de seguridad entre Israel y la Autoridad Palestina (AP), es considerado más fundamental que nunca para el futuro del proceso de paz. Mientras se tenga a la CIA como un árbitro neutral para implementar estos acuerdos se podrá, al fin y al cabo, corregir la política.
El director de la CIA, George Tenet, en un papel público cada vez más creciente, se ha expuesto, así como a su agencia, a la crítica despiadada dentro de la inteligencia y los círculos políticos en Washington.
La CIA tiene una historia larga de involucramiento con Israel y con la OLP. Los lazos de la agencia con el Mossad israelí datan desde 1951. Ambas agencias comenzaron monitoreando a la OLP en 1964 y trabajaron clandestinamente para reclutar a agentes palestinos que espiaran para sus respectivas causas.
La conexión de la CIA con Yasser Arafat y la OLP viene de comienzos de la década del 70, cuando Arafat usó a la CIA como un canal diplomático de respaldo, conociendo que ésta había sido bendecida por la Casa Blanca. El primero de los contactos confidenciales sostenidos entre la CIA y la OLP fue establecido en Marruecos en 1976 y más adelante desarrollado por Richard Ames, un mediador por las causas árabes, dentro de la CIA. Es más, la CIA era un instrumento para proteger las figuras moderadas de la OLP, incluyendo a Yasser Arafat, y ayudó a intermediar en un trato en los comienzos de los 80 que hizo posible a la OLP la evacuación de su cuartel general en el Líbano y su instalación en Túnez.
A pesar de que los contactos de la CIA fueron desmejorando en los 80, por los ataques terroristas ulteriores durante las administraciones de Reagan y de Bush, ellos fueron reavivados y expandidos por la administración de Clinton poco después de que israelíes y palestinos firmaran los Acuerdos de Oslo en 1993.
La CIA estableció a un alto oficial en Tel Aviv para facilitar la cooperación de seguridad entre los dos lados. Esta misión, más bien inusual, fue ampliada y formalizada durante las negociaciones de paz en 1998 en Wye Plantation (Maryland) por pedido del consejero de seguridad nacional de los Estados Unidos, Sandy Berger, y por Dennis Ross, el jefe del equipo negociador norteamericano en Medio Oriente.
El entonces primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, dio la bienvenida al papel formal de la CIA porque desconfiaba de los servicios de seguridad palestinos. Y Arafat aceptó también la idea, no sólo debido a su desconfíanza de los israelíes, sino también debido a su inclinación general para recibir a un tercero que intervenga en el proceso de paz. El memorándum de octubre de 1998 de Wye Plantation, que requirió de Israel el canje de territorios por una acción más dura por parte de la AP en la prevención de golpes terroristas contra israelíes, perfiló un papel central para la agencia en el monitoreo, de ambos lados, del acatamiento del acuerdo.
Durante los últimos dos años, agentes bajo el comando de la base principal de la CIA en Tel Aviv han supervisado activamente los esfuerzos de seguridad de Arafat, inspeccionando los despliegues de tropa israelíes y palestinas, las reducciones verificadas en la dimensión de la fuerza de la policía palestina, el seguimiento de los esfuerzos palestinos para arrestar a sospechados de terroristas y buscó asegurar que esos supuestos terroristas no fueran contratados como oficiales de seguridad.
La agencia también ha sido oficialmente encargada de monitorear los esfuerzos israelíes por controlar a los colonos provocadores en la Franja de Gaza y Cisjordania previniendo los actos de terrorismo, el crimen y las hostilidades dirigidas contra palestinos.
Además, oficiales de la CIA estacionados en Tel Aviv se encuentran regularmente con israelíes y representantes de la AP para resolver disputas, ayudar a manejar los puntos de control de frontera y la revisión de otras materias de seguridad.
Estas tareas han involucrado una íntima coordinación de la CIA con la Inteligencia General Palestina (Mukhabbarat al-Amma) y el Servicio de Seguridad Preventivo (PSS), y con varias agencias de inteligencia israelíes (Mossad, Shin Bet, Aman).
Hasta hace muy poco (enero de 2001), se celebraban reuniones quincenales formales para repasar los pasos tomados por la AP para eliminar las células terroristas y las estructuras de apoyo que planean, financian y abastecen a los grupos insurgentes.
A pesar de los fuertes lazos políticos, económicos y emocionales entre los Estados Unidos e Israel, la CIA ha ganado una confianza considerable en el lado palestino, debido a la amistad personal relativamente íntima entre Tenet y Arafat y los esfuerzos norteamericanos por fortalecer los servicios de la inteligencia de la OLP en áreas importantes como infiltrar los grupos terroristas, la comunicación clandestina, los métodos de interrogación, la tecnología de sistemas y el procesamiento de información.
Los oficiales de la AP también ven a la CIA como un recurso, ambos tratando con los israelíes y manteniendo el control sobre su propia población (los líderes del grupo militante islamista Hamas se quejan a menudo de hallarse “cara a cara con la organización de inteligencia más grande del mundo”).
Además de enseñar a sus colegas palestinos técnicas sofisticadas de recolección de inteligencia, la CIA también ha proporcionado financiación a los cuarteles generales de inteligencia palestina en Jericó y Ramallah. La relación de la CIA con los servicios de seguridad de Arafat es evaluada por muchos palestinos como un reconocimiento tácito de la soberanía palestina.
El papel de la CIA en Medio Oriente implica no sólo el entrenamiento de las fuerzas de la AP. También incluye el monitoreo de los interrogatorios (no participando en ellos) y compartir inteligencia con los grupos islamistas.
Los defensores de derechos humanos de los palestinos objetaron la participación de la CIA, quejándose de que la agencia está tácitamente apoyando el uso de la tortura por parte de la AP, la detención prolongada sin juicio y otros abusos sobre derechos humanos. Hasta el momento, no hay ninguna evidencia de participación de la CIA en ningún interrogatorio.
¿La misión de la CIA corre riesgo?
El acercamiento abierto de la CIA al hombre medio ha traído la crítica de algunos expertos de inteligencia americanos, que dicen que su participación pública “enturbia el agua”, poniendo la misión de la CIA en conflicto con el tradicional papel de acopio de inteligencia secreta.
Existe la posibilidad de que los datos de precisión y la información puedan ser suprimidos para apuntalar la política poniendo en peligro la misión de la CIA, que es que recoja, evalúe y analice la información y la presente de una manera imparcial.
Las consideraciones políticas podrían interferir con su objetivo central de recoger y analizar inteligencia y proporcionar información a los hacedores de política en los Estados Unidos. La actuación equilibrada de la CIA contribuye a la habilidad de la Casa Blanca de tener tratos con israelíes y palestinos de modo parejo, un papel que el jefe de la base de Tel Aviv, Jeff O’Connor, debe seguir si la paz será lograda y la credibilidad de los Estados Unidos mantenida.
LA CIA no está haciendo política sino que simplemente está cumpliendo con ello. Sus operativos actúan como enlaces, realizando misiones de indagación de los hechos, pasando entonces importante información de seguridad a lo largo de ambos lados. Esto es consistente con su historia de lucha contra el terrorismo y la ayuda a los aliados en la región a vivir pacíficamente juntos. El papel de la CIA en el proceso de paz es una acertada herramienta de política extranjera.
La conclusión
Facilitar cooperación de seguridad entre Israel y la AP ¿tiene sentido luego de varios meses de confrontaciones violentas entre los dos lados?
Desde que la CIA ha ganado un alto grado de credibilidad y un récord de neutralidad entre palestinos e israelíes a través de los años y puede proporcionar información crítica a ambos lados en una atmósfera de confianza y convicción, su papel es tan importante como siempre. El involucramiento de la CIA es necesario para futuras reuniones de negociaciones, para discutir cómo los acuerdos de paz serán estructurados e implementados. Su presencia, ciertamente, no cesará, mientras su neutralidad cuente con la confianza de ambos lados que sienten que se pueden presentar disputas y que cuentan con un árbitro imparcial que puede actuar como un intermediario abierto.
Cuando los días de la administración de Clinton estaban llegando a su fin y los días de Tenet en la CIA podían ser contados, la CIA pudo continuar ayudando a los dos lados a comunicar y progresar en sus perspectivas para la paz. Como la administración de Clinton se alivianó a si mísma para los libros de historia, en medio de una reciente ronda de conversaciones entre oficiales de seguridad israelíes y palestinos, Tenet estuvo una vez más en la vanguardia de las discusiones de seguridad. La fuente: Dean Klovens trabaja para una firma consultora de investigación y selección localizada en Chicago. Posee un máster en Política Pública y se especializa en la investigación de temas relacionados con inteligencia extranjera y espionaje. El artículo fue publicado en Middle East Intelligence Bulletin. La traducción del inglés pertenece a Roberto Faur.