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domingo, mayo 19, 2024

¿Por qué muchos marroquíes dejan su país para encarar aventuras inciertas?

Sociedad¿Por qué muchos marroquíes dejan su país para encarar aventuras inciertas?

LA RUTA HACIA CANADA

¿Por qué los marroquíes dejan su país para encarar aventuras inciertas?

La emigración hacia Canadá tiene actualmente un vigor sin precedente. Cada vez más marroquíes, sobre todo de clase media, se instalan en ese país de América del Norte. Marruecos parece no ser suficiente para colmar sus legítimas ambiciones.

Por Abdellah Chankou

Vivir en el exterior es un sueño. Partir para los marroquíes se ha trasformado en un leitmotiv, una palabra a la orden del día, una suerte de esperanza colectiva. Partir es la nueva llave del éxito, una forma de lograr la propia realización. Para triunfar en la vida profesional y dar todo lo que le permitan su capacidad. Hasta aquí, los candidatos para la partida se reclutan entre los dejados de lado, esa juventud desesperada, sin empleo, sin futuro. “No hay nada que hacer en Marruecos”, se oye decir por todos lados. Una desesperanza que tiene su mayor carga dramática para quienes, para llegar a España clandestinamente y encontrar un medio de subsistencia, atraviesan el estrecho con peligro de vida. Nada que perder, pasar o morir. Pero la cosa está cambiando.No sólo los emigrados clandestinos quieren irse. El deseo de expatriarse invade igualmente a los que tienen una situación profesional en el país, aquellos que se ganan bien la vida. Esta categoría social quiere también instalarse bajo otros cielos. El ritmo se acelera. Hasta creer que todo el mundo quiere emigrar, dejar la nave. Esto muestra el malestar profundo que corroe al país. Las conversaciones sociales se deslizan, a menudo, sobre esta forma de emigración, la fuga de cerebros y de la elite. Se mencionan los nombres de amigos que han tomado voluntariamente el camino del exilio. Se habla de la falta de confianza y la ausencia de perspectivas de futuro para justificar esta hemorragia.La emigración a Canadá tomó, en el curso de los últimos años, proporciones importantes. Es la ruta obligada o casi. Más que un efecto de la moda, es un mar de fondo que atraviesa a la sociedad marroquí. La fascinación por Europa no es ya la que era, los candidatos para la partida cambiaron de dirección y miran más allá, del otro lado del Atlántico.Estado federal de América del Norte, limitado al sur por los Estados Unidos, al oeste por el océano Pacífico, al noroeste por Alaska, al norte por el océano Artico y al este por el Atlántico, Canadá es un país muy vasto. Un territorio de 9.976.139 kilómetros cuadrados donde vive una población de apenas 30 millones de habitantes. A pesar de la crudeza del clima, atrae los flujos migratorios desde hace cuatro siglos. Sin embargo, la comunidad marroquí está concentrada, francofonía obliga, en la región de Quebec, situada al nordeste del continente americano. Los caminos para la emigración a Canadá son múltiples. Algunos recurren a estudios de abogados cuyos honorarios alcanzan los 30.000 Dh. Los avisos invaden los diarios e Internet. Pero este medio tiene sus inconvenientes. Primero, el candidato corre el riesgo de esperar mucho tiempo antes de obtener una respuesta, ya sea positiva o negativa. Y luego, como es un negocio jugoso está lleno de timadores que explotan la angustia de los inmigrantes potenciales. Entonces, el medio más seguro es la vía oficial. Enviar un pedido al gobierno de Quebec, por medio de la embajada de Canadá en Rabat. No es suficiente enviar la postulación parra que sea aceptada. Los criterios de selección de los candidatos son rigurosos.La elección se hace en función de las necesidades del país en materia de capacidades. Los perfiles pedidos son universitarios o recibidos en escuelas técnicas que tengan un mínimo de un año de experiencia. Los sectores privilegiados: tecnología de la información, ingeniería, finanzas, servicios. .. Las profesiones que Marruecos justamente necesita para crecer y despegar. ¿Hasta cuando Marruecos va a seguir detenida como un proyecto, como una obra en construcción?Hassan es auditor. Naima trabaja en sistemas. Esta pareja está haciendo las valijas. Destino: Canadá. Hassan y Naima inscribieron primero a sus hijos, un varón y una mujer, en las universidades canadienses. Es ahora el turno de reencontrarse con ellos. Se sienten cada vez menos cómodos en su casa. Y además, piensan que allá tienen posibilidades de trabajar y vivir mejor.Parejas como Naima y Hassan, hay cientos. Sólo quieren partir. El servicio de inmigración se desploma cada día bajo una avalancha de pedidos de emigración. En el 2000, la embajada de Canadá en Rabat emitió 2800 visas permanentes con una tasa de rechazo del 12%. La comunidad marroquí que vive en Canadá está estimada en cerca de 60.000 personas. Esta cifra está condenada a subir durante los próximos años.Pero, ¿por qué esta clase de profesionales, provenientes esencialmente de la clase media, toman el camino del exilio? Durante las conversaciones con los postulantes, se evoca la calidad del ambiente de trabajo en Canadá y posibilidades de desarrollo que no se ofrecen en Marruecos. En realidad, hay otra cosa. Los que quieren instalarse definitivamente en Canadá no buscan a priori hacer fortuna. Pero, hay gente que ambiciona solamente la nacionalidad canadiense que se obtiene al cabo de tres o cuatro años. Para eso, se presentan como inversores deseosos de montar un proyecto en Canadá. Unica condición: depositar el equivalente a 3 millones de Dh en un banco canadiense.Este trámite se hace generalmente en París. Una vez en Canadá el inversor potencial tiene que tramitar los papeles de residente y puede hacer viajes de ida y vuelta entre el país por elección y el de origen, en espera de transformarse en canadiense. Durante este tiempo, si el dinero no es utilizado por el depositante para poner en marcha efectivamente su proyecto, es aprovechado por otros ya que queda insertado en el circuito económico local. De esta manera, las autoridades canadienses aprovechan este recorrido hacia la nacionalidad para obtener dinero fresco. Numerosos marroquíes, hombres de negocios afortunados, inclusive personalidades políticas, recurrieron a este procedimiento que se acompaña a menudo de una fuga de capitales. Tomar una nacionalidad extranjera tranquiliza y protege a la vez. Un pie aquí y un pie allá. Algún día… Nunca se sabe… Una especie de válvula de seguridad. Una especie de sombrilla extraterritorial en relación a un Marruecos habituado hasta ahora a vivir bajo los paraguas. Estos últimos, cerrados, ya no protegen más. Los privilegiados de ayer, que han sacado provecho del sistema, son los primeros en criticarlo, en querer huir de él. Marruecos comienza a cambiar. Los privilegios se reducen, la impunidad está cada vez menos garantizada. Cuando el país tiene necesidad de ellos, luego de haberles permitido enriquecerse, ellos abandonan el barco como ratas. Es así. La ingratitud.Cada uno asume su interés por Canadá. Cada uno es libre de sus movimientos. Libre de ir a instalarse donde quiera. Lo que en primer lugar atrae a la mayoría de los candidatos a la partida, son sin embargo las ventajas ofrecidas por este país. Ventajas que aun los Estados Unidos y ciertos país europeos no ofrecen. Se trata sobre todo del confort, de la cobertura médica y del sistema educativo en términos de calidad de enseñanza.La enseñanza. Este último punto empuja a la mayoría de las parejas a elegir Canadá. Están dispuestos a sacrificarse por los hijos, a soportar la crudeza del frío y la nostalgia del país para que ellos reciban una formación que les permita insertarse fácilmente en la vida activa. Carreras tan específicas como la agroalimentaria, la farmacéutica, la aeroespacial y las tecnologías de la información están disponibles. En suma, un circuito universitario pragmático y eficaz cuyos diplomas encuentran fácilmente contratación. Cosa que el sistema educativo marroquí, con dificultades para salir de la crisis que lo mina, no está en condiciones de ofrecer. El futuro en Marruecos da miedo. La incertidumbre total. “A menos que se tengan medios para garantizarles a los hijos educación en el extranjero, no se está tranquilo por el porvenir de ellos”, explica un candidato a la partida. Ciertamente, se vive bien en Canadá, no se aburren. Los entretenimientos no faltan. Todo esta reglamentado como en una partitura musical. Cada uno conoce sus derechos y sus obligaciones. Sin privilegios, Sin favoritismo ni despotismo.Pero Canadá no es Eldorado donde el dinero sobra. El salario mínimo es de 6,9 dólares la hora. Pero esto depende del perfil, la experiencia y el sector de actividad del candidato. Una cosa es segura: hay que trabajar duro par ganarse la vida. Además, encontrar un empleo no es fácil. Los recién llegados, a menos que desembarquen con unos pesos en el bolsillo, lo que no es el caso de todo el mundo, deben luchar por salir adelante y lograr una situación conveniente. Es necesario, sobre todo, conocer los secretos. Y además, el desempleo no es inexistente. En Quebec, la tasa de desocupación en 1999 era de 9,1%, mientras que en toda Canadá es del 7,2%.No son cifras que van a disuadir a los candidatos a la partida. Nada detendrá a aquellos que quieren irse. Marruecos no supo retener a sus hijos. ¿Qué hacer? A menos que se cambie el rumbo y se restaure la confianza, nada. Algunos pueden argumentar que los desplazamientos son un fenómeno normal, que existió y existirá siempre. Otros pueden inclusive decir que los flujos migratorios representan una cierta riqueza cultural. Se consuelan como pueden.La fuente: Maroc Hebdo, semanario que edita 20.000 ejemplares. Está dirigido fundamentalmente a los intelectuales, los estudiantes y la diáspora marroquí y tiene información seria e independiente. http://www.maroc-hebdo.press.ma

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