Imponen pruebas de virginidad a las estudiantes de medicina de Turquía
Las autoridades de Salud Pública decidieron expulsar de los claustros a las jóvenes que hayan tenido relaciones sexuales. Hasta hace dos años la comprobación de la virginidad, indispensable para contraer matrimonio, era una práctica generalizada en los establecimientos educativos públicos. Aunque fue prohibida, sigue contando con el apoyo de gran parte de la población.
Representantes estudiantiles turcas reclaman a las autoridades la anulación de una nueva medida que exige la realización de pruebas de virginidad a las estudiantes de las facultades de Medicina.
En enero de 1999, el Ministerio de Justicia de Turquía emitió un decreto dirigido a los fiscales en el que prohibía la realización de pruebas de virginidad a las mujeres. Hasta entonces esta comprobación era una práctica obligatoria que se realizaba sobre todo en los dormitorios de las escuelas públicas. La prueba de la virginidad, indispensable para contraer matrimonio, contaba y sigue contando con el apoyo de gran parte de la población, especialmente el de los conservadores islámicos.
Una de las consecuencias directas de esta práctica es el suicidio de adolescentes temerosas de la reacción familiar cuando se descubra que han mantenido relaciones sexuales sin estar casadas. Además, tampoco es infrecuente que las propias familias, sobre todo en el sudeste del país, de mayoría conservadora, y en las zonas rurales, efectúen la comprobación de la virginidad de sus familiares solteras y decidan matarlas si en el examen se descubre que el himen no permanece intacto.
El ministro de Salud Pública, Osman Durmus, ha justificado la puesta en marcha de la medida asegurando que de este modo se protegerá a las menores de la prostitución. La medida, que solo se aplicará a las estudiantes de las facultades de Medicina, en las que también se cursan estudios de Enfermería, supondrá la inmediata expulsión de las alumnas que hayan mantenido relaciones sexuales.
Representantes de las enfermeras se entrevistaron con el ministro Durmus para expresarle su oposición a una medida que atenta, según le hicieron saber, contra la libertad y los derechos humanos.
La justicia turca también contribuye a mantener la discriminación por motivo de sexo que caracteriza a esta sociedad. Amnistía Internacional ha denunciado en numerosas ocasiones la casi total impunidad de que gozan quienes deciden matar a una mujer adúltera, a pesar de que desde 1999 el adulterio femenino no está castigado por la ley. La misma impunidad que protege a quienes ejercer violencia sobre las mujeres, incluida la policía. En Turquía la justicia está del lado de los hombres, entre otros motivos porque éstos son los representantes legales de sus mujeres.
La fuente: Prensa Mujer (http://www.prensamujer.com/010719/sociedad11.htm)