Los árabes bajo la lupa Por Salama Ahmed Salama
Las campañas de hostilidad, de ataque y de provocación dirigidas contra los árabes y los musulmanes en los Estados Unidos y en la mayoría de los países occidentales son cada vez más importantes. Es evidente que cuando los Estados Unidos comiencen sus operaciones militares de represalias -lo que no va a tardar- nos enfrentaremos a una discriminación racial. Involucrará a todos aquellos que tengan rasgos árabes u orientales, en los aeropuertos, las calles, las universidades. Las mezquitas y los centros islámicos y árabes se volverán el blanco de ataques y provocaciones.
Hace algunos días, recibimos un llamado telefónico de un periodista árabe residente en Berlín, y no en los Estados Unidos. Según él, numerosos árabes habitantes de esta ciudad comenzaron a recibir e-mails en los que los amenazan de muerte. Por otra parte, algunas mujeres originarias de los países árabes son humilladas e insultadas.
Hubo efectivamente casos de ataques e intentos de incendiar mezquitas y centros islámicos en Texas y en Australia. Otro tanto sucede en los aeropuertos y en las compañías aéreas, donde todos los que poseen un pasaporte árabe o de Medio Oriente son sospechosos.
Un gran número de dirigentes, entre ellos Bush, Blair, Schroeder y Jospin ha lanzado llamados para impedir que esta hostilidad avance, pero es en vano, pues los medios y especialmente las cadenas de televisión, insisten en el “terrorismo islámico” y difunden un mensaje hostil hacia los árabes “bárbaros” que quieren aniquilar la civilización occidental. Los comentaristas y presentadores de la televisión occidental no dejan de calificar de “islámico” o de “árabe” a criminales o acusados. Con el único objetivo de movilizar a la opinión pública europea y occidental, en un arranque de solidaridad con los Estados Unidos. Y no queda más que armar el identikit del terrorífico enemigo “árabe musulmán”.
Se puede también esperar una escalada de la situación en los Estados Unidos. Luego de Pearl Harbor, las autoridades norteamericanas apresaron a decenas de miles de norteamericanos inocentes, pero de origen japonés. Los habían metido en campos de detención luego de investigaciones dirigidas por los aparatos federales como los que siguen hoy a decenas de árabes y musulmanes. No fueron liberados más que después del fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando Japón anunció que se rendía.
El problema que se plantea ahora es cuál es el papel de las embajadas y representaciones diplomáticas en los Estados Unidos, Canadá, Australia y Europa. ¿Por qué no protestan unánimemente contra estas agresiones y contra estos procedimientos abusivos? Guardar silencio y mostrar un perfil bajo es una prueba de debilidad. Esto envalentona a los otros para ir todavía más lejos.
La fuente: el autor es un politólogo egipcio. La nota fue publicada en Al Ahram Hebdo, semanario egipcio que tira 10.000 ejemplares. Es una publicación del grupo Al Ahram destinada al público francófono (www.ahram.org.eg/hebdo).