La “Doctora Virus”, madre del arsenal bioquímico de Irak
Rihab Rashida Taha, la bióloga iraquí creadora de las cepas más virulentas de ántrax probadas en prisioneros de guerra iraníes, ha podido entregar armas químicas y bacteriológicas a Osama ben Laden y sus lugartenientes de Al Qaeda. Los servicios de inteligencia occidentales sospechan que la “madre” del mayor arsenal bioquímico del mundo habría colaborado y asesorado al terrorista saudita por orden de Saddam Hussein. Según una revalación dada por el diario español La Razón, el Mossad ya ha facilitado a la CIA pruebas concretas sobre la presunta implicación de Saddam Hussein en armas bacteriológicas, como ántrax, “botulinum” y “crimean congo”, que actualmente podrían estar en manos de militantes de Al Qaeda en Europa y los Estados Unidos.
Por Pedro Arnuero
Rihab Rashida Taha, presunta creadora del arsenal bioquímico iraquí. 
El Mossad la conoce bajo dos terroríficos apodos:”Doctora Virus” y “Madame Germen”. Su verdadero nombre es Rihab Rashida Taha, la “madre” del mayor arsenal de armas bioquímicas del mundo, en poder de Irak. Hace veinte años, esta estudiante de biología convenció a Saddam Hussein de la necesidad de crear más de 10.000 virus y bacterias mortales, entre ellos las cepas del ántrax, que probó primero en ratones, perros y más tarde en prisioneros de guerra iraníes y en la población iraquí de origen kurdo. No es de extrañar que, actualmente, en plena guerra contra el terrorismo, y ante la amenaza de ataques biológicos, Taha sea el objetivo número uno de los servicios secretos occidentales. El Estado de Israel y su servicio secreto, conocido por su personal como “El Instituto”, han sido desde hace veinte años los principales interesados en conocer el verdadero potencial del arsenal nuclear, químico y bacteriológico de Saddam Hussein. Ellos fueron los primeros en quitar el velo y descubrir a la “Doctora Virus”, a la que consideran actualmente como la mujer más peligrosa del mundo.
Globalizar el conflicto
“Es fanática, lista, sin escrúpulos, admira a Saddam Hussein y odia a los Estados Unidos por lo que han hecho contra su pueblo”, explican a este periódico fuentes cercanas al Mossad. “Si alguien sabe cómo preparar una ataque biológico o químico masivo, aprovechando la actual situación de guerra entre Estados UNidos, los talibanes y Ben Laden, ésa es sin duda la Doctora Virus, y de esta manera, implicar a Israel en una guerra contra Palestina e Irak, que es lo que realmente quieren Saddam y Ben Laden: globalizar el conflicto y trasladarlo de Afganistán a Irak y Palestina”.
Durante la Segunda Guerra del Golfo, los israelíes fueron los únicos que sufrieron los ataques de los misiles Scud iraquíes. Por eso el Mossad viene avisando a la CIA del peligro que Ben Laden pueda utilizar el bioterrorismo en su represalia por los bombardeos sobre Afganistán. La CIA califica a Taha como “una brillante científica con grandes dotes de mando, que después de unirse al general Amir Rashid, responsable de los servicios de inteligencia del ejército, se hizo cargo en 1988 del Proyecto 324, la creación de las armas biológicas más letales del mundo”. En EE UU ya se han confirmado varios casos de ántrax y un muerto. El FBI tiene la sospecha de que detrás de ellos está Mohamed Atta. El propio Atta ya se interesó de cómo pilotar aviones fumigadores, una de las maneras más eficaces de utilizar armas químicas o biológicas a gran escala contra la población civil. Atta era el enlace de Al Qaeda con la Jihad Islámica iraquí y se entrevistó varias veces en Praga con agentes del servicio secreto de Saddam Hussein y con diplomáticos de la embajada de Irak. Según el FBI, Atta tenía conexión directa con el lugarteniente de Ben Laden, Al Zawahiri, a través del jefe de operaciones de Al Qaeda, Mohamed Atef.
La pista iraquí se consolidó cuando la CIA supo que Ben Laden se reunió con Faruk Hijazi, embajador en Turquía, en Kandahar varias veces en 1998 y 1999. Hasta 1995, la “Doctora Virus” era prácticamente una desconocida para “casi” todo el mundo, salvo para los agentes de “El Instituto”, su principal enemigo. Los inspectores de la ONU, que buscaban tras la guerra armas de destrucción masiva en Irak, pronto descubrieron a la “madre” del mayor arsenal bioquímíco. En Bagdad, el jefe de la ONU, Rolf Ekeus, coincidió varias veces con “Madame Germen”. En uno de los encuentros los responsables de las Naciones Unidas, cargados de pruebas, la acusaron de estar supervisando el programa de armas bacteriológicas. Taha se levantó de la mesa muy molesta y dio un portazo. Se la considera la creadora de 27 toneladas de armas bioquímicas, que desaparecieron tras la Guerra del Golfo, y que Saddam Hussein escondió en túneles y búnkers.
La “Doctora Virus” tenía un arsenal de 8.000 litros de gas ántrax, cuatro toneladas de VX (una poderosa toxina nerviosa que se utiliza como arma química contra soldados) y de 17 toneladas de gases nerviosos. El propio Saddam Hussein la convirtió en la responsable de la Comisión de la Industria Militar de Bagdad, y bajo su mando tiene a 20.000 técnicos, doctores, científicos y especialistas militares encargados del programa iraquí de armas de destrucción masiva.
La fama de la “Doctora Virus” empezó a fraguase en 1984, cuando se graduó en biología aplicada por la East Anglia University en Norwich (Reino Unido). Sus profesores la recuerdan como una mujer introvertida y callada. Siempre se mostraba interesada en cómo combatir la toxina en las plantas o crear fármacos que combatiesen a los virus. Pero, sólo era en apariencia. A “Madame Germen” le pudo más el otro lado de la “fuerza”. Cuando regresó a Irak su misión no era curar enfermedades, sino provocarlas.
El Mossad descubrió que al volver de Inglaterra, Taha potenció el terrorífico “Proyecto 324”, creando dos nuevas plantas militares secretas. La primera en Salman Park, a unos 100 kilómetros al sur de Bagdad, donde se especializó en la creación de nuevas cepas de ántrax. Taha desarrolló una cepa de ántrax en forma de esporas y gas, mediante ingeniería genética y biorreactores. La segunda planta está en Al Hakim, una ciudad secreta a 80 kilómetros al nordeste de Bagdad bajo el control de su marido, el general Rashid, con el que tiene una hija. Rashid fue responsable años más tarde de los ataques con misiles Scudcontra la población civil de Tel Aviv en la Guerra del Golfo. Aquí ambos trabajaron en el desarrollo de un misil Scud cuya ojiva cargada con medio kilo de esporas de la bacteria del ántrax podría aniquilar a 50.000 personas en menos de 24 horas. Oficialmente, estas dos plantas no existían y cuando los inspectores de la ONU preguntaban sobre su existencia la propia “Doctora Virus” no tuvo más remedio que reconocer que se trataba de instalaciones para crear “antibióticos” para la población infantil.
Las dos fábricas fueron cerradas en teoría por la ONU, pero fueron trasladas de lugar, como ocurrió con la fábrica de Al Manal, donde “Madame Germen” creó siete mil metros cúbicos de toxina botulínica concentrada. La gran mentira sobre estas plantas se confirmó cuando en 1995, el general iraquí Hussein Kamal desertó en Jordania y contó con detalle la implicación de la “Doctora Virus” en la creación del mayor arsenal de bioarmas.
Las pruebas contra Irak
¿Es posible que Saddam Hussein haya asesorado o entregado a Ben Laden armas bacteriológicas? Los servicios de inteligencia creen que es bastante probable y que incluso los talibanes y Ben Laden tengan cepas de ántrax dentro de Afganistán. La posibilidad de que Ben Laden o su organización tenga armas químicas o biológicas es real. Los expertos aseguran a La Razón que una cosa bien distinta es crear o tener bioarmas y otra poder desarrollarlas como instrumentos de destrucción masiva. Eso sin contar con los problemas de transporte y manipulación. Es preciso contar con científicos muy experimentados en bioarmas para convertir, por ejemplo, antibióticos en bacterias virulentas. Es lo que los expertos denominan “biología negra”, el uso clandestino de la biotecnología y la ingeniería genética para crear armas recombinantes. Esta tecnología de doble uso es muy costosa, ya que se necesita un biorreactor para multiplicar el virus, y no siempre es factible esta operación. Existen cepas de ántrax como la” utilizada para vacunas, de animales, que no puede ser reactivada como cepa virulenta de ántrax.
La “pista iraquí” con Ben Laden apareció por primera vez en diciembre, cuando los servicios de seguridad alemanes descubrieron la presencia de células integristas del disidente saudita y agentes iraquíes. Se pensó que no estaban relacionadas entre sí, aunque tenían previsto cometer atentados contra intereses americanos las pasadas navidades. La detención de los terroristas evitó la tragedia. El Mossad facilitó a la CIA pruebas de la conexión entre Ben Laden y Saddam Hussein, días después de los atentados. La primera vino por parte del espionaje militar israelí, que acusó a Irak de patrocinar los atentados, a través de Imad Mughniyeh, de Hezbollah, y Ayman Al Zawahiri, fundador de la Jihad Islámica egipcia. Estos dos militantes relacionados con Ben Laden integran la lista de los 22 más buscados por el FBI tras los atentados del 11 de septiembre en los Estados Unidos.
El Mossad le siguió la pista
El sábado 23 de noviembre de 1996 cundió la alarma en la embajada de Israel en Madrid. Agentes del Mossad esperaban la llegada en el aeropuerto de Barajas de tres personas procedentes de Jordania. Dos ciudadanos iraquíes, una mujer de unos cuarenta años y un hombre de unos 50 años, acompañados de otra persona de nacionalidad sueca. Los tres procedían de Bagdad y tomaron un avión en Amán con destino a Madrid para evitar el embargo aéreo. En Jordania agentes del Mossad los “cazaron” y avisaron a su base en España.
Un automóvil sin credenciales diplomáticas los esperaba en la terminal internacional. Después de un discreto seguimiento, los agentes judíos pudieron comprobar que el vehículo se dirigió a la embajada iraquí. En ese momento otro servicio secreto, la CIA, vigilaba también la presencia de los dos hombres y la extraña y enigmática mujer. Los agentes del Mossad robaron fotos de los turistas y las pasaron a los expertos en Tel Aviv. El mensaje que llegó desde Israel era preocupante. La inocente mujer que se presentaba, junto al ciudadano sueco y el agente secreto de Saddam Hussein, como doctora en bioquímica del Ministerio de Sanidad iraquí, era en realidad “Madame Germen”, Rihab Rashida Taha.
¿Qué pintaba en España la “Doctora Virus”? La CIA consiguió infiltrar durante unos días a un experto confidente en armas químicas y biológicas, dentro de una de las empresas españolas a las que había acudido la delegación iraquí, para desarrollar medicamentos para la población infantil iraquí. Ésa era la versión oficial y humanitaria del viaje, la tapadera perfecta para lograr sus propósitos. La operación se abortó, al menos entonces. El Mossad sabía que la fábrica de medicamentos serviría de banco de pruebas para ensayos mortales de la “Doctora” contra Israel.
La fuente: diario La Razón, Madrid (www.larazon.es).