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domingo, mayo 19, 2024

Los clanes e Internet, la receta de Somalilandia, país sin deudas

PolíticaLos clanes e Internet, la receta de Somalilandia, país sin deudas

Los clanes e Internet, la receta de Somalilandia, país sin deudas

DATOS DEL PAIS

Somalia ha sufrido una de las peores violencias de Africa, al punto de que la mayoría de las organizaciones internacionales huyeron. Hoy, Somalilandia, región del norte somalí, se recuperó y tuvo éxito en un crecimiento económico sin par en Africa. Desde que se declaró independiente, esta provincia se dedicó a conciliar las tradiciones clánicas y un liberalismo digno del FMI. El ex protectorado británico, separado de Mogadiscio en pleno caos, vive hoy la paz y un desarrollo notable. Base ideal de los comerciantes entre Asia y Africa, no conoce más que dos ideologías: el comercio e Internet.

Por Yves Petignat

Niñas de Somalilandia en la escuela.

Están allí, los cambistas de dinero, con sus fajos de 500 shillings amontonados en pequeñas cajas enrejadas, al borde de la ruta polvorienta, entre la carcasa de un Mig puesto en memoria de las víctimas de la represión de Siyad Barré y el cruce ocupado por decenas de vendedores de hojas de qat, el euforizante local y casi oficial. El cambio se hace en la misma calle: doce fajos de 100 billetes, muy voluminosos para ponerlos en los bolsillos, contra un billete de 100 dólares. Con una fortuna tan visible, ¿cómo pasearse con un sentimiento de seguridad por las calles populosas de Hargeisa, la capital de la precaria Somalilandia? “Ningún problema -dicen, divertidos, dos jóvenes de Djibouti que vinieron a buscar la frescura de esta región-. Aquí nadie corre riesgo, es mucho más seguro que Djibouti o Kenya”. La moneda local, símbolo de una soberanía todavía no reconocida en el plano internacional, y la seguridad, indispensable para el comercio, son los objetos de orgullo de los somalilandeses. Dos preciosos logros que los distinguen definitivamente de sus primos del Sur, los somalíes de las costas del océano Indico.

Hablar aquí de reunificación es considerado como una traición. Mientras los clanes y los jefes de guerra se disputan Mogadiscio, la antigua capital de la Somalia italiana, y luchan por el poder y los dólares procedentes de todo tipo de tráfico, el ex protectorado británico de Somalilandia supo en diez años imponer la paz interior y un sentido desarrollado de los negocios.

Jurídicamente, Somalilandia no existe. Su soberanía, autoproclamada en 1991, no es reconocida por ningún país. Por temor a provocar la susceptibilidad de los países de la Organización de la Unidad Africana (OUA), puntillosa sobre la intangibilidad de las fronteras, aun la ONU evita estar demasiada activa allí.

La paz fue difícil de obtener. Somalilandia pagó cara su resistencia a la dictadura socialista de Siyad Barré: ciudades arrasadas, saqueos y exterminios masivos. Extenuada, la población, apoyándose en los clanes tradicionales, prácticamente impuso al Somali National Movement, el movimiento de guerrilla, la secesión desde la caída de Siyad Barré, en 1991. Y mientras el Sur caía en la anarquía y los ajustes de cuentas, la operación “Restore Hope” movilizaba a los cascos azules, los medios y los millones de ayuda humanitaria, el Norte construía su paz sin la ayuda de nadie. Necesitaron tres largos “shir”, las tradicionales reuniones de los jefes de clan, para evolucionar de una repartición clánica del poder a una fórmula mágica y a un sistema de consenso, con un principio de multipartidismo, que hace a menudo pensar en Suiza, bajo la vigilancia de los jefes tradicionales. Esto permitió superar una vuelta de la violencia entre 1994 y 1996.

En mayo, una nueva Constitución fue adoptada por el 97% de los somalilandeses. Con tres compañías de teléfonos privadas, un sistema escolar reconstruido de las ruinas, dos universidades privadas, hospitales sostenidos por la diáspora, una explosión de comercio electrónico, su sistema económico ultraliberal, la ausencia de impuestos y tasas ridículas, Somalilandia disfruta de una situación económica y sanitaria envidiable por muchos de países africanos, explica Alí Mohamed Waran-adde, ministro de Información, destituido de sus funciones una hora después de nuestro encuentro.

Somalilandia es el único país del continente que no está endeudado. No reconocido, no se beneficia de ninguna ayuda exterior, excepto la asistencia de la Unión Europea. Unánime, la población denuncia la ignorancia demostrada por la comunidad mundial, lo que priva al país de la ayuda económica internacional. Por el contrario, Ahmed Dirir Alíi, uno de los diputados más influyentes del Partido Islámico, en pleno ascenso, expresa el sentimiento de la nueva generación de hombres de negocios enriquecidos por el comercio entre Africa y Asia, gracias al desarrollo de las telecomunicaciones: “La soberanía, la tomamos; el reconocimiento internacional vendrá cuando se vean nuestros resultados. No tenemos necesidad de ayuda humanitaria”.

Si bien se supo encontrar una vía hacia la paz y el desarrollo, hecha de pragmatismo, de retorno a las raíces tribales para encontrar una estabilidad y a Internet para pasar a una administración más virtual que eficaz, Somalilandia no escapa al mal del continente: la corrupción. Poco faltó para que el presidente Mohamed Ibrahim Egal fuera sometido a un proceso de destitución por el destino dudoso de las indemnizaciones a las que Total-Elf acababa de ser condenado. Los jefes de clan, que lo llevaron al poder, lo acusan, a él y a su administración, de corrupción. La crisis amenaza. La presencia del petróleo en las costas de Berbera y la perspectiva del retorno de las grandes compañías petroleras excitan a todos. “La paz la tenemos. ¡La corrupción, también!”, concluye Ahmed Dirir Alí. Este anciano emigrado, formado en Londres y de regreso a Dubai, encarna la voz de la rica e importante diáspora de Canadá, Gran Bretaña, Dinamarca y Suecia, que sostiene a Somalilandia con esfuerzo.

Un país de nómades y narradores Somalilandia se extiende sobre un territorio equivalente a Inglaterra y Gales. Está bordeado, al Norte, sobre 736 kilómetros, por el Mar Rojo. El terreno se escalona entre las planicies costeras del Mar Rojo y los montes de 1200 metros de altura que bordean la frontera con Etiopía. Semidesértico, es un país casi vacío. Sin embargo, los valles paralelos a la costa entre el principal puerto de pesca y de comercio, Berbera, y la ciudad de Erigavo son un verdadero vergel de cítricos y frutas exóticas de todas clases.

Más del 55 por ciento de los 2.500.000 habitantes de Somalilandia, un pueblo que adora a los poetas, los cuentistas y los cantantes, es nómade o seminómade. Tienen asegurado lo esencial de la economía nacional gracias a la exportación del ganado bovino, camellos y corderos hacia los países del Golfo. El año útlimo, la fiebre que afectó a la región del Riff africano tuvo como consecuencia el cierre de los principales países de exportación, Arabia Saudita y Yemen, lo que trajo graves problemas a los ganaderos.

Por el momento, el país cuenta con mucho apoyo de su poderosa diáspora para completar los ingresos propios todavía insuficientes. Sin embargo, habría sido descubierto petróleo a lo largo de la costas así como también reservas de gas, mientras que algunos valles tendrían oro y uranio. El puerto de Berbera, situado estratégicamente en el cruce de rutas entre Africa, Asia, los países del Golfo y Europa, es llamado, como antaño comprendieron los soviéticos que habían instalado una base militar, a transformarse en un centro comercial estratégico.

Las vueltas de la historia 1886: Gran Bretaña pone bajo protectorado la regiones del norte de Somalia, “Somalilandia”. 1946: Los territorios del sur, ocupados por Italia, y Somalilandia son confiados a una administración militar inglesa. 1950: Naciones Unidas le encarga a Italia preparar a Somalia para la independencia, prevista para 1960. 1960: Somalilandia y los territorios administrados por Italia son reunidos en la República de Somalia. 1967: El futuro presidente de Somalilandia, Mohamed Haji Ibrahim Egal, es nombrado primer ministro de Somalia. 1969: El general Mohamed Siyad Barré se transforma en presidente de Somalia, luego de un golpe de Estado. 1971: Socialismo científico decretado e instituciones clánicas abolidas, la URSS sostiene el régimen. 1977: Guerra contra Etiopía para conquistar Ogaden. Cambio de alianza: la Unión Soviética se retira a las costas de Etiopía y los Estados Unidos respaldan a Siyad Barré. 1981: Establecido en el Norte, el clan de los Issas crea el Somali National Movement (SNM) para combatir al régimen. 1988: El SNM inicia una ofensiva en todo Somalilandia. La represión contra los Issas es terrible y la ciudad de Hargeisa es destruida. Los refugiados se multiplican en Etiopía. Enero de 1991: El régimen de Siyad Barré es derrocado. El SNM, que había renunciado a marchar sobre Mogadiscio, no es considerado, ya que el clan que domina la capital había formado un nuevo gobierno del cual estaba excluido. Mayo de 1991: Durante un “shir” (asamblea tradicional) en Burao, los jefes de los clanes llegan a un acuerdo sobre la independencia de Somalilandia, que es proclamada. El SNM es el encargado de sentar las bases del Estado en tres años. Proveniente de este movimiento, Abdiraham Tur es designado como primer presidente. Ningún país reconocerá esta república. Los clanes de Somalia del sur se enfrentan duramente. 1992: Operación “Restore Hope”: los norteamericanos desembarcan en Mogadiscio. 1993: Naciones Unidas toma la posta. Sus tropas son hostigadas por los clanes. Hay centenares de muertos, entre ellos también del lado de Naciones Unidas. Febrero a mayo de 1993: Una conferencia nacional reúne en Borama a los jefes de los clanes, los hombres políticos, los repesentantes de los grupos de poder y los jefes religiosos. Se adopta una Constitución Nacional y se constituyen el Parlamento, el gobierno y un Poder Judicial. La presidencia es confiada a Mohamed Egal, ya que el presidente Tur no había logrado cumplir con el mandato de fundar el Estado. 1994: La ONU se retira totalmente de Somalia. Fin de 1994 a 1996: Se retoman los combates en varios frentes. Enfrentamientos entre las fuerzas gubernamentales y las milicias del clan de los Garhajis por el control del aeropuerto de Hargeisa. Escición en el SNM y enfrentamientos entre los movimientos del ex presidente Tur (favorable a la reunificación con Somalia) y del presidente Egal. Al este de Somalilandia, rebelión del clan de los Issas, sostenido militarmente por el gobierno de Djibouti (mayoritariamente de origen issa). 1997: Una conferencia de los jefes de clan confirma por cinco años el mandato del presidente Egal. Mayo de 2000: Los ciudadanos de Somalilandia aceptan por una impresionante mayoría su primera Constitución, que abre el camino del multipartidismo. Julio de 2000: una moción que pide la destitución del presidente es rechazada por el Parlamento. La oposición lo acusa a Mohamed Egal de buscar pervertir el proceso que conducía al multipartidismo para conservar el poder.

La fuente: Le Temps, periódico suizo que edita 100.000 ejemplares. Nació, en 1998, de la fusión del Nouveau Quotidien y del Journal de Genève et Gazette de Lausanne (www.letemps.ch).

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En Rusia, los llaman simplemente los "afganos". Son esos 650.000 hombres que, entre 1979 y 1989, hicieron la guerra "del otro lado del río". Alcoholismo, problemas psíquicos y suicidios son comunes entre estos parias olvidados. El veterano Alexandre Golik dice que siente "piedad por esos chicos" norteamericanos que ahora se arriesgan a encontrarse frente a los combatientes afganos. Porque "es imposible cambiar cualquier cosa de la manera de ver la vida de aquella gente, su amor por la libertad... Los norteamericanos tendrán allí la misma dificultad que nosotros. Y les pasará lo mismo". Escribe Marie-Pierre Subtil.

Encuentran armas de destrucción masiva en Irak

Finalmente, el dilema sobre el empleo de armas de destrucción masiva ha quedado develado. Científicos iraquíes tienen pruebas incontrastables de su uso en el pasado y también este año y de los efectos devastadores que están causando. Tales armas, prohibidas por las convenciones internacionales, no fueron empleadas por las tropas de Saddam Hussein sino por los soldados de la coalición que lo derrocaron. Las fuerzas norteamericanas admitieron haber usado más de 300 toneladas de uranio empobrecido en 1991, aunque se estima que la cantidad real es más próxima a las 800 toneladas, lo que causado una crisis sanitaria que ha afectado a casi 300.000 personas. Como si eso no fuera suficiente, sólo en abril de este año las tropas de los Estados Unidos utilizaron 200 toneladas más en Bagdad. Escribe Lawrence Smallman.

“Hezbollah ya es un Estado dentro del Estado”

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Durante los ochenta, los Estados Unidos estimaron conveniente financiar a los yehadi (los mujahidines afganos más conservadores desde el punto de vista religioso) para enfrentar la ocupación soviética. Durante su gobierno, aterrorizaron a la población civil con ataques indiscriminados de cohetes, violaciones, torturas y asesinatos hasta tal punto que, cuando aparecieron los talibanes en 1996, fueron bienvenidos. Esa es una historia conocida. Lo que la prensa se niega a difundir es que tras la caída de los talibanes, esos mismos dirigentes yehadi han vuelto a aparecer, al amparo de la Casa Blanca, en la cúspide del poder, lo cual ha tenido consecuencias catastróficas para la población afgana en general y para las mujeres en particular. Escribe Meena Nanji.

Israel – Palestina: la última guerra colonial

En el doble discurso del conflicto de Medio Oriente hay preguntas que pueden hacerse e interrogantes imperdonables, obigaciones y permisos. Los palestinos deben poner fin a la violencia; deben arrestar, perseguir y castigar a los autores de actos terroristas; deben entender que, aunque sus demandas sean legítimas, no pueden canalizarlas por la violencia; deben comprender que la violencia ha tenido un impacto terrible en Israel. Muy bien: ¿y cuáles son los deberes del gobierno israelí? ¿Puede Sharon controlar a su pueblo? ¿Puede controlar su ejército? ¿Puede detener a sus militares por la muerte de niños, por dejar bombas caza-bobos en huertos o por disparar desde sus tanques los campamentos de refugiados? ¿Puede detener Sharon la canallada de un ejército que destruye centenares de casas de refugiados palestinos en Gaza? ¿Puede impedirles a los colonos judíos que sigan robándole tierras a los palestinos? ¿Puede evitar que sus asesinos del servicio secreto liquiden a sus enemigos palestinos o concreten las llamadas matanzas selectivas? Escribe Robert Fisk

El desorden mundial del día después

¿Qué vendrá después de esta guerra? Algo que preocupa a la inmensa mayoría de los paquistaníes es que los talibanes, derrotados y arrinconados en su país, entren en Pakistán y hagan estragos en sus ciudades y en su sistema social. Pashawar, Quetta, Lahore y Karachi son especialmente vulnerables. Entonces, los occidentales, una vez apuntada la victoria (?), se taparán los ojos ante el desastre que dejan detrás. Respecto del supuesto objetivo de esta operación -la captura de Ben Laden- no será fácil. El se encuentra bien protegido en las remotas montañas del Pamir, y puede muy bien desaparecer. Pero continuará siendo proclamada la victoria. Occidente confiará en la corta memoria de sus ciudadanos. Pero supongamos que Ben Laden es capturado y matado. ¿De qué manera ayudará esto a la guerra contra el terrorismo? Habrá otras personas que decidirán imitar de diferentes maneras los sucesos del 11 de septiembre. Más importante aún, el escenario se trasladará a Medio Oriente. Escribe Tariq Alí.