David Gistau
A USA ha llegado la primera bolsa de plástico, mortaja del primer legionario imperial singularizado, rescatado en su identidad, por una muerte que le convertirá en el héroe fugaz de las conversaciones de barbacoa, de las que desplazará durante un par de semanas a Michael Jordan antes de ser olvidado para siempre. Un retrato de uniforme sobre un piano, eso quedará de , dueño de un rostro convencional de los que abundan en los bailes de graduación y en el tipismo benigno de Norman Rockwell: un buen muchacho, uno de los nuestros.
La guerra de Vietnam fue insufrible por el exceso de muertos, abundancia ortográfica en el mural de Arlington que dio a Joan Báez agrietando la retaguardia a golpes de guitarra. La del Golfo quedó en una suerte de excursión lúdica porque nadie regresó amortajado, decepcionando a los necrófilos que necesitan que se les muera el vecino para vestir ese orgullo dominical que se sopla los mocos del llanto en la bandera. , cuya muerte añade trascendencia dramática a la guerra vista desde la barbacoa, representa la justa medida: es poco para sacar la guitarra del armario, es suficiente para edificar una idea de heroísmo colectivo que prestigia incluso a la CIA, siempre algo oscura y licántropa.
De hecho, resulta curioso que, a través de , la CIA sustituya a los “marines” en la fotogenia del héroe. Los “marines”, estética bajo el confeti en la Quinta Avenida. La CIA, sacamantecas clandestinos expertos en hacerle la autopsia a un vivo durante un interrogatorio. , buen muchacho consagrado por la muerte, era sin duda uno de esos “personajes muy desagradables” que, según Cheney, eran los que iban a librar y a ganar esta guerra nada fotogénica por subterránea. Una guerra de poceros antes que de paladines. Algún día, en la Quinta Avenida desfilarán “marines” como pintados por Rockwell, cumpliendo con las reglas estéticas de una épica cándida. De ese desfile habría sido excluido , pocero ahora redimido por la muerte, por la necesidad de héroes.
La fuente: el autor es columnista del diario español La Razón (www.larazon.es).