La herencia de Mulele
Léonie Abo, la viuda de Pierre Mulele, dirigente del levantamiento popular de 1964-1967 contra la implementación del régimen neocolonial de Mobutu, se presentará en los comicios legislativos que la República Democrática del Congo celebrará el 18 de junio. Por Tony Busselen
Léonie Abo era enfermera de los partidarios de Mulele en la región de Kwilu. Su marido fue asesinado de manera brutal, por orden de Mobutu. Ella vivió 33 años en el exilio en Congo-Brazzaville. Recién en 1996 volvió al Congo. Desde ese momento, vive y trabaja en Kinshasa. Con algunos simpatizantes, gerencia una granja en las afueras de la capital y con lo que produce aprovisiona a los barrios populares. Inspira así a otros granjeros y a jóvenes a desplegar sus esfuerzos para construir el país. Es una figura emblemática de los intelectuales que ponen sus conocimientos y su capacidad al servicio de la población. Trabaja también en el gabinete del vicepresidente Abdoulaye Yerodia, ministro responsable de la reconstrucción y del desarrollo rural. Finalmente, ella contribuye con organizaciones femeninas locales para instrumentar programas de ayuda para niños subalimentados. Léonie Abo participará de las elecciones para defender los principios de independencia y de democracia popular que son también los principios de Lumumba y de Kabila padre. Es candidata en las elecciones en la región de Kikwit.Desde los años 60, en el Congo, las elecciones son exclusivamente un asunto de ricos, léase de grandes ladrones. La actual propuesta de ley electoral impone un depósito de 250 dólares para presentar la candidatura, mientras que el ingreso medio en el Congo es de sólo siete dólares por mes. Las elecciones son caras, aun si la campaña se lleva adelante con medios simples y sobrios. El precio de los afiches y desplegables es tan alto en Kinshasa como en Bruselas. El precio de la nafta es el mismo.Léonie trabaja en equipo con otros candidatos surgidos de la lucha popular de los últimos años. La verdad sobre un bárbaro asesinatoPierre Mulele y Théodore Bengila fueron asesinados el 3 de octubre de 1968. En esa muerte se expresa toda la crueldad y la bestialidad del neocolonialismo que, entre 1960 y 1997, arrasó y destruyó el Congo. Desde diciembre del 67 hasta septiembre del 68, Mulele y su mujer Abo estuvieron en su región natal Matende-Lukamba. Mulele daba allí lecciones políticas, como siempre hizo desde su llegada a la guerrilla. Esperaba la llegada de los cuadros lumumbistas de Brazza. Pero nadie vendría.El 2 de septiembre del 68, Mulele partió en una pequeña piragua para Brazzaville, en compañía de Léonie Abo, de Joseph Makindua y de Boni, un joven mudinga. Llegaron el 13 de septiembre a Brazza e inmediatamente los pusieron bajo vigilancia en el campo de la milicia.Varias veces, Mulele se reunió con las autoridades de Brazza. El 27 de septiembre, tuvo finalmente un encuentro con los lumumbistas residentes en Brazza. Pero la decisión del regreso a Kinshasa ya había sido tomada por las autoridades de Brazza. Justin Bomboko, el ministro de Relaciones Exteriores de Kinshasa, llegó el 28 de septiembre, para firmar un acuerdo con las autoridades. Bomboko declaró: “La amnistía general decretada en Kinshasa por el general Mobutu es válida para todos. Recibiremos a Mulele como a un hermano. Trabajará con nosotros por la liberación total de nuestro país”. Los lumumbistas intentaron en vano convencer a las autoridades de Brazza que Mobutu les tendía una trampa. El regreso a KinshasaEl 29 de septiembre, a las 11, Bomboko ofreció una recepción en el barco presidencial a la que asistieron Mulele y las autoridades de Brazza. Al mediodía, Bomboko partió con Pierre Mulele, Léonie Abo, Joseph Makinda y otros dos partidarios: Théodore Kabamba y Zénon Mibamba. Mulele y su mujer pasaron la noche en la casa de Justin Bomboko.Los días siguientes, decenas de amigos de Mulele fueron a saludarlo a la casa de Bomboko. Sus nombres fueron registrados por los militares. Germain Mwefu, un amigo de la juventud de Mulele, le dijo: “Afuera, oímos rumores de que van a matarte. La situación es grave, debes huir”. Mulele respondió: “No fui a Brazzaville para llegar a Kinshasa. Hubo cambios que me trajeron aquí. Hay tres cosas: el nacimiento, la vida y la muerte. Yo hice todo lo que podía. Sembré buenas semillas, que no cayeron en las piedras, sino en la buena tierra. Espero ahora mi último día”. El 2 de octubre, a las 17, Mulele, su hermana Thérèse, Abo y Mibamba fueron llevados a la prisión en las cercanías del campo militar de Kokolo. Encontraron allí a Théodore Bengila que les dijo: “Ustedes también. Han venido para que nos maten a todos juntos”. Inmediatamente, Mulele y Bengila fueron encerrados. Mientras tanto, los otros amigos de Mulele que estaban en la casa de Bomboko fueron llevados a la cárcel. Así, diez mujeres, incluida la madre de Mulele, y diez chicas, incluida Annie, la hija de Bengila, fueron encerradas en una gran habitación de la prisión durante tres meses, sin saber qué había pasado con Mulele y Bengila.Un asesinato bestialEn la noche del 2 de octubre de 1968, los militares comenzaron a torturar a Mulele y Bengila. Mulele fue asesinado con una crueldad bestial, que cubrirá para siempre de vergüenza al régimen que ordenó semejante salvajada. Vivo, le arrancaron las orejas, le cortaron la nariz y le sacaron los ojos. También le mutilaron los genitales. Aún con vida, le amputaron los brazos y luego las piernas. Sus restos fueron arrojados en una bolsa al río. Théodore Bengila fue asesinado de la misma manera bárbara. Daniel Monguya Mbenge, que era vicegobernador de Bandundu en esa época, lo confirmó. Él se encontraba en Kikwit en 1966. En su libro, escribe: “Hubo tres mil asesinatos ordenados por el coronel Monzimba en el campo militar, llamado por el coronel ‘la carnicería de Kikwit’. En un solo pozo, familias enteras fueron enterradas vivas por los militares”.Cuando, en 1988, Monguya se encontró con Abo, le dijo, con voz temblorosa por la emoción: “Señora, en la historia del Congo su marido es un personaje inmortal; toda mi vida tendré remordimientos por haber ayudado a sacar de la ruta del éxito a Pierre Mulele”.Cléophas Kamitatu, el principal adversario de Mulele en Kwilu, escribe en su libro La gran mistificación del Congo-Kinshasa: “En lugar de procesar a Mulele, se lo ejecutó, luego de torturas increíbles: órganos genitales mutilados, ojos arrancados, manos amputadas, y luego se lo puso en una bolsa con piedras y se lo arrojó vivo al río Congo. Mulele nunca fue juzgado y fue arrojado vivo al río, el mismo día del regreso del presidente Mobutu”. Para cometer ese crimen bestial, los oficiales esperaron el regreso de Mobutu, el 2 de octubre, para recibir instrucciones. No se trató de un acto espontáneo cometido en un acceso de cólera, sino de una crueldad fríamente preparada: durante tres días, Mulele y su mujer habían sido albergados con toda tranquilidad en la casa de Bomboko. Y es necesario recordar que Mobutu, el hombre de una crueldad inhumana contra Mulele y también contra todo el pueblo congolés, fue durante más de treinta años el hombre de confianza del Occidente capitalista.La muerte de la madre de MuleleDiez años después del asesinato de Mulele, Mobutu creyó necesario ejecutar a su anciana madre: Ignace Luam. En enero de 1978, en la región de Lukamba, un profeta llamado Martin Kasongo Mimpiepe pretendía ser Mulele resucitado. El ejército intervino y masacró a dos mil campesinos de la región de Idiofa. Entre ellos se encontraba Ntoma, el hermano menor de Mulele, el jefe del grupo Lukamba Kingoma, el jefe de Lukamba Bozombo y Ekwalanga, el cuñado de Léonie Abo. Un hermano de Mulele, Delphin Mbumpata, fue sacado de su cama en el hospital de Matende Iwungu y abatido en la calle. Luego, el ejército salió a cazar a la anciana madre de Mulele, que se había refugiado en el campo. Los militares asesinaron a François Mbawalanga, un hermano de Léonie Abo, porque no sabía dónde se encontraba la madre. Mataron a un hermano de Ignace Luam, Etu Mbwun; a Okul, la hija de una hermana de Ignace Luam, y a su hijo Nestor Edzu… Finalmente, la madre de Mulele fue detenida y llevada delante de los pobladores de Lukamba. En un texto redactado por testigos, el 28 de abril de 1978, se lee: “Los militares ataron a la mamá con cuerdas formando una cruz. Antes de que la fusilaran, ella hizo esta declaración: ‘Sus madres los trajeron al mundo. ¿Ellas sabían que se convertirían en militares?’ Los soldados dispararon sobre ella. La cortaron en pedazos con navajas y cada parte fue enterrada en un lugar distinto”.El libro de Ludo Martens Pierre Mulele o la segunda vida de Patrice Lumumba, publicado en 1985, termina con estas frases: “Lumumba y Mulele fueron asesinados. Nunca se recuperaron los cuerpos. Pero nada podrá impedir que los revolucionarios del Congo-Kinshasa recuperen el pensamiento de Lumumba y Mulele. El día que la vanguardia de las fuerzas nacionalistas haya asimilado este pensamiento, un nuevo espíritu nacerá en los corazones de millones de oprimidos, mudos desde hace veinte años (…) En este inmenso cementerio en que se convirtió el Congo mobutista, la vida resurgirá inevitablemente y con ímpetu bajo la bandera de dos héroes nacionales que son el orgullo del pueblo congolés: Patrice Lumumba y Pierre Mulele”.Y el 17 de mayo de 1997, con la victoria de la Alianza dirigida por Laurent Désiré Kabila, la vida resurgió, la revolución resurgió en el Congo-Kinshasa…
La fuente: Marianne, organización de mujeres del PTB (Bruselas). La traducción del francés pertenece a María Masquelet para elcorresponsal.com.