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domingo, mayo 19, 2024

Juego de suma cero

Opinion/IdeasJuego de suma cero

Juego de suma cero en Medio Oriente

En el actual enfrentamiento entre palestinos e israelíes pierden ambas partes, por lo que la no negociación resulta inviable; no existen soluciones militares o de fuerza que sean posibles sobre el terreno. Para superar el actual ciclo de violencia tendrá que haber en primer lugar negociaciones mediadas -con el apoyo de los egipcios, quienes están haciendo un esfuerzo de consideración- para liberar a Gilad Shalit, el soldado en manos de Hamas, y poner fin a las operaciones militares israelíes en la franja de Gaza. Se trata de una necesidad inevitable, aunque el primer ministro Ehud Olmert siga proclamando que con terroristas no se negocia.

Por Mario Sznajder

La escalada de violencia que ha caracterizado las relaciones entre israelíes y palestinos en las últimas semanas ha creado un escenario en el que ambas partes pierden (juego de suma cero).

Es verdad que los políticos israelíes, aún los más fieles seguidores de Ariel Sharon, como por ejemplo Ehud Olmert, el actual primer ministro, se aferraron durante largo tiempo al unilateralismo triunfalista en pos de la exitosa desocupación de Gaza. Pero la insistencia de grupos extremistas palestinos en usar improvisados misiles Kassam para atacar la ciudad de Sderot, y hace algunos días también Ashkelon –una ciudad de 120.000 habitantes en el sur de Israel, a 12 kilómetros de la Franja de Gaza– ha aportado una gran dosis de escepticismo que diluye la fuerza de convencimiento de las teorías del unilateralismo israelí.

Desde el punto de vista del gobierno en Jerusalén, no hay con quien negociar, ya que no está nada claro quién está a cargo del gobierno palestino, o cuál es el grupo más fuerte dentro de la Autoridad Nacional Palestina.

Sin embargo, es imposible no negociar. No hay soluciones militares o de fuerza que sean viables en la región. Peor aún. Los grupos más extremistas como Yihad Islámica y las Brigadas Al Aqsa han logrado provocar el quiebre de la taadyeh –cesación de actos militares– por parte de Hamas, cuyo liderazgo político había decidido frenar la violencia para integrarse en el juego político, ganar las elecciones y constituir el actual gobierno palestino.

En una situación así queda claro que la idea –más electoralista que real– de Olmert de intentar negociar directamente con los palestinos o, en su lugar, pretender transformar el muro de separación en Cisjordania en la frontera oriental de Israel, a través de una retirada unilateral israelí de gran parte de este territorio si la opción bilateral fracasa, parece quedar ahora en un nebuloso futuro. Al menos ya nadie habla ni de diálogo ni de retirada unilateral mientras persiste la crisis en Gaza.

Al continuo goteo de misiles Kassam sobre el sur de Israel se sumó Hamas, capturando un soldado israelí en total contravención a las convenciones internacionales y exigiendo precios de carácter político: liberación de prisioneros palestinos, primero niños y mujeres, pero también aquellos que han cumplido muchos años de cárcel en Israel. Más aún, el ministro del Interior de la Autoridad Nacional Palestina (miembro de Hamas) instó a todo palestino a abrir fuego sobre soldados israelíes, en total contravención a lo que aún queda de los Acuerdos de Oslo, creando una situación de enfrentamiento abierto, es decir de guerra.

Por su parte, el gobierno israelí se niega abiertamente a negociar la liberación del soldado israelí capturado por Hamas y exige su liberación incondicional.

Dentro del propio gabinete israelí existen diferencias de opiniones sobre este punto; Israel ha negociado y liberado en el pasado a prisioneros –por ejemplo de Hezbolá– a cambio de rehenes israelíes. El ministro de Seguridad Interna israelí, Avi Dichter, ya ha declarado liberará presos palestinos encarcelados en Israel a cambio del soldado que se encuentra en manos de Hamas.

El verdadero intermediario es el gobierno de Egipto, que en los últimos días ha desplegado ingentes esfuerzo para mediar entre Israel y el gobierno de Hamas en la Autoridad Nacional Palestina sin obtener aún resultados tangibles.

El problema reside en que Israel, que ha contra-atacado con fuerzas aéreas, navales y terrestres en forma puntual en la Franja de Gaza, pretende obtener un paquete negociado que incluya no sólo la liberación del soldado capturado por Hamás, sino también el cese de los ataques con misiles Kassam en el sur de Israel.

Este objetivo es muy difícil de lograr debido a que la des-ocupación de Gaza por parte de Israel no se ha traducido en la estabilización de la Autoridad Nacional Palestina en la zona, sino por el contrario, ha acentuado la anarquía armada.

La retirada de la franja ha aumentado la cantidad de armas contrabandeadas por la permeable frontera egipcia y esto ha incrementado la violencia, que, sumado a la pobreza, ha contribuido a la frustración de los palestinos que viven en Gaza.

No existe una solución inmediata al conflicto, pero sí tendrá que haber negociaciones mediadas para reducir la violencia y liberar a Gilad Shalit –el soldado en manos de Hamas– y poner fin a las operaciones militares en la franja.

Se trata de una necesidad inevitable, aunque Ehud Olmert siga proclamando que con terroristas no se negocia.

La fuente: Mario Sznajder es profesor titular de la cátedra Leon Blum en Ciencia Política de la Universidad Hebrea de Jerusalén e investigador asociado del Instituto Truman para el avance de la paz. Ha publicado un centenar de artículos en publicaciones científicas sobre fascismo, derechos humanos, democracia y Medio Oriente. Su artículo se publica por gentileza de Safe Democracy.

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