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Deby, Idriss

BiografíasDeby, Idriss

Idriss Déby, procedente del nordeste del país y de religión musulmana, orientó su carrera al ejército profesional en el seno de la Escuela para Oficiales de N’Djamena y en 1976 se graduó en Francia como piloto de combate. Estuvo al servicio del Consejo Militar Supremo del general Félix Malloum, que en 1975 derrocó al presidente civil François Tombalbaye, pero luego se enroló en las Fuerzas Armadas del Norte (FAN), guerrilla dirigida por Hissène Habré que desde 1980 se enfrentó al poder central de N’Djamena, entonces ocupado por Goukouni Oueddei, y al Ejército libio llegado en su apoyo. Cuando Habré expulsó a Oueddei en 1982, Déby, que había alcanzado importantes posiciones de mando en las FAN, se convirtió en jefe del Estado Mayor de las nuevas Fuerzas Armadas Nacionales, con el rango de coronel. En 1985 siguió un curso en la Escuela de Guerra de París.

En 1986, al poco de dirigir operaciones militares contra nuevas insurgencias armadas en el norte del país, Habré lo nombró su asesor en asuntos de seguridad y defensa. No obstante, Déby entró en contacto con los círculos conspirativos y él mismo intentó derrocar a Habré en un golpe de Estado el 2 de abril de 1989. Fracasó y hubo de refugiarse primero en Libia y luego en Sudán, donde reorganizó sus efectivos y, a partir de octubre de 1989, comenzó las hostilidades guerrilleras contra el Gobierno chadiano.

En abril de 1990 Déby constituyó el Movimiento Patriótico de Salvación (MPS) y el 10 de noviembre desencadenó una ofensiva general que le permitió capturar la capital, N’Djamena, el 2 de diciembre, un día después de abandonar Habré el poder. El 4 de diciembre Déby asumió formalmente el poder al frente de un Consejo de Salvación Nacional (CSN) con la condición de jefe del Estado, y prometió la instauración de una democracia, luego de ocho años de gobierno dictatorial de Habré. Sin embargo, frustrando las esperanzas de la población, el 18 de febrero de 1991 el CSN dictó una Carta Nacional que postergaba el multipartidismo por dos años y medio. El 4 de marzo siguiente el CSN fue disuelto y Déby se convirtió en presidente de la República.

Seguro de su estabilidad por el productivo entendimiento con Francia en materia de seguridad (con lo que la orientación estrictamente profrancesa de Chad no experimentó variaciones), Déby transformó al MPS en un partido político y demoró las elecciones hasta 1996, si bien desde el 4 de octubre de 1991 el pluripartidismo estuvo formalmente autorizado y desde el 7 de abril de 1993 operó un Consejo Superior de Transición, elegido por una Conferencia Nacional Soberana con participación de representantes de la débil oposición civil y de algunos grupos armados disidentes.

Las elecciones presidenciales se celebraron finalmente a dos vueltas el 2 de junio y el 3 de julio de 1996 y otorgaron la victoria a Déby, que se impuso con el 69,1% de los votos en la segunda ronda al cristiano sureño Abdelkader Wadal Kamougué, antiguo jefe guerrillero que durante la guerra civil había sido aliado de Oueddei. Los candidatos de la oposición denunciaron fraude, pero los observadores internacionales negaron que los graves defectos constatados fueran determinantes en la victoria de Déby, que inició así un mandato quinquenal.

El 5 de enero y el 23 de febrero de 1997 tuvieron lugar las elecciones para la nueva Asamblea Nacional de 125 miembros y el MPS obtuvo una mayoría simple de 55 escaños. Déby aceptó integrar en el Gobierno al partido de Kamougué, la Unión para la Renovación y la Democracia (URD), y a la segunda fuerza de la oposición en número de escaños, la Unión Nacional para la Democracia y la Renovación (UNDR) de Saleh Kebzabo, el tercer candidato más votado en las presidenciales, si bien reservó para el MPS los ministerios clave. De hecho, el MPS de Déby, pese al proceso democrático, ha venido funcionando como un partido hegemónico al ocupar todos los resortes del poder y los medios de comunicación.

Déby ha superado diversos complots golpistas y ha combatido la esporádica actividad guerrillera de varios grupos insurgentes en el sur y el este del país, partidarios de un modelo federal del Estado y con base étnica preferentemente cristiana. Este frente rebelde multiforme y cambiante ha registrado una sucesión de episodios bélicos de media o baja intensidad e iniciativas de paz de variada fortuna, contribuyendo su no solución a la crónica inseguridad en extensas áreas del país, escenario las más de verdadera guerra civil.

Desde 1998 la guerrilla más amenazadora ha sido el Movimiento por la Democracia y la Justicia del Chad (MDJT), liderado por Youssouf Togoimi, ex ministro de Defensa de Déby, que se muestra activa en áreas próximas al macizo montañoso del Tibesti, en el desértico norte del país. En abril de 1999 el MDJT decidió coordinar sus actividades con otras dos oposiciones armadas, el Movimiento por la Democracia y el Desarrollo (MDD) y el Consejo Democrático Revolucionario (CDR).

En estos años Déby no ha reaccionado, en apariencia, ante la negativa imagen internacional de su régimen. Así, Amnistía Internacional ha denunciado la práctica de ejecuciones sumarias (algunas extrajudiciales, otras con carácter público por delitos comunes) y la comisión por la guardia presidencial de todo tipo de abusos contra la población. A pesar de haber impuesto un modelo de Estado unitario con predominio del eje cultural franco-árabe y claras preferencias musulmanas (su base de poder reside en la etnia gorane, a una de cuyas ramas, los zaghawa, él pertenece), Déby no ha tolerado la politización del Islam, que podría conducir de nuevo a la división religioso-territorial entre norte y sur, motivo de la guerra civil en los años setenta y, por ejemplo, ahora mismo del conflicto en el vecino Sudán.

Esta última característica emparenta a Chad con Libia, con la que ha alcanzado un excelente nivel de relaciones luego de resolver, el 3 de febrero de 1994, el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya a favor de Chad en el litigio por la soberanía de la Franja de Aouzou, que seguía ocupada por Libia desde el final de la guerra libio-chadiana en 1988. Así, el Gobierno de Trípoli ha prestado un importante apoyo logístico al Ejército chadiano en sus enfrentamientos con el MDJT. También Sudán, pese a las características fuertemente islámicas de su régimen, figura entre los estados amigos, continuando la mutua solidaridad inaugurada en 1989 con la acogida por Jartum del entonces refugiado Déby.

En el verano de 1998 Déby envió a la República Democrática del Congo no menos de un millar de soldados en apoyo del Gobierno de Laurent Kabila, presencia que fue valorada por algunos observadores como puesta al servicio de los intereses en la región del líder libio Muammar al-Gaddafi. Las unidades chadianas, al igual que las sudanesas, sufrieron graves reveses en los frentes septentrionales y de la región de Kivu a manos de las guerrillas congoleñas y de sus aliados, las tropas regulares ugandesas y rwandesas. En abril de 2000 se informó de la retirada del contingente chadiano.

Muy dependiente en lo económico de Francia, la antigua potencia colonial ha venido subviniendo las necesidades del paupérrimo país a través de la Agencia Francesa del Desarrollo. El Gobierno francés ha tolerado, aunque con creciente impaciencia, los desórdenes administrativos y financieros del régimen de Déby a cambio de mantener un importante dispositivo militar (Épervier, en torno al millar de hombres) y de la participación de la compañía Elf-Aquitaine en la explotación de los recursos petrolíferos de Doba, al sudoeste del país.

En 1999, no obstante, este proyecto estaba lastrado por el retraso en la construcción de un oleoducto de embarque vía Camerún, la pérdida de interés de la petrolera francesa en el mismo y las dificultades para encontrar financiación exterior. El Gobierno de Déby, que mantiene un programa de ajuste estructural negociado con el FMI, basa las expectativas de recuperación económica en los ingresos de la producción algodonera y en las futuras rentas del petróleo.

En 2000 la compañía estadounidense ExxonMobil se ofreció para bombear y dirigir el crudo chadiano al Atlántico por la ruta camerunesa, y el Gobierno de Déby no dudó en suscribir con ella un acuerdo que la oposición criticó por considerar sus términos desventajosos para el país. El consorcio puesto en marcha, que cuenta con financiación del Banco Mundial, prevee empezar a exportar petróleo en 2003.

La expectación por el espectacular incremento de la renta nacional que el maná petrolero podría traer presidió las elecciones presidenciales del 20 de mayo de 2001, en las que Déby se enfrentó a seis candidatos, cinco de los cuales eran sureños. Sin necesidad de una segunda vuelta, Déby ganó la reelección por otros cinco años con el 67,4% de los votos por delante de Ngarlejy Yorongar, Kebzabo y Kamougué, a la sazón presidente de la Asamblea Nacional. Aunque todos ellos insistieron haber sido víctimas de un fraude escandaloso, los monitores internacionales se declararon moderadamente satisfechos por el desarrollo de la consulta. En los disturbios que estallaron a continuación la Policía detuvo brevemente a lo seis candidatos derrotados que habían llamado a la anulación de los comicios.

La fuente: Fundación Cidob (www.cidob.org)

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