El 18 de enero de 2006, a los 89 años, murió en Sudáfrica uno de los cofundadores de la organización World Wide Fund for Nature (WWF), el multimillonario y magnate de la industria Anton Rupert.
A pesar de que en el exterior apenas era conocido, su nombre en Sudáfrica solía mencionarse a la misma altura de los Oppenheimer o los Rothschild.
Marcas como Cartier, Montblanc, Piaget, Dunhill o Peter Stuyvesant son sólo algunas muestras de un imperio, que Rupert, nacido en el pueblo de Graaff Reinet, construyó en base al tabaco y los artículos de lujo.
Criado en condiciones humildes, el sudafricano comenzó a fabricar cigarros en su propio garaje después de una breve etapa como profesor de Química.
De esos comienzos surgió un negocio millonario que se expandió por todo el mundo. Rupert reunió sus actividades en el Grupo Richemont, con sede en Suiza, así como en el consorcio tabacalero Rothmans International.
Tras la fusión de éste con British American Tobacco (BAT), el imperio de Rupert mantuvo un porcentaje del 28,5% en el segundo mayor fabricante de tabaco del mundo.
Su segundo pilar fue Remgro, un grupo inversor con participaciones en la minería, la industria, los medios y las finanzas en 35 estados.
Muy pronto Rupert reconoció el valor de los nombres de las marcas. “Antes de que sus primeros cigarrillos llegaran en 1948 al mercado sudafricano, ya había registrado los nombres de las marcas en 70 países para protegerlos de la competencia”, declaró el portavoz de la familia, Hans Knoetze.
Rupert era considerado un pionero de visión muy amplia. A pesar de que sus críticos lo acusaban de haber hecho su fortuna a costa del apartheid, era considerado dentro y fuera del país un crítico de la segregación racial en su país.
En 1968, el empresario creó la Fundación para la Protección de la Naturaleza del Sur de África, que más adelante se convirtió en el World Wildlife Fund South Africa.
Junto con el fallecido príncipe Bernardo de Holanda, Rupert sentó las bases de la que hoy es la organización internacional WWF.
Su último gran proyecto ecológico fue la Fundación Peace Park, creada junto a Nelson Mandela. Su meta es la creación de zonas de protección de la naturaleza más allá de las fronteras.
Uno de los primeros proyectos fue la ampliación del mayor Parque Nacional de Sudáfrica, el Kruger, a zonas de Mozambique y Zimbabwe.
El presidente de Sudáfrica, Thabo Mbeki, digo que Rupert fue “un auténtico filántropo”, un hombre que tuvo una participación esencial en la llegada de la democracia a su país y que permanecerá en la memoria también por su compromiso con la protección de la naturaleza.
Rupert, que murió en la ciudad de Stellenbosch, tuvo como mecenas un importante papel en programas de impulso cultural, económico, social y educativo.
Tras la muerte en accidente de su hijo menor, es ahora el mayor, Johann, el que hereda el imperio familiar.
La fuente: Ralf Krueger (agencia DPA)