Los derechos judíos sobre el Monte del Templo
El líder del bloque derechista Likud, Ariel Sharon, niega en este artículo, publicado en el Jerusalem Post, su responsabilidad en los episodios de violencia entre árabes e israelíes tras su controvertida visita a la Explanada de las Mezquitas y asegura que los incidentes fueron planificados por la Autoridad Palestina. Asegura que para logrr una verdadera conciliación entre las partes, los musulmanes deben reconocer la soberanía de Israel sobre el Monte del Templo.
Por Ariel Sharon
Tenemos amplia evidencia hoy de que los enfrentamientos y confrontaciones armadas con los soldados y la policía israelí que encendieron el Monte del Templo durante mi visita forman parte de una campaña premeditada organizada e iniciada por la Autoridad Palestina.
La Autoridad Palesina usó su fuerza de seguridad, que ha estado operando ilegalmente en Jerusalén, en violación de los acuerdos de Oslo, para dirigir esta campaña.
El Servicio de Seguridad Preventivo Palestino, comandado por el coronel Jibril Rajoub; el Aparato de Inteligencia General en Cisjordania, al mando del brigadier general Tawfik Tirawi, y el Tanzim -milicias de Al-Fatah armadas por Arafat- participaron de la planificación, iniciación y ejecución de los enfrentamientos, incluso la instigación de ataques armados y el uso de explosivos contra soldados y civiles en el área de Netzarim varios días antes de mi visita al Monte del Templo.
La incitación deliberada y provocativa por parte de los integrantes árabes de la Knésset, llamando a palestinos e israelíes árabes a enfrentar a los soldados y a la policía israelí en la batalla por el Monte del Templo, era parte de esta operación cuidadosamente orquestada para encender enfrentamientos de gran magnitud en Judea, Samaria y Gaza.
Estos sucesos lamentables y ominosos han sido calificados con la inevitable frase “Guerra Palestina de Independencia.”
Pero hay algo más para estos sucesos que sólo la pregunta sobre quién tendrá el mando del Monte del Templo. De lo que nosotros estamos dando testimonio de estos días no es justamente de un guerra palestina de independencia, sino del carácter y el futuro de Israel como Estado. El resultado de este forcejeo determinará hasta qué punto Israel puede mantener su carácter judío y democrático, como fue definido en la declaración de Independencia, entre aquéllos que desean que sea otra cosa: definitivamente no un Estado judío y probablemente no una verdadera democracia capaz de defender los derechos y libertades de sus ciudadanos, tanto judíos como árabes.
Yo visité el Monte del Templo con miembros de la abncada de diputados del Likud, como he hecho muchas veces antes, para inspeccionar y poner a prueba si esa libertad de culto y el acceso libre al Monte del Templo en Jerusalén, en territorio israelí, está garantizada para todos: cristianos, musulmanes y judíos en particular, ya que es y ha sido desde hace más de 3.000 años el sitio de nuestro santuario más sagrado.
Desde la reunificación de Jerusalén en 1967, Israel ha hecho arreglos cuidadosos para asegurar la libertad de culto y el acceso libre al sitio para los musulmanes, cristianos y judíos, igualmente. Históricamente, sin embargo, debería notarse que sólo bajo el poder israelí esto fue para todos, incluso para los judíos. El Waqf (autoridad religiosa musulmana) está intentando deliberadamente destruir toda evidencia arqueológica que justifique los reclamos judíos de este sitio sagrado, mientras está usando el terror y la intimidación para imponer su derecho exclusivo a este sitio.
Pruebas de la campaña sistemática y los premeditados esfuerzos de la Autoridad Palestina para poner bajo su mando el Monte del Templo fueron presentadas públicamente por el inspector general de la policía israelí y otros oficiales de seguridad, luego de mi visita, y esta evidencia ha sido documentada.
En cuanto a mí, a pesar de los recientes sucesos de violencia, sigo comprometido a lograr una paz total con todos nuestros vecinos árabes, inclusive los palestinos. Yo creo que nosotros podemos vivir juntos con los palestinos, pero no mientras se mantenga la campaña sistemática antijudía, la incitación antiisraelí, instigada por la Autoridad Palestina y sus líderes en los medios de comunicación, como se hizo evidente en los últimos días.
Cuando los policías palestinos abren fuego contra los civiles, es difícil de imaginar una conciliación futura. Esta espiral de violencia, terror e incitación sólo cargará la responsabilidad total de estas acciones en las espaldas de los líderes palestinos y de los líderes de la comunidad árabe-israelí. Si ellos continúan en este camino, estarán descarriándolos, en lugar de darles la esperanza de una paz real.
Finalmente para lograr una verdadera reconciliación, los palestinos deben reconocer el derecho histórico de los judíos a su capital, y particularmente al MOnte del Templo. La libertad de acceso y de culto religioso nunca se les negaría a los americanos, europeos o árabes en sus propias capitales y en sus propios países. Nunca debería negarse a los judíos en la suya, su capital eterna.
La paz todavía es posible, pero sólo con un Jerusalén unificado bajo plena soberanía israelí.
La fuente: el autor es el presidente del Likud. Su artículo fue publicado por el Jerusalem Post, diario israelí escrito en inglés (www.jpost.com). Creado en 1932 con el nombre de Palestine Post, el diario, luego transformado en Jerusalem Post, forjó su reputación en la imagen de un diario serio e indepediente. En 1989 pasó a manos del grupo editorial canadiense Hollinger y se transformó en vocero de los conservadores y la derecha. Tira 50.000 ejemplares.