Prohibieron el velo en las playas de Marruecos
El gobierno de Rabat desmanteló las colonias de vacaciones de las organizaciones islamistas radicales, al parecer para restarles su creciente influencia política. Las colonias, a las que los interesados podían acceder a muy bajo costo, eran utilizadas por las organizaciones religiosas locales para el reclutamiento de adherentes.
Desde el último verano quedaron prohibidas las playas cerradas exclusivas para los islamistas, por decisión del ministro del Interior marroquí, Ahmed Midaui, que anunció la determinación en un encuentro con los operadores turísticos nacionales. Así lo consignó una información difundida desde Rabat por el corresponsal del diario español El País, Pedro Canales.
La prohibición de establecer playas privadas a los islamistas obedece a “consideraciones políticas”, ya que “el problema reside en su rechazo a reconocer nuestro movimiento”, reveló el número dos de Justicia y espiritualidad, Fathallah Arsalan.
La decisión adoptada por el régimen de Mohammed VI persigue, al parecer, el objetivo de controlar la “acción social” que lleva adelante el movimiento liderado por el jeque Abdeslam Yasin, y que le sirve de reclutamiento, de extensión de su influencia y de aumento de su popularidad.
Desde hace varios años, los movimientos islamistas marroquíes, en particular el radical Justicia y Espiritualidad y el moderado Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), venían organizando campamentos estivales en diversas playas de Agadir, de Bunaim, cerca de El Yadida, y de Nador. Decenas de miles de militantes y simpatizantes de los movimientos y, sobre todo, familias de extracción popular acudían a las mismas, donde no solo regía una estricta separación de sexos en el baño, bañándose las mujeres enteramente vestidas y aparte, sino que se organizaban actos religiosos y culturales islámicos, incluidos los obligatorios rezos cotidianos.
El éxito de las playas islamistas era creciente entre la población pobre, ya que muchas familias accedían a las vacaciones con cuotas mínimas. Los organizadores de los campamentos, en su mayoría jóvenes universitarios de los grupos islamistas, corrían a cargo de toda la infraestructura, las comidas, los suministros y los transportes, ocupándose incluso de los equipos de socorro y de la atención médica.
Las autoridades locales de Nador destruyeron hace unos meses las instalaciones permanentes que los islamistas habían construido en la playa, alegando que se trata de un espacio público. El grupo dirigido por el jeque Yasin protestó entonces ante lo que consideró un atropello, pero el propio ministro del Interior, Ahmed Midaui, declaró que el Estado no va a permitir “la utilización privada por los islamistas de playas públicas”, y que si quieren usarlas, al igual que el resto de la población, deberán respetar las normas comunes de la convivencia.
El diputado Mustafá Ramid, jefe del grupo parlamentario del PJD, denunció que “el ministro no tiene derecho a tomar tal decisión”, argumentando que “nuestras playas son lugares de ocio en los que los preceptos del Islam son enteramente respetados”, a diferencia, según el diputado islamista, “de las otras playas frecuentadas por el público, que son indecentes, ya que las mujeres desnudas se encuentran en ellas junto a los hombres”.
En las llamadas playas islamistas, que servían de verdaderos campos de adoctrinamiento ideológico, no se permitía la entrada a quienes no cumpliesen estrictamente con las normas culinarias y de vestimenta impuestas por las organizaciones islamistas. Las mujeres están obligadas a llevar el velo islamista.