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miércoles, mayo 15, 2024

Involucran al primer ministro marroquí en un complot para asesinar el rey Hassan

PolíticaInvolucran al primer ministro marroquí en un complot para asesinar el rey Hassan

Involucran al primer ministro marroquí en un complot para asesinar el rey Hassan

En agosto de 1972 un grupo de francotiradores disparó sobre el avión que llevaba de regreso a Marruecos al rey Hasan II, que sobrevivió milagrosamente al atentado. El oscuro incidente volvió a la luz luego de conocerse una carta que compromete al actual primer ministro socialista en el complot, en complicidad con la derecha. La respuesta del gobierno marroquí fue la clausura definitiva de tres medios de prensa que se hicieron eco de la investigación.

Tres importantes semanarios marroquíes han caído bajo la censura. El 2 de diciembre último, un comunicado oficial anunció el cierre definitivo de las publicaciones independientes Le Journal, As Sahifa y Demain.

La causa de la censura fue la publicación de una carta que, en el caso de ser auténtica, revelaría que el frustrado atentado que sufrió en 1972 el entonces rey de Marruecos, Hassan II, fue obra de un complot entre la derecha y la izquierda, que involucraría al actual primer ministro, el socialista Abderrahmane Youssoufi. El 16 de agosto de ese año, cuando el soberano volvía de Francia, seis francotiradores del ejército marroquí comenzaron a disparar sus armas sobre el Boeing real. El piloto logró aterrizar en emergencia sobre la pista de Rabat-Salé.

Con el pretexto de un “ataque a la estabilidad de las instituciones”, Le Journal, que publicó la carta; As Sahifa, que reprodujo la información en árabe, y Demain, que puso en tapa una foto de Youssoufi con el título “¿Participó de un complot contra la monarquía?”, fueron condenados por el gobierno con la prohibición definitiva.

Asimismo, el número del semanario francés Courrier International en el que se le daba espacio a los censurados no fue distribuido en Marruecos.

El Corresponsal reproduce fragmentos de la carta publicada por Le Journal y un editorial del director de Demain, Ali Lmrabet.

La carta de Mohamed Basri

“Camaradas Abderrahmane Youssoufi y Abderrahim Bouabid:

Les escribo en un momento en que los acontecimientos se precipitan tanto en la vida interna del partido como en las relaciones con el poder. (…)

En vista de la coyuntura política de la época, se ha decidido que los camaradas que tienen responsabilidades organizativas, operativas y de dirección dejen Argelia en dirección a Francia, debido a las posibilidades de comunicación que ofrece este país para coordinar la acción con el camarada Abderrahim Bouabid.

Entre los puntos que han sido objeto de acuerdos, hay que citar el siguiente reparto de tareas:

– Mohamed Lakhssaddi: encargado de la organización.

– Mohamed Aït Keddour: responsable de la difusión y la información.

– Mohamed Basri: coordinador entre los dos frentes de la organización.

– Abderrahmane Youssoufi: encargado de las relaciones exteriores.

Yo no he dejado de poner sobre la mesa la cuestión financiera, durante las reuniones del secretariado general. Conforme con una propuesta de Abderrahim Bouabid, hecha en 1966-1967, el secretariado general me había confiado los Asuntos Exteriores y Abderrahmane Youssoufi debía asistirme. Como responsable de la coordinación, recibí, cuatro meses más tarde, directivas que me indicaban que era preferible que no hubiera ninguna operación militar durante seis meses en el interior del país, según los deseos de Abderrahim Bouabid. Estas directivas fueron generalizadas.

Poco tiempo después, Jeune Afrique dio a conocer el encuentro entre el camarada Abderrahim Bouabid y el rey Hassan II, lo que me hizo comprender el trasfondo de aquellas directivas.

En febrero de 1974, tuve la ocasión de encontrar al camarada Abderrahim en Oriente, luego del anuncio de nuevos arrestos por el régimen en Marruecos. Este último me pidió información sobre este tema, pero yo no pude satisfacer su demanda porque había dejado la región desde aproximadamente un mes.

A comienzos de mayo de 1974, el camarada Abderrahmane Youssoufi me llamó por teléfono para informarme de la presencia del camarada Abderrahim Bouabid en París y me propuso encontrarnos. Yo estuve de acuerdo y pedí que se tuviera en cuenta mi seguridad durante el desplazamiento.

Más tarde, Abderrahim Bouabid, en una declaración a la radio marroquí, en ocasión del deceso de Allal el-Fasi, rindió homenaje al difunto e insistió en su papel en la consolidación de la legitimidad de la monarquía.

En lo que se refiere al ejército, debo hacer un breve relato de los acontecimientos, dado que yo estaba en nombre del partido y no en el mío propio, en las relaciones en el seno del ejército.

A comienzos de 1972 o a fin de 1971, el camarada Abderrahim Bouabid vino a exponer su proyecto de toma del poder a Abderrahman Youssoufi, Mhdi Alaoui y a mí. Este proyecto había sido cerrado luego de un acuerdo con el general Oufkir y Driss Saloui. Preveía también la participación del partido en la constitución del nuevo régimen, por medio de Abderrahim Bouabid, Abderrahmane Youssoufi y Hassan Laâraj, luego del golpe de estado.

El acuerdo daba el papel principal a Abderrahim Bouabid. Si el general Oufkir daba muestras de cierto temor, el papel principal sería dado a Driss Saloui.

En revancha, yo tenía contactos con los jóvenes oficiales para abastecer nuestras necesidades en municiones, y en conocimiento de que el ejército debía jugar un papel de asistencia y de información en esta misión.

El acento estaba puesto sobre la predisposición del partido a hacer estallar el régimen gracias a la acción revolucionaria. Yo había insistido, durante nuestro encuentro, en la dificultad de tratar con Oufkir, al saber que esta persona había tenido un papel importante cerca del rey Hassan II en el asunto del mártir Mehdi Benbarka.

Había, además, declarado que era imposible, para una persona habituada a defender la legitimidad del trono, tomar la iniciativa de su demolición.

Mis fuentes confirman que quería explotar el entusiasmo y la organización de los jóvenes con quienes nosotros estábamos en contacto. Estos jóvenes oficiales estaban determinados a utilizarlo antes de liquidarlo luego del éxito del operativo, en el caso de que el apoyo del pueblo armado no estuviera garantizado.

Queridos hermanos: El objetivo de volver sobre ciertos hechos y posiciones y su notificación, que podría dar la impresión de ser subjetivo, es incitar a los camaradas que han jugado un papel importante en los acontecimientos a hacer otro tanto. (…)

En razón de la gravedad del tema, he tenido que enviarles la carta manuscrita hasta que decidamos la fórmula y la versión adecuadas sobre cómo deberían ser presentadas a los militantes y a la base del partido. Creo que es nuestro deber hacia ellos poner a su disposición el balance de nuestra experiencia, como responsables durante ese período difícil. (…)

Creo que la exposición del tema en el cuadro de la organización, de manera objetiva, lejos de estrategias individuales, sería la vía adecuada. Los slogans y la línea del partido, confirmada por el comité central y adoptada el 8 de octubre, continúan constituyendo un preludio a estos debates. Reciban mis respetos y mi estima. Eternamente suyo, Mohamed Basri”.

El derecho a la palabra

Ali Lmrabet, director periodístico de Demain, publicación golpeada por la “prohibición definitiva”, rompió el silencio impuesto con un texto publicado en francés por Le Courrier International. El Corresponsal da aquí la versión del editorial en español, como un modo de concederle asilo periodístico a las opiniones de Lmrabet.

“Como un viejo dictador herido que sabe que su fin se aproxima y que no tiene nada que perder, Abderrahmane Youssoufi, primer ministro socialista de un Marruecos víctima de todas las incertidumbres, golpea ciegamente todo lo que se mueve. Hoy, son otros. La prohibición “definitiva” que golpeó a los tres más importantes semanarios del país, Le Journal, As Sahifa y Demain, dejó sin voz a muchos de los que vieron antaño en este hombre al “paladín de la democracia” y defensor a ultranza de los derechos del hombre.

Después de la firma de la prohibición de estas tres publicaciones, una medida rarísima que recuerda los viejos y brutales métodos de Hassan II en los sesenta y los setenta, Youssoufi, como un Quijote loco, le encargó a su Sancho Panza, el ministro de Cultura, Mohamed Achaâri, convocar a la prensa internacional para anunciar la noticia de la muerte de las hojas más independientes de la prensa marroquí.

Simultáneamente, como en un acto teatral, se hizo salir del formol donde vegetaba a un presentador de la antigua era para anunciar a la nación, en traje y corbata y solemnemente, el fin de la independencia periodística. Era nuestro fin y el de la prensa libre.

Pero ¿qué hicimos para merecer esta suerte? Para Le Journal y As Sahifa, fue la publicación de una carta enviada en 1974 por Mohamed Basri, llamado “El Fquih”, a sus camaradas de la Unión Nacional de Fuerzas Populares (UNFP), el Partido Socialista, Abderrahim Bouabid (hoy fallecido) y Abderrahmane Youssoufi, actual primer ministro de Marruecos. En esta misiva, una suerte de largo relato, El Fquih asienta sobre el papel lo que es, si la carta resultara auténtica, la más grande traición de la historia del socialismo marroquí. La connivencia entre hombres considerados en la época como los símbolos democráticos de Marruecos en los años de plomo y el general Mohamed Oufkir, el asesino de Mehdi Ben Barka, el golpista, el verdugo, el hombre que durante los motines de Casablanca, en 1965, sacó su ametralladora para tirar desde un helicóptero sobre los manifestantes.

En esta carta asombrosa, se conoce entonces que la izquierda marroquí, por la intermediación de sus dirigentes, había pactado con el diablo en 1972 para abatir a Hassan II y a la monarquía marroquí. Y, lo que es mucho más grave, para el éxito del golpe de Estado, la izquierda, Bouabid y Youssoufi pusieron entre las manos de Oufkir “todas las cartas” para administrar el atentado y en consecuencia nuestra vidas en el futuro.

Lógicamente, la carta sacudió al primer ministro, identificado hoy con un golpista sin escrúpulos, marcado desde ahora por la ilegitimidad moral, y creó una crisis sin precedente en el gobierno, llamado de “alternancia” democrática.

Y, a pesar de los llamados de una parte de la dirección socialista para que El Fquih negara la autenticidad de la carta, esto no sólo no sucedió, sino que anunció para el VI Congreso, que tendrá lugar dentro de tres meses, otros documentos, todavía más comprometedores.

Esto explica probablemente el desconcierto en el que se encuentra la dirección del partido, que dispara sobre todo lo que se mueve. Inclusive sobre Demain, que, al fin de cuentas, no publicó la carta y simplemente la comentó, como el resto de la prensa nacional. Lo que explica también que la pasión reemplaza a menudo a la razón.

La viuda de Abderrahim Bouabid, influida por la actual eminencia gris del partido, Mohamed Elyazghi, el primer secretario adjunto de la Unión Socialista de las Fuerzas Populares (USFP, nacido de una división de la UNFP), envió una carta abierta al primer ministro en la que le pide que asuma sus responsabilidades. Más tarde, se sabría que la familia Bouabid había expresamente pedido al primer secretario de los socialistas marroquíes la expulsión de El Fquih. Un acto que estaría cargado de consecuencias. Es como si se quisiera retirar a Jean Moulin del panteón de los héroes de la resistencia francesa.

Hasta ahora, dos viejos militantes, de los cuales uno porta un apellido prestigioso para la historia reciente de Marruecos, han confirmado tanto la autenticidad de la carta como su contenido. Otro, que espera la muerte en un rincón de Rabat, hizo lo mismo. “¿Por qué Abderrahmane se empecina? Hemos pactado con el diablo y él debería reconocerlo”.

A la espera de que la USFP y el gobierno arreglen sus cuentas se decidió bajar la cortinas. La entrevista del redactor en jefe de As Sahifa fue censurada en 2M, la segunda cadena de televisión del país. En los noticieros televisados del día no estuvo ningún representante, ningún periodista, ningún responsable de las tres publicaciones prohibidas. Es como si se evocara un tema cuyos protagonistas hubieran sido abusivamente borrados. Y en la primera cadena, la RTM, cinco directores de publicación fueron invitados al escenario para hablar de la prohibición y sus beneficios.

Además, en la calle, en las discusiones de café, en los centros de decisiones económicas, posiblemente en el centro del poder, el momento es crítico. Y una sola pregunta: ¿cuánto tiempo tendrá Abderrahmane Youssoufi?”

Ali Lmrabet

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