La Intifada de los adolescentes israelíes Aunque ellos no tiran piedras, comparten con los jóvenes palestinos una dosis potencialmente peligrosa de odio y resentimiento. Al punto de que más de la mitad de los estudiantes judíos están de acuerdo en recortar los derechos fundamentales de los árabes israelíes, es decir, del 20 por ciento de la población. Un estudio del Ministerio de Educación de Israel aporta datos inquietantes.
Por Ricardo López Dusil
Ellos no tiran piedras (tal vez no tengan necesidad de hacerlo), pero comparten el odio de los adolescentes palestinos. Un odio que no podrá resolverse, de la noche a la mañana, mediante acuerdos o tratados. No hay cumbre que los reconcilie. Los sentimientos de los adolescentes israelíes, expresados recientemente en una encuesta organizada por el Ministerio de Educación israelí, concluyen en que si los pasos hacia la paz son dolorosos, una tarea posterior de enormes dificultades los espera: la recuperación de la confianza perdida. Israel es, desde el punto de vista poblacional, un puzzle de complejísimo ensamblaje, en el que coexisten, no siempre en armonía, sefaradíes y ashkenazis, laicos y religiosos, nacionalistas de derecha y pacifistas de izquierda. Y también un nutrido número de árabes israelíes. Son aquellos que en 1948, con la creación del Estado de Israel aceptaron permanecer en el nuevo país y adoptar su nacionalidad. Durante cincuenta años ellos y sus descendientes padecieron el estigma de ser considerados traidores por los palestinos y observados con recelo por el resto de los israelíes. Tal vez en el futuro se conviertan en el nexo natural entre ambas partes. Pero para eso falta mucho. Según los resultados de un trabajo que el Ministerio de Educación encargó al Instituto Geocartografía, el 52 por ciento de los estudiantes judíos de nivel medio dice estar de acuerdo con que se limiten los derechos fundamentales de los ciudadanos israelíes de origen árabe y el 26 por ciento de ellos considera que los árabes de Israel ponen en peligro la seguridad nacional. Si por ellos fuera, el Estado de Israel debería prescindir nada menos que de la quinta parte de su población. Un verdadero pogrom. Para Shlomit Amijai, directora general del Ministerio de Educación, “los resultados son consecuencia de la tensa situación que se vive desde estos últimos meses”, y acepta que es necesario establecer un programa educativo adecuado para reducir el porcentaje de alumnos que ven en los árabes un peligro a su seguridad y que por ello auspician sanciones colectivas. “Hay que reforzar la idea de la convivencia y la igualdad de derechos”, sostiene Amijai. No es su país Respecto de las razones por las cuales los jóvenes israelíes sostienen que deben limitarse los derechos de los árabes, el estudio revela los siguientes datos: – El 35 por ciento, porque “Israel es el Estado judío y no es su país”. – El 26 por ciento, porque “los árabes representan un peligro para la seguridad del Estado”. – El 11 por ciento, “por los últimos acontecimientos de violencia”. – El 6,5 por ciento, porque “no son leales a Israel, sino unos traidores”. – El 4,8 por ciento, porque “ellos nos odian a nosotros”. – El 2 por ciento, porque “ellos exigen y obtienen demasiado”. – El 1,8 por ciento, porque “no son seres humanos”. Los encuestadores señalaron que estos datos marcan un gran cambio en la opinión del alumnado israelí, ya que en un estudio similar efectuado hace un año el 58% de los jóvenes judíos estaba de acuerdo en una completa igualdad. La fuente: el autor es el director periodístico de El Corresponsal (www.elcorresponsal.com).