10 C
Buenos Aires
lunes, mayo 20, 2024

La guerra fría de los cristianos por el control del Santo Sepulcro

PolíticaLa guerra fría de los cristianos por el control del Santo Sepulcro

La guerra fría de los cristianos por el control del Santo Sepulcro

El libro

La política en Medio Oriente está caracterizada por una maraña de interrelaciones y dependencias. Fuera del foco de la atención pública internacional, centrado ahora en los enfrentamientos crecientes entre israelíes y palestinos, las tres iglesias cristianas que controlan el Santo Sepulcro también libran una guerra de baja intensidad, sólo contenida por el statu quo derivado de la igualdad de fuerzas en el interior del edificio santo.

Por Luis Reyes Blanc

flecha2.gif (78 bytes) Lo que fue flecha2.gif (78 bytes) Lo que vendrá

El Santo Sepulcro está justo en el otro extremo de la Vía Dolorosa, que no es una calle, sino un itinerario que discurre por varias calles, lo que supone recorrer la Ciudad Vieja de Jerusalén de parte a parte.

Unos minutos antes de las 7 (la hora de cierre) se ve llegar a unos jóvenes con platos de comida y bolsas de fruta que se pierden en las interioridades de la iglesia, y los policías árabes que han estado de vigilancia, sentados en un banco de piedra junto a la entrada, se desperezan, recogen sus cosas y salen. Aparece entonces un franciscano grueso como un tonel, un pope cojo y un sacerdote armenio de mirada aviesa, que supervisan desde dentro el cierre de las puertas por los policías.

Pero el viajero advierte cierto enrarecimiento en el ambiente. Los tres personales que comparten la tarea común no se miran a la cara, no se hablan, se ignoran, afectan indiferencia, aunque de vez en cuando traiciona su laconismo una mirada de reojo hacia los otros, cargada de hostilidad. ¿Y estos se van a quedar encerrados juntos toda la noche?

Llega en esas de la calle un hombre alto y fuerte, coge una escalera de mano que los policías han sacado de la iglesia antes de cerrar, la apoya contra las puertas y se sube a ella. Del bolsillo saca unas vetustas llaves de hierro y procede a accionar las cerraduras, que están situadas muy altas, inalcanzables para nadie que no tenga escalera. Cuando ha cerrado con siete llaves el Santo Sepulcro, se abre en la puerta una especie de gran mirilla, como un buzón de cartas, a través de la cual se entrevén las caras del franciscano, del pope y del armenio. Entonces el de afuera coge la escalera, que cabe justa por la abertura, y la mete dentro de la iglesia. La mirilla se cierra y el de las llaves se va por donde ha venido.

Los que han quedado adentro, los centinelas de noche, se encuentran encerrados, no podrán salir a buscar refuerzos ni franquearle la entrada a los suyos para dar un golpe de mano nocturno. Pero aun encerrados tienen cierto control sobre el exterior, porque si alguien quiere abrir las cerraduras no podrá hacerlo sin escalera, y la escalera está adentro, vigilada por el franciscano, el pope y el armenio. Así se entiende la política en Medio Oriente, una maraña de interrelaciones y dependencias.

La guerra a muerte entre las distintas iglesias cristianas por el control del Santo Sepulcro se verá supeditada una noche más por la tregua, por el statu quo de la igualdad de fuerzas en el interior del edificio.

El toque de gracia

Puerta de acceso al Santo Sepulcro

Pero falta un detalle, el genuino toque mediooriental: el hombre que tiene las llaves, que ha cerrado y que abrirá mañana al amanecer, cuando le den la escalera por la mirrilla, es un Nuseibah, un miembro de una de las más antiguas familias árabes conquistadoras, venidas de La Meca con el califa Omar en el siglo VII…

¿Un musulmán viejo y de pura cepa es el guardián del Santo Sepulcro? Pero no podría ser de otra manera. El Califa, a la vista del irreconciliable antagonismo que había entre las diferentes iglesias cristianas, no se atrevió a confiarle las llaves del Santo Sepulcro a ninguna de ellas por temor a los disturbios, y adoptó la solución salomónica de encomendársela a una familia fervientemente musulmana. Y desde entonces, a lo largo de los siglos, los Nuseibah, sin caer en la soberbia por haber tenido ministros y primeros ministros en la familia, se pasan de padres a hijos la obligación de ir cada madrugada y cada anochecer a echar las llaves del más sagrado lugar de la cristiandad.

Estamos en guerra, latente, suspendida, pero guerra. Presenciar la ceremonia de las llaves lo ilustra mejor que cualquier historia de guerras de religión que pueda contar aquí. Visto esto uno entiende las actitudes, las miradas, o los cuentos de los sacerdotes de las distintas confesiones del Santo Sepulcro.

“Una vez hubo un incendio y salimos corriendo de la iglesia, claro. Pues cuando volvimos los griegos nos habían robado una capilla, no había forma de echarlos de allí”, explica un franciscano a un grupo de beatas mexicanas…

Las distintas iglesias se han repartido el Calvario con una raya meridiana que divide la capilla en dos, la parte de acá, donde clavaron a Cristo en el madero, mía, la parte de allá, donde se levantó la cruz, de ellos, y es como el paralelo 38, si uno invade la zona del otro se arma otra vez la guerra de Corea.

Se ven en el cubículo de la tumba de Cristo, tan pequeño que no caben centinelas de las tres iglesias, católica, griega y armenia, por lo que se turnan de acuerdo con un estricto horario, y se ven en las capillas que tienen en propiedad exclusiva, dispuestos a morir achicharrados antes que dejarse engañar otra vez por los astutos griegos.

La hostilidad flota en el aire de la iglesia, se refleja en la forma en que los distintos sacerdotes hacen cantar a sus grupos de peregrinos para que no se oiga a los demás, o en la anarquía arquitectónica que reina en la iglesia, donde cada cual hace obras en lo suyo cuando y como quiere, sin que haya existido nunca un plan racional de restauración, lo que hace del más sagrado templo de la cristiandad una especie de monstruo de Frankestein, lleno de costurones al aire y añadidos desproporcionados.

Viejas cuentas pendientes

Cuando el siglo pasado los griegos hicieron una reforma tras un incendio, en la que instalaron el horrible templete que alberga el sepulcro, aprovecharon la ocasión para hacer desaparecer las tumbas medievales de Godofredo de Bouillon, jefe de la Primera Cruzada, y de su hermano Balduino, primer soberano titular del Reino Latino de Jerusalén. Al fin y al cabo los cruzados no sólo masacraron a musulmanes y judíos, sino también a cristianos griegos orientales.

Las cuentas pendientes, como se ve, son viejas, y las nuevas pueden establecerse por nimiedades, una disputa sobre calendarios litúrgicos puede causar cientos de muertos.

En la capilla del Angel, que sirve de vestíbulo a la cámara del Sepulcro, hay una abertura en la pared. Por ahí meten la mano los ortodoxos para encender un cirio, el Fuego Nuevo, en Sábado Santo. Pero su Semana Santa no coincide con la católica, y los franciscanos intentan boicotear la ceremonia. En 1833 el choque fue tan violento que hubo cuatrocientos muertos en el Santo Sepulcro.

En el pasado la situación era aún más complicada que ahora, porque había más Iglesias copropietarias del Santo Sepulcro. Hasta la Iglesia Etíope poseía una capilla, de la Columna del Improperio, donde se dice que ataron a Jesús para darle los azotes. Pero en la época otomana muchas Iglesias no pudieron pagar los impuestos establecidos por los turcos y se produjo una concentración en las tres ahora propietarias, la Católica Romana, la Ortodoxa Griega y la Ortodoxa Armenia. Las tres controlan el Sepulcro, las dos primeras el Calvario, y la última la capilla de la Invención de la Cruz, un aljibe subterráneo donde Santa Helena encontró la Vera Cruz (en realidad encontró tres cruces, porque también estaban las de los ladrones, pero si el rigor arqueológico de Santa Helena puede cuestionarse, hay que reconocer que era una mujer con recursos: cogió a un muerto o moribundo, según las versiones, y lo colocó sobre las tres cruces; al acostarlo sobre la Vera Cruz, se levantó vivo y en buena salud).

La fuente: El autor es licenciado en derecho y periodista. Durante su extensa trayectoria en la revista Tiempo y en los diarios Madrid, Informaciones y El País ha sido enviado especial en numerosos conflictos, particularmente en Medio Oriente y Africa. El texto que editamos aquí es un fragmento de su último libro, Viaje a Palestina (Ediciones B), que recibió el premio Grandes Viajeros 1999. Además, Reyes Blanc es autor de Movimientos de liberación en Africa (1973), IRA, 60 años de guerrilla (1976), Españoles en la Segunda Guerra Mundial (1976) y De Jerusalem a Moscú (1991).

Más

“La Intifada pretende llamar la atención del mundo”

Riad Malki, uno de los integrantes del equipo palestino que negociaba el futuro de Jerusalén, admite que las partes estaban a un paso de cerrar un acuerdo cuando la provocación de Ariel Sharon sumió a palestinos e israelíes en la violencia. "Los palestinos -sostiene- no pretendemos entablar una guerra con un ejército que, en cuestión de minutos, nos borraría de la tierra. Cualquier observador con dos dedos de frente entiende que esta Intifada no persigue otro objetivo que el de llamar la atención de la comunidad internacional".

La talibanización de Irak

Las mujeres iraquíes gozaron durante 50 años de derechos impensables en otras naciones árabes. La nacionalización del petróleo y el crecimiento de la economía dieron empleo a miles de mujeres, en un país que nunca ha sido el paraíso de la igualdad, pero por lo menos ofrecía mejores condiciones que sus vecinos. A las mujeres iraquíes se les garantizó por ley que si no encontraban empleo en el sector privado, el gobierno se lo proporcionaría de acuerdo con su especialidad o nivel educativo. Los doce años de sanciones minaron la economía que sostenía esos cambios. Aun así, hasta la invasión de EE.UU., el 38 por ciento de los médicos en Irak eran mujeres, que también constituian la mayor parte del estudiantado universitario. Pero con la conformación del Consejo Gubernativo de Irak con representantes de sectores conservadores que quieren restablecer las leyes más regresivas, los invasores abrieron la puerta a la instauración de la sharia, que eliminaría los derechos de la mujer en el matrimonio, el divorcio, la herencia y la representación legal, así como legalizaría la lapidación por adulterio. Escribe Sara Flounders.

“Yo no como palestinos en el desayuno”

La última entrevista concedida por Sharon antes de las elecciones revela ideas claves sobre cómo prevé conducir sus relaciones con los palestinos.

Con el sello de Osama ben-Laden

Refugiado en el cordón montañoso de Afganistán, el hombre a quien se sindica como responsable de los atentados masivos contra los Estados Unidos ha advertido en varias ocasiones su disposición a enfrentar, con todos los medios a su alcance, que no son pocos, los intereses norteamericanos. Aunque el régimen talibán que lo ampara ha desmentido su responsabilidad en la tragedia, Osama ben-Laden es, nuevamente, el trofeo de caza más preciado para la administración del presidente Bush. En su cabeza recaerá, seguramente, la ira de la Casa Blanca. Escribe Ricardo López Dusil.

Dos periodistas argentinos mueren en Irak

"No te preocupes. Si llegué vivo después de 34 guerras, es porque no hago tonterías. En ese sentido, soy muy prudente". Releemos el último mensaje que recibimos en El Corresponsal, vía e-mail, de Mario Podestá, el periodista argentino muerto ayer (14) a 100 kilómetros de Bagdad, cuando el vehículo en el que viajaba sufrió, al parecer, el reventón de uno de sus neumáticos y dio una serie interminable de vueltas. Mario murió en el acto, mientras que Mariana Verónica Cabrera, camarógrafa argentina de 29 años, que había sufrido graves heridas, falleció al día siguiente. Podestá, fotógrafo y camarógrafo independiente, con mucha experiencia en coberturas de guerra, estaba tratando de llegar a Bagdad desde Amman, Jordania. Había tenido dificultades para reunir los fondos necesarios para el viaje, pero un acuerdo con tres patrocinadores le permitió trasladarse a la región, adonde trabajaría para el multimedios argentino América 2. También había ofrecido su colaboración desinteresada para elcorresponsal.com.

Bush & Ben Laden Sociedad Anónima

El nuevo libro de Víctor Ego Ducrot, del que damos en estas páginas un anticipo, muestra un análisis inquietante y polémico del escenario creado a partir de los atentados del 11 de septiembre. Según su autor, acaba de estallar la primera guerra global entre las corporaciones financieras, en la que los aparentes enemigos son socios. Se trata de un tablero inestable y caracterizado por las contradicciones de un nuevo modelo mundializado de dominación. La obra de Ego Ducrot, que acaba de publicar el Grupo Editorial Norma, de Buenos Aires, es la profundización de un análisis que ya había sido publicado en El Corresponsal. Una obra destinada a echar luz entre tanta manipulación mediática.