La muerte violenta se ensaña con los adolescentes sudafricanos
Según un estudio realizado durante el año pasado y 1999, el 41% de los niños menores de 19 años fallecidos en Ciudad del Cabo fue víctima de asesinatos. El nivel de violencia es tal que un sudafricano tiene dos veces y media más posibilidades de ser asesinado que de morirse en un accidente de tránsito.
JOHANNESBURGO.- Un sudafricano tiene doce veces más posibilidades de ser asesinado que la media internacional. Un sudafricano también también tiene dos veces y media más posibilidades de ser asesinado que de morirse en un accidente de tránsito. Y un adolescente en Ciudad del Cabo tiene más pobabilidades de morir de un disparo que en un accidente de tránsito o por causas naturales, según un estudio realizado durante dos años en 37 funerarias de seis provincias por el Consejo de Investigación Médica (MRC) y el Instituto de Ciencias Sociales Unisa, en el que participó el investigador Mahomed Dada, titular del área de medicina forense en la Universidad de Natal. La muestra del estudio es muy amplia. Cubre el 45% de los muertos en Sudáfrica el año pasado y el 25% de los que murieron en 1999, por cualquier causa. Después de la muerte, el cadáver debe ser entregado a una funeraria estatal para inscribir el fallecimiento o si es en una funeraria privada, ésta debe dar los detalles de la muerte a una estatal. Cada caso de muerte no natural debe ser sometido a una autopsia para determinar la causa precisa.
El único país con una proporción de asesinatos más alta que Sudáfrica es Colombia. Pero ningún país es más violento hacia sus niños.
La doctora Sandra Marais, especialista del programa de Crímenes, Violencia y Lesiones del MRC, en Ciudad del Cabo, explica que en 1995 las principales causas de muerte en bebés de 0 a 4 años fueron lesiones, sumadas a bajos pesos de nacimiento y problemas perinatales.
Sin embargo, un niño de 5 a 14 años tiene más probabilidades de ser alcanzado por la muerte de un tiro, de una puñalada o por lesiones provocadas en peleas, fuegos o lo que sea que de morir naturalmente. La proporción de muertes violentas o por causas antinaturales declina con la edad. Marais señala que “la probabilidad de que un niño de 5 a 14 años muera por causas naturales está muy por debajo en relación con los chicos más chicos y las personas más grandes”.
De todos los niños que murieron en Ciudad del Cabo durante 1999/2000, el porcentaje de muerte por violencia era más alto entre aquéllos de entre 15 y 19 años, con el 66,3% de asesinatos, el 24,4% por accidentes y el 5,2% por suicidio.
Marais detalla: “Los datos de 1999 y 2000 son increíblemente altos. El 41% de los menores de 19 años muertos en Ciudad del Cabo fueron asesonados, a menudo con armas de fuego (el 50% de los casos). En esta categoría etaria las muertes por arma de fuego son la causa más frecuente de muerte violenta. Dudo que en otra parte del mundo se asesinen a niños en esta cantidad.
“Comparemos con esto: el 42% de los niños que muere en Ciudad del Cabo fallece por accidentes, principalmente de tránsito, pero también por ahogo, quemaduras y otras situaciones.”
El motivo de la investigación, según el coordinador, doctor Mohammed Seedat, del Instituto de Ciencias Sociales Unisa, fue la necesidad de tener datos fiables sobre los quién, qué, cómo y cuándo de los homicidios y otras lesiones no fatales. La mayor parte de nuestro trabajo de prevención se basaba en decisiones políticas, intuición y respuestas emotivas”. Seedat sostiene que debe reducirse el acceso a las armas de fuego, ya que son la causa principal de muerte. Y también destaca la necesidad de que el gobierno introduzca una legislación más severa con respecto a la posesión de armas y el control del abuso de alcohol.
“Necesitamos trabajo, iguales oportunidades económicas, una disminución en las diferencias entre los salarios de hombres y mujeres y grupos de distintas razas, el desarrollo de la infraestructura, mejor vigilancia preventiva, habilidad para reducir los conflictos en hogares y escuelas, la visita a las casas de aquéllos que corren riesgo de violencia y un cambio inmediato en los ambientes que se prestan a la violencia”.
En cuanto al tipo de armas usadas, Dada afirma que ahora se prefieren las de fuego porque la sangre no mancha al asesino, “y es menos personal”. Agrega: “Las puñaladas se ven principalmente en Navidad o Año Nuevo, cuando las personas tienden a emborracharse, y se producen entre amigos o parientes.”
Hubo también -según el investigador- un aumento de los suicidios, sobre todo entre las personas negras jóvenes, pero es imposible saber si es atribuible al HIV o a otras causas.
Además, Dada sostiene que en las áreas rurales, muchos médicos no distinguen entre las causas antinaturales y naturales de muerte. “Más del 50% de las muertes en algunas áreas rurales no se informa. En algunos casos, los doctores acuerdan fraudulentamente con una familia que, por ejemplo, no quiere una autopsia por supuestas razones religiosas e inscriben como natural la causa de una muerte por homicidio.”
También, Dada explica que la policía “en algunos casos dice que no hay vehículos para recoger un cuerpo de una persona muerta en un homicidio, entonces no se hace ningún análisis post mortem, ni ninguna investigación delictiva… el sistema de justicia falla justamente para las personas que más lo necesitan, los pobres”.
La fuente: Mail & Gardian, semanario sudafricano que edita 37.000 ejemplares. se dedica principalmente a las notas de investigación y a combatir la corrupción (www.mg.co.za)