La república de las sectas: Iglesias y dioses se multiplican en Camerún

La república de las sectas: Igesias y dioses se multiplican en Camerún

Oficialmente, cuarenta cultos son reconocidos legalmente en Camerún, pero en la práctica, más de 150 ejercen sus actividades. La pobreza imperante y la falta de perspectivas para el futuro hace que las sectas ganen cada día más seguidores.

Por René Dassie

Primera escena. Iglesia del rey (King’s Chappel), frente a la catedral de Yaundé. El vasto depósito que sirvió en el pasado de negocio comercial, está a pleno y algunos creyentes se ven obligado a seguir la misa desde la vereda. En el interior, la sala ricamente decorada: flores, mesas, carteles. Armados con dos micrófonos, los oficiantes de turno -uno traduce al inglés lo que dice el otro- hablan a la multitud de la depravación de las costumbres, la necesidad de creer, las maravillas de “darle la vida a Jesús”. Cantos y oraciones marcan las pausas.

Segunda escena. Full Gospel Church, Tsinga. Mismo escenario. Excepto que el final de la misa toma el aspecto de un duelo. Los seguidores que han comenzado con notas musicales muy apacibles, continúan ahora la misa con llantos. Algunos fieles están de rodillas. La atmósfera es pesada. Luego, súbitamente, se interrumpe la escena triste. Comienza nuevamente la música. Una repentina alegría sacude a los fieles, que obedecen las menores órdenes de los pastores, instalados sobre un podio que domina la sala. Todos parecen detenidos mientras la misa llega a su fin, luego de cuatro horas de intensas actividades.

Tercera escena. Templo Eckankar, lindo edificio situado frente a una panadería, oculto a las miradas indiscretas por la vegetación agreste, que cubre esta zona pantanosa. Son las tres de la tarde de un domingo, y los cantos corales del grupo rompen el silencio. Cuando el coro se detiene, continúan los rezos, una oración poco habitual. Los seguidores cantan el “hu”, el sonido de Dios. Sus voces unidas forman una suerte de “hum” muy agudo. Están totalmente concentrados. La escena continúa.

He aquí tres cultos que pertenecen a lo que, en Camerún, se ha dado en llamar las nuevas iglesias. Si los dos primeros se inscriben en un cristianismo evolutivo, el grupo Eckankar, por el contrario, constituye una suerte de sincretismo, en el que se retoma el nombre de Dios, pero que también tiene un fuerte acento oriental, en el que se insiste en el desarrollo del espíritu y la realización de sí, por medio de la meditación, el canto “hu” y diversas purificaciones físicas y mentales.

Estos tres casos son sólo una leve muestra de la multiplicación de capillas religiosas en Camerún, pues el tablero confesional legal del país en este siglo XXI está bien nutrido: 45 iglesias reconocidas. Testigos de Jehová por aquí, Iglesia Universal por allá, Templo del Rey Ramah, etcétera. Las denominaciones pueblan las calles, y la cifra de 45 está muy por debajo de la realidad. “Las iglesias que funcionan en la ilegalidad deben llevar el número al menos a 150”, afirma un responsable del Ministerio de Administración Territorial, encargado de dar carácter legal a las organizaciones de la fe. “Es una consecuencia lógica de la democracia, de la libertad de culto”, precisa otro.

Aun la más sólida y jerárquica iglesia católica conoce divisiones. Muchos ven hoy en la multiplicación de los grupos carismáticos, una tentativa de sectorización. Siempre en la tendencia cristiana, el movimiento pentecostal, del que los dirigentes gritan que no se trata de iglesias, aunque los creyentes han “recibido directamente el Espíritu Santo”, cuentan con una cincuentena de capillas.

Los dirigentes moderados del Islam deben también hacer frente al aumento de toda suerte de integrismos que marcan su presencia con accesos de violencia como en Mbalmayo en 1994, o también recientemente en la mezquita de Foumban, donde la administración tuvo que intervenir para impedir que tidjanistas, wohabitas y kolkonus se destrozaran por el control de la mezquita.

Con o sin Dios

Pero que se llame Jesús o Alá, el dios único debe hoy afrontar numerosos dioses importados, y también a los que proclaman su no existencia. Las escuelas de yoga hindú, Ananda Marga y Sahaga yoga aportaron en sus prácticas los 1500 dioses o más del inmenso panteón hindú. Brahma, Vishmu, Clva, Krisna… las escuelas neobudistas han relegado a Dios a segundo plano, y proponen a sus seguidores realizar su propia personalidad, mediante prácticas introspectivas. La coreana Moon hizo más. Para acortar la espera del Salvador que dura desde hace dos milenios, Moon, el creador de la iglesia cristiana universal, hizo saber a todos sus fieles que él es el Jesús tan esperado. Y ¿el Espíritu Santo que completa la trinidad padre-hijo-espíritu santo? Su esposa. Se golpea a la puerta de una casa común del barrio Essos, y se encuentra al decano Ndjongué Jérémy, creador de la “religión verdad”, que afirma estar en contacto mental permanente con entes extraterrestres, que lo han instruido para salvar al mundo.

En un lugar perdido del barrio Obobogo, seguidores de un movimiento africano llamado “eboka”, entre los cuales se encuentran importantes responsables políticos, creen poder acceder a planos paralelos de la existencia, con el consumo de eboka, una planta con efectos alucinógenos.

Los cultos de inspiración satánica no son menos, aunque las capillas estén cuidadosamente ocultas. Según la opinión de varios, los raptos de niños que se multiplican en las grandes ciudades, están relacionados con estos cultos, que no dudan en hacer sacrificios humanos.

Malestar, pobreza

¿Debemos alegrarnos de tal boom de espíritu religioso? No, considera François Nouthé, sociólogo que propone dividir las sectas en dos grupos, según los responsables apunten a sus intereses personales o no. “Ellas desvían a los ciudadanos de sus preocupaciones cotidianas. La gente abandona la familia y los estudios para orar. Se ha visto a niños morir, faltos de cuidados. Y el ejemplo de Uganda, donde un gurú impulsó a sus seguidores al suicidio, está todavía fresco en las memorias”, explica. El sociólogo atribuye la multiplicación de las capillas a las consecuencias de la atmósfera democrática.

Sólo en la ciudad de Yaundé, el número de jóvenes que abandonan todo para servir a la iglesia no cesa de crecer. Se habla de ese joven estudiante de quinto año de medicina que dejó todo y va puerta por puerta con una Biblia para anunciar la buena noticia; de ese padre de familia, ingeniero politécnico que abandonó a su mujer y a sus hijos, para seguir a los testigos de Jehová. En el tribunal de gran instancia de Yaundé, se afirma estar preocupados por la numerosa cantidad de demandas de divorcio, de personas que no toleran que sus cónyuges rechacen seguir sus convicciones religiosas.

En las nuevas iglesias, se cree responder a una necesidad real de culto puro. “La mayoría de las religiones que se instalaron dicen a sus seguidores que las doctrinas ancestrales pueden cohabitar con Dios. La vida cristiana es una elección: o la tradición humana o Dios, pero no un poco de las dos”, opina Chantal Yologaza, pastor de la iglesia Bethel.

La desocupación galopante y la incertidumbre sobre el futuro son fermentos para la multiplicación de las iglesias. Una multiplicación que se acompaña de un condicionamiento negativo de los espíritus y que parecería finalmente darle la razón al pensador alemán Karl Marx que sostenía que “la religión es el opio de los pueblos”.

Religión Verdad. De creación camerunense (de Ndjongue Jérémy y su esposa), la religión Verdad ofrece un culto muy sorprendente. “La religión Verdad no es ni animista, ni atea, ni materialista, ni politeísta, ni monoteísta, ni uniteísta”, afirma la pareja, que se declara directamente aleccionada por seres energéticos de otras dimensiones del universo. Extraterrestres, en resumen. Cada ser humano tiene su padre creador, sostienen. “Nuestro objetivo es ponerlos en contacto”. Ndjongué declara sus poderes “curativos”. Y los recibe directamente, sin esfuerzo de algunos dioses con los que está en contacto permanente. “Soy el primer alumno que han formado. Me pidieron formar a otros”. A pesar de un cartel puesto en una vereda del barrio Essos, Ndjongué no pudo convertir nada más que diez discípulos, en diez años de ejercicio.

Rosa Cruz de Oro. Responsable: Lucien Mamba, PDG Radio-Venus. Tipo: esotérico, filosófico. Mamba afirma que su escuela enseña al hombre cómo descubrir su “tercera naturaleza, que escapa a toda suerte de dualidad. Los candidatos están ubicados en la realidad de esta tercera naturaleza”, afirma. “Nosotros sabemos cómo invocarla, cómo penetrar en ella”. La rosa cruz de oro enseña también que cada ser está dotado de un elemento divino que se reencarna si la persona no tuvo la posibilidad de entrar en su “tercera naturaleza”. El dice también rechazar la acusación de secta.

Ekankar. Las enseñanzas Ekankar aparecen como una especie de sincretismo. Esta escuela espiritual promete al discípulo la posibilidad de acceder a la verdad, interpretar sus sueños y aligerar el peso de sus malos actos, mediante la recitación de “hu”, suerte de mantram o fórmula mágica. Reúne algunas decenas de seguidores en Camerún.

Sahaja Yoga. De creación reciente, Sahaja Yoga ofrece la purificación de los deseos, la elevación del espíritu, mediante la recitación de mantrams, delante de una bella foto de Shri Mataji, la fundadora. Número de adeptos: algunas decenas, sobre todo en Duala y Yaundé.

Ananda Marga. En oposición a la Sahaja Yoga, la escuela Ananda Marga ofrece prácticas de yoga más antiguas e insiste en la meditación. Reúne dos o tres decenas de seguidores.

Sokka Gakkaï Camerún. Tipo: budista, ateo. Número de seguidores: 1 millar. La SGC integra la Sokka Gakkaï internacional, movimiento budista laico nacido en Japón. La Sokka Gakkaï o asociación para la creación de valores enseña que la recitación cotidiana del Nammyotto Renge Kyo permite al practicante despertar y revelar su naturaleza innata de Buda (o estar despierto a la ley fundamental de la vida), al que corresponde su propia revolución humana.

Foi Baha’i. Inciado en la región persa en 1844, el movimiento Bahaî no se declara ni del Islam, ni del cristianismo, ni de ninguna otra tendencia religiosa dominante. Su promotor principal llamado Bab que anuncia la venida de un gran guía, hace rápidamente discípulos de Buha’allah, el guía anunciado. A pesar de las persecuciones, el movimiento se extiende rápidamente. La fe bahaï se basa en los valores universales del amor, la paz y la tolerancia. En Camerún, el número de fieles se estima en 40.000.

La fuente: Le Messager, semanario de Camerún, que tira 15.000 ejemplares, es una publicación opositora al presidente y a los funcionarios del gobierno. (www.wagne.net/messager)