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jueves, mayo 9, 2024

Ghana, un país que mantuvo el orgullo de ser africano

TurismoGhana, un país que mantuvo el orgullo de ser africano

Ghana, un país que mantuvo el orgullo de ser africano

A pesar de haber sufrido una brutal colonización que los despojó de su riqueza mineral y los esclavizó, los ghanianos se mantienen fieles a su cultura y disfrutan de mostrarle al viajero la forma de vida, las artesanías y las costumbres típicas de las diferentes etnias que pueblan el país.

Por María Masquelet

Pescadores ghanianos.

Orgullosa de su cultura africana y hospitalaria con el viajero, Ghana se presenta como un destino turístico interesante y poco explorado todavía. La historia que se respira en los fuertes donde alojaban a los esclavos antes de la partida para el Nuevo Mundo, las amplias y poco pobladas playas, los mercados plenos de artesanía típica y un parque nacional que alberga especies en peligro de extinción resultan atractivos que, además, el viajero podrá disfrutar sin gastar mucho dinero.

A pesar de ser un país que sufrió la brutalidad de la colonización -desde el despojamiento de su riqueza mineral hasta la esclavización de su gente-, Ghana mantiene una fuerte identidad. Sus artesanos tienen una larga tradición cultural que se manifiesta en la decoración de todos sus trabajos, sobre todo en las telas, en la alfarería y en la cestería, en las que colores y formas cargan un fuerte contenido simbólico: el amarillo representa a Dios, la vida eterna, la prosperidad; el blanco, la pureza, la verdad, la alegría; el verde, la fertilidad; el círculo, el poder de Dios; el rectángulo, la virilidad, y el triángulo, la femineidad.

Los festejos también son muy característicos y debido a la diversidad cultural y religiosa del país, hay una gran cantidad y variedad de celebraciones, privadas y públicas. En el ámbito familiar, se le da mucha importancia a la fiesta que marca la transición de la adolescencia a la madurez; en las poblaciones costeras, la botadura de una nueva canoa también es un motivo de celebración, y una de las más populares es el festival de Bakatue, el último miércoles de julio, que incluye procesiones y diferentes competencias y coincide con el inicio de la temporada de pesca.

Muy activa y pintoresca a la vez Accra, la capital de Ghana, combina una intensa actividad de gran ciudad con lo más típico y pintoresco de las costumbres africanas y, aunque en los últimos años comenzó a atraer a más turistas, todavía se mantiene auténtica y el visitante no corre el riesgo de encontrarse extranjeros a cada paso.

Sin duda, los mercados son los lugares de mayor encanto. En el corazón de la ciudad, sobre la calle Kojo Thompson, el Makola tiene una actividad constante durante toda la semana y se llena de vendedores de artesanía, sobre todo telas pintadas con batik; mientras que el Kaneshie, en la parte oeste de la ciudad, es el más adecuado para encontrar comidas típicas y especias. Otros dos mercados atractivos son el Obruni Wao, cerca de la estación, donde, entre otros artículos, se vende ropa de segunda mano, y el Timber, más alejado del centro, en el que se concentran objetos curiosos que incluyen animales y fetiches típicos.

Pero es el Arts Centre, ubicado entre el centro de la ciudad y la plaza de la Independencia, el lugar donde se reúnen más cantidad de artesanos a ofrecer una amplia variedad de objetos representativos de la cultura ghaniana, como esculturas, artículos en madera, instrumentos típicos y ropa tradicional. Es muy habitual que puedan verse en el lugar demostraciones de canto y danza y, también, escenas del teatro tradicional.

Un paseo obligado es recorrer la Plaza de la Independencia, un espacio grande y abierto capaz de albergar a 30.000 personas, desde donde se ve el Osu Castle, el edificio histórico más interesante de Accra, que lamentablemente está cerrado para la visita del público.

Para alejarse un poco del bullicio de la capital, vale la pena una recorrida por los Jardines Botánicos de Aburi, a sólo 35 kilómetros de Accra, que fue creado por los británicos hace más de 100 años e incluye una muestra interesante de plantas exóticas.

Las playas de Accra son otro gran atractivo, aunque las mejores quedan unos kilómetros alejadas del centro. Por la calle Labadi se llega a la playa del mismo nombre, un popular lugar para los veraneantes de fin de semana y, más adelante, aproximadamente a siete kilómetros, se ubica playa Coco, mucho más encantadora que la anterior. Por el mismo camino, se alcanza la playa Kokrobite, que se distingue por albergar la Academia de Artes y Música Africana (Aamal), donde se realizan conciertos al aire libre, lo que hace que en las noches, sobre todo durante los fines de semana, se armen verdaderas fiestas de música tradicional. Los fuertes costeros

Uno de los castillos costeros que sirvieron de depósitos de esclavos

Los castillos de los esclavos, algunos de los cuales tiene más de 500 años, se extienden sobre 250 kilómetros de costa y atraen a decenas de miles de turistas cada año. Muchos de ellos pueden ser visitados e, inclusive, algunos han sido convertidos en hoteles en los que el visitante puede alojarse por poco dinero.

El castillo de Cape Coast, sobre las costas del Atlántico, fue construido en 1652 por suecos para servir de centro de comercio de la madera. Tomado en 1664 por los ingleses y transformado en depósito de esclavos, es un testimonio silencioso de siglos de lágrimas, trabajo forzado y tortura. Situado a 120 kilómetros al oeste de Accra, atrae a 200 visitantes por día, la mayoría, turistas afroamericanos.

Durante la visita, el sentimiento más frecuente es la indignación que despiertan estos testimonios de la dominación impiadosa y el sufrimiento de los nativos. Mujeres y hombres permanecían detenidos en este lugar durante aproximadamente seis semanas, antes de ser vendidos y enviados hacia América. Una placa en la entrada del pabellón de los esclavos tiene una inscripción que pide que estas atrocidades no se repitan jamás: “Que los que aquí fueron muertos reposen en paz, que los que vuelven encuentren sus raíces, que la humanidad no cometa nunca más semejante injusticia… Nosotros, los vivos, somos los responsables de que así sea.”

A 20 kilómetros al oeste de Cape Coast, un pequeño pueblo de pescadores, Elmina, alberga un fuerte y un castillo. El castillo de St. George fue construido por los portugueses en 1482 sobre una península rocosa, cuando descubrieron la riqueza de oro y marfil en la región. Visitado por Cristóbal Colón antes de su descubrimiento del Nuevo Mundo, su estructura es muy similar a la del de Cape Coast, si bien el interior era un poco más cómodo y mejor iluminado. Los holandeses tomaron el castillo en 1637 y construyeron el fuerte St. Jago (1652), a unos cientos de metros, para protegerlo. Los dos fueron ampliados cuando los esclavos reemplazaron el oro como objeto de comercio, y la visita de los edificios muestra la vida miserable a la que se los condenó.

A unos 60 kilómetros de Accra, el pueblo de Senya Beraku alberga el Fuerte Buena Esperanza (1706), que actualmente brinda hospedaje. Otros 30 kilómetros hacia el Oeste, hay un pueblo de pesca pequeño, Apam, y su atracción principal, Fuerte Paciencia (1697), también se ha convertido en un alojamiento. Aproximadamente a 9 kilómetros al este de Cape Coast, Mori es el sitio de Fuerte Nassau (1612), el primero que los holandeses construyeron en la Costa del Oro para el que se importaron de Holanda hasta los ladrillos usados para las paredes. Pocos kilómetros más hacia el Este, se encuentra Anumabu, donde se ubica uno de las más bellas construcciones de la costa, Fuerte William (1730). Un paseo por las copas de los árboles

El Parque Natural Kakum formó parte de un extenso bosque que compartían cinco países.

A unos 30 kilómetros al norte de Cape Coast, el Parque Natural Kakum tiene una vegetación densa, con monos, elefantes, antílopes, más de 200 especies de pájaros y 550 clases de mariposas. Esta reserva constituye una isla de bosque tropical en un mar de tierras agrícolas, ya que actualmente es un fragmento aislado de lo que antaño fue un cinturón continuo de bosques que se extendía desde Guinea, a través de Sierra Leona, Liberia y Costa de Marfil, hasta Ghana.

Degradado por la actividad minera, los cultivos y los asentamientos de pobladores y atacado por la caza y la explotación de madera, Kakum cubre ahora 357 kilómetros cuadrados, pero es uno de los últimos habitats que quedan para seis especies en peligro de extinción en el mundo, entre ellas, algunas clases de monos y los elefantes del bosque. La experiencia de recorrerlo se enriquece si uno va acompañado de un guía local, que puede ayudar a identificar huellas de animales en el barro y explicar cómo determinadas marcas en un árbol son el resultado de un elefante del bosque que rasca su lomo o cómo los jugos que salen de la cáscara de una fruta constituyen el desayuno de ciertos monos. Por el sendero etnobotánico, el visitante tiene la posibilidad de conocer las diferentes especies vegetales de Kakum y el guía explicará, según las creencias de la medicina tradicional, cuáles son las propiedades curativas de esas plantas. Pero, lo más sorprendente y original de este parque es un puente suspendido a 100 pies de altura sobre la tierra, que permite tener una visión panorámica de la vegetación y también lograr una mayor aproximación a las distintas clases de aves que pueblan el lugar. Este puente, que comienza en el nivel de la tierra y va subiendo lentamente, está construido con cables y malla de acero y angostos tablones de madera y conectado con plataformas en los árboles que sirven de puntos de observación.

En el reino ashanti

La capital antigua del reino ashanti, Kumasi es todavía el corazón de esta región y, con una población aproximada de 400.000 habitantes, muestra una arquitectura en la que se mezcla de manera excepcional la herencia colonial y las características típicamente africanas.

La atracción mayor de la ciudad es el Centro Cultural Nacional, que abarca un museo fascinante con la historia de los ashanti, una biblioteca popular, un excelente negocio de artesanía y lugar de exposición. Uno de los objetos más interesantes es el taburete de oro falso usado para engañar a los británicos, que creyendo que era el verdadero, exigieron a los ashanti que se lo entregaran y lo tuvieron durante décadas, antes de descubrir el engaño.

Pero, el verdadero taburete de oro se mantiene en el palacio de Manhyia y sólo se saca en ocasiones especiales. Es tan sagrado que ni siquiera el rey se permite sentarse en él y nunca debe apoyarse en el suelo. Cerca de allí, se encuentra la espada de Anokye, exactamente en el lugar en el que -según la leyenda- el taburete descendió de los cielos para marcar el comienzo del pueblo ashanti. Según los lugareños, si la espada se saca, el reino ashanti desaparecerá.

El palacio de Manhyia, más conocido como de Asantehene, es el lugar de los gobernantes ashanti. Los reyes de esta etnia nunca han vivido con lujo y los visitantes a menudo se sorprenden por la sencillez y modestia de este palacio. En la actualidad, el rey vive en otro, construido más recientemente, detrás del antiguo, y si el viajero quiere conocer al monarca, es probable que sea suficiente con llevarle un presente y pedir en forma educada una entrevista con él. También es interesante, si el itinerario elegido lo permite, estar durante la fiesta de Adae -hay dos cada 42 días-, cuando los súbditos van a rendirle homenaje. Datos para el viajero

DATOS DEL PAIS

Capital: Accra (1.700.000 habitantes). Extensión: 238.000 kilómetros. Población: 18.500.000 habitantes (censo de 1998). Etnias: akan (44%), moshi-dagomba (16%), ewe (13%), ga (8%). Idioma: la lengua oficial es el inglés, pero se hablan más de 50 dialectos de los distintos grupos tribales, entre ellos akan, ewe y guma. Religión: creencias animistas (38%), musulmanes (30%), católicos (24%). Gobierno: democracia presidencialista desde 1993.

Ubicación geográfica: está situado en el Africa Occidental y limita por el Norte con Burkina Faso y Níger; por el Sur, con el océano Atlántico; por el Este, con Costa de Marfil, y por el Oeste, con Togo. En la costa predominan las llanuras y hacia el interior la sabana, los bosques y las tierras de cultivo. Se pueden ver montañas de poca altura en la región del Volta, el lago artificial más extenso del mundo. Los ríos que riegan Ghana son el Volta Negro y el Volta Blanco.

Historia: la historia de Ghana está estrechamente relacionada con la de sus vecinos. Desde Guinea hasta Nigeria se comparten largos años de civilización en común. En el siglo XIII varios reinos llegaron a la región, llevando la influencia saheliana y se fueron expandiendo hacia el Sur, a lo largo del curso del río Volta. En el siglo XVII, el reino ashanti estaba instalado en la mayoría de los Estados y su capital, Kumasi, podía competir con cualquier ciudad europea. En 1868, el Reino Unido se convirtió en la principal fuerza de dominación de Gold Coast, como se la conocía a Ghana. Al final de 1920, los partidos dedicados a promover la independencia africana se expandieron, pero recién en marzo de 1957 Ghana logró su independencia con Kwame Nkrumah, como su primer presidente. Desde entonces, se han sucedido varios golpes de Estado y, en enero de 1993, se proclamó la cuarta república y se adoptó una nueva Constitución.

Clima: tropical, con lluvias de junio a octubre.

Documentación: pasaporte con validez mínima de seis meses, pasaje de salida y visa que puede ser tramitada a través de la embajada de Ghana en París.

Dinero: la moneda oficial es el nuevo cedi. Sólo en las ciudades importantes se pueden cambiar divisas (dólares norteamericanos) y se aceptan las tarjetas de crédito.

Transporte: la línea aérea nacional, Ghana Airways, comunica las principales ciudades de la costa. Las vías de tren forman un triángulo entre las ciudades de Accra, Kumasi y Takoradi. Existe una buena red estatal de autobuses que cubre prácticamente todo el país. Los taxis locales pueden resultar adecuados para excursiones cortas, pero hay que convenir el costo antes de iniciar el viaje. Unicamente en Accra se pueden alquilar autos y las tarifas son altas.

Salud: son obligatorias la vacuna contra la fiebre amarilla y la profilaxis contra la malaria. No se debe beber agua de la canilla ni consumir alimentos sin cocinar.

Seguridad: Ghana es un país relativamente seguro para el turista. Sólo en las zonas más concurridas, como mercados, estaciones de autobús y centros se dan casos de robo.

Gastronomía: el paté de maní asado, acompañando un estofado de buey o cerdo con paté de maní asado; el fufu, paté de banana o mandioca bañado en un estofado de pescado o cangrejo que ha sido macerado en aceite de palma, y la sopa de nuez de palma son algunas de las especialidades culinarias del país. En general, hay una rica variedad de legumbres y verduras para acompañar carne de cerdo, cabra o pollo, en salsa. Abundan también las frutas tropicales y pescados y mariscos son de primera calidad a lo largo de toda la costa. La cerveza, llamada “pito”, es la bebida nacional. Hay que tener en cuenta que en los restaurantes pequeños no se podrá elegir el menú, ya que se acostumbra que haya un solo plato cada día.

Compras: los artesanos fabrican máscaras y estatuillas ceremoniales en bronce y madera, entre las que se encuentran las típicas muñecas ashanti. Los tejidos pintados artesanalmente con motivos simbólicos también son una buena compra. En los mercados del norte del país se puede encontrar buena alfarería realizada en barro negro o rojo y decorada con motivos geométricos. Otras especialidades del norte son los bolsos y artículos de cuero rojo y decorados con filigranas negras.

La fuente: la autora es periodista del diario La Nación, de Buenos Aires (www.lanacion.com.ar).

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