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jueves, mayo 9, 2024

Las increíbles ciudades subterráneas del corazón de Turquía

TurismoLas increíbles ciudades subterráneas del corazón de Turquía

UNA VISITA A CAPADOCIA Las increíbles ciudades subterráneas del corazón de Turquía

Hace millones de años, las erupciones de dos volcanes bañaron la meseta de Anatolia Central con lava, ceniza y barro. Más tarde, la lluvia, el viento, la nieve y las temperaturas extremas modelaron la roca hasta conseguir las maravillosas formas que hoy se pueden admirar en la zona. Gracias a las característricas únicas del lugar, sus pobladores pudieron resistir sucesivas invasiones construyendo ciudades subterráneas, laberínticas e inigualables.

Por María Masquelet

El encantador valle de Goreme.

En el corazón de Turquía, piedras formadas por la erupción de volcanes y esculpidas por la nieve y el viento, ciudades subterráneas construidas por el hombre para ocultarse y defenderse y maravillosos ejemplos de arte religioso atrae y seducen a los visitantes. “Torres cilíndricas de remate curvilíneo escamoso, agujas coronadas de espigas o cubiertas cónicas, cirios con cristalizaciones de roca eruptiva, pilares de sombrerillo fungiforme.” Concentrado y fascinado imaginó Juan Goytisolo a Gaudí frente al paisaje de Capadocia (Aproximaciones a Gaudí en Capadocia. Mondadori, 1990). Probablemente, el genial arquitecto catalán, que tenía en la naturaleza su fuente de inspiración, hubiera quedado deslumbrado por las formas que crearon erupciones volcánicas y fenómenos climáticos en esta región del centro de Turquía. Hace millones de años, los volcanes Erciyes Dagi y Hasan Dagi entraron en erupción y bañaron la meseta de Anatolia Central con lava, ceniza y barro. Más tarde, la lluvia, el viento, la nieve y las temperaturas extremas se ocuparon de ir modelando la roca hasta conseguir las maravillosas y sorprendentes formas que hoy se pueden admirar en esta zona y que le valieron el nombre de “chimeneas de las hadas”. Se supone que la zona ha estado habitada desde el 4000 antes de Cristo y tuvo su mejor época con el gobierno de los hititas, en el siglo XII AC. Los romanos y los bizantinos conquistaron estos lugares, pero no los encontraron lo suficientemente interesantes como para dejar una influencia importante, sino que sólo lo utilizaron como ruta comercial. Por este motivo los pobladores pudieron seguir viviendo de acuerdo con su propia cultura refugiándose en los valles rocosos y excavando sus viviendas en la piedra. Nevsehir está considerado como la puerta principal que da acceso a Capadocia. Es una ciudad situada en la falda del monte Kahveci, en el valle de Kizilirmak, cuya historia se remonta a antes de la era cristiana. En los primeros años del cristianismo, los paganos convertidos a la nueva religión buscaron un lugar seguro donde practicar su fe y excavaron verdaderas ciudades subterráneas que más tarde fueron utilizadas como refugios durante las invasiones de los persas y los árabes. Es un excelente lugar para ser utilizado como base y poder recorrer toda la zona de Capadocia, donde se encuentran las extrañas formaciones rocosas que le han dado fama. Enormes hormigueros humanos

La ciudad de Kaymakli, con sus 10 niveles subterráneos, fue un refugio perfecto para burlar las invasiones.

A sólo 20 y 30 kilómetros al sur de Nevsehir se encuentran Kaymakli y Derinkuyu, las dos comunidades subterráneas más grandes que han sido descubiertas en la zona, aunque no se descarta que haya otras de la misma magnitud ya que, en realidad, no se sabe todavía cuántas están aún ocultas.

Al ingresar en ellas, se tiene la sensación de estar en una especie de enorme hormiguero humano. Los túneles siguen el trazado de callejuelas intrincadas que comunican las viviendas e iglesias situadas en la parte superior con las zonas utilizadas como depósito en los niveles inferiores.

Estas construcciones llegan a tener hasta 40 metros de profundidad y cuentan con un original sistema de ventilación por el que continuamente entraba aire fresco, que sorprende a los ingenieros modernos. También tenían un buen sistema de seguridad, que consistía en un camuflaje perfecto por el que era casi imposible la detección de la ciudad desde el exterior, que incluía piedras dispuestas en las entradas con las que se bloqueaban los accesos en muy poco tiempo. De cualquier modo, si a pesar de esto, los agresores lograban entrar, se veían en serios problemas para llegar al núcleo de la ciudad, porque debían atravesar un intrincado laberinto.

En la actualidad, se puede recorrer, sin problemas, gracias a los guías de la zona que conocen perfectamente el trazado. Kaymakli posee diez pisos de profundidad y sus pasillos y ramificaciones tienen una longitud total de casi 30 kilómetros. Su estratégica disposición permitía a sus moradores esconderse de las persecuciones de que eran objeto. Esta verdadera ciudad subterránea posee numerosas habitaciones y estancias de todo tipo conectadas mediante largos corredores.

Se supone que las primeras obras fueron hechas por los hititas y luego ampliadas por los cristianos que escaparon de las invasiones árabes en los siglos VII y VIII. Derinkuyu, muy parecida a la anterior, se calcula que llegó a albergar a 5000 personas. Fue descubierta por casualidad en 1963 y abierta a los visitantes como museo.

Esta ciudad de siete pisos de profundidad tuvo su origen en la huida de los cristianos de Kayseri que se refugiaron aquí escapando de la invasión de los musulmanes. En su interior se encuentra todo tipo de salas y habitáculos. Debido a las características de la construcción, todavía hay zonas que no han sido exploradas porque los deterioros producidos por el paso del tiempo bloquean el paso.

Estas ciudades subterráneas tenían también numerosas salidas de escape por si eran atacadas. Además, hay un túnel que une ambas, pero que actualmente no está habilitado porque se han producido varios derrumbes.

También, desde Derinkuyu se podía acceder a otra de estas comunidades, la de Mazicoy, ubicada a 10 kilómetros de Kaymakli, más pequeña que las anteriores, pero interesante también porque está construida en una ladera.

Construcciones en la piedra

Así como se multiplicaron las viviendas debajo de la tierra, también las extrañas formas rocosas de la región fueron transformadas en viviendas e iglesias que aún se conservan.

Muchos de los asentamientos de Capadocia surgieron como comunidades monásticas. En el siglo IV, el obispo Basilio el Grande escribió las reglas de la vida monástica que aún hoy son respetadas por los religiosos de la Iglesia Ortodoxa Griega.

El promovía la vida en comunidad para la oración y las tareas físicas, en lugar del ascetismo solitario que imperaba en esa época. Fue bajo su guía que se construyeron las primeras iglesias en el Valle de Goreme y allí varias comunidades pequeñas, con sus propias iglesias, formaron el complejo monacal que es ahora un museo al aire libre.

Si bien no quedan obras arquitectónicas de esa época, sí hay numerosas iglesias bizantinas de los siglos X y XI, excavadas en la roca y decoradas con frescos de gran belleza. Hay más de mil en la zona, aunque pocas se pueden comparar a la de Tokale Kilise que incluye dos templos de diferentes períodos del siglo X.

A escasa distancia, se encuentran Avcilar, un poblado excavado en la roca con las casas en forma de cono, y Zelve, con tres valles de diferentes tonalidades anaranjadas, cuajados de singulares edificaciones donde hasta hace muy poco tiempo vivía gente.

Más desconocido pero no menos impresionante es Ortahisar, con su cono de cien metros horadado por múltiples casas en la piedra. Hay que adentrarse en él y dejarse llevar hasta perderse en su laberinto interior. No hay que temer el desenlace, sus habitantes son extremadamente amables con los forasteros y siempre ayudan a encontrar la salida.

Luego de bajar 435 escalones, se accede a uno de los más hermosos parajes del mundo. Protegido por el Hsan Dagi, el valle de Ihlara ha permanecido casi inmune a las invasiones. En los comienzos, fue refugio de los hititas y, más tarde, de los primeros monjes cristianos que debieron huir de los romanos y luego protegerse de las invasiones árabes de los siglos VII y XVIII. Así, se transformó en un importante centro monástico desde el siglo IV hasta el XIV y albergó 150 iglesias y varios monasterios.

Iglesias y viviendas excavadas en la roca salpican el paisaje ofreciendo un espectáculo que ni la más fértil imaginación podría haber creado. Su acceso es únicamente para caminantes. Son dieciséis kilómetros con docenas de iglesias y monasterios, en medio de un paisaje que muchos han descripto como el más hermoso de la región.

Los aventureros podrán pedir ayuda a los chicos de la zona, que conocen entradas ocultas y los guiarán a adentrarse en túneles laberínticos que desembocan en lugares inesperados.

Urgup, a diez kilómetros de Goreme, se asienta en la base de una roca a una altura de 1050 metros. Está coronada por hermosos pináculos en la que se excavaron un buen número de viviendas. El recorrido por estas casas ofrece una buena muestra del modo de vida de los antiguos pobladores. En los últimos años, se ha transformado en un centro turístico importante, con buena hotelería, restaurantes y bares, y en el que se pueden adquirir alfombras y kilims de buena calidad a precios interesantes.

 

Apuntes para el viajero

Población: Capadocia se ha caracterizado por ser un lugar de tránsito y albergue de distintas razas, culturas y religiones. Esto ha generado una interesante mezcla de hábitos y costumbres y un alto grado de tolerancia con las creencias o los modos de vida diferentes.

Costumbres: es indispensable para mantener la cordialidad, el respeto por su religión y por sus hábitos, comunes a cualquier país islámico. Hay que tener en cuenta ciertas normas de conducta, especialmente en lo referente al respeto por las ceremonias religiosas. Si se visita una mezquita, hay que hacerlo en horas que no estén destinadas a la oración y recordar dejar los zapatos afuera, vestir adecuadamente, no llevar pantalones cortos, camisetas sin mangas o escotes pronunciados. En las casas particulares, también se acostumbra quitarse los zapatos. No se puede fumar en cines, teatros ni en los transportes públicos.

Clima: los veranos son cálidos y secos y los inviernos, muy fríos y con nieves frecuentes. El otoño y la primavera son las estaciones ideales, porque el clima es más benigno y hay menor cantidad de turistas.

Idioma: la lengua oficial es el turco, pero en las ciudades se puede encontrar gente que hable inglés, francés o alemán.

Documentación: para entrar en Turquía es necesario presentar el pasaporte con una validez mínima de tres meses y visado que se obtiene al llegar a la frontera abonando aproximadamente 10 dólares norteamericanos.

Religión: la gran mayoría de los turcos son musulmanes. Existen, además, cristianos, ortodoxos y yezies, seguidores de una religión muy antigua próxima a la frontera con Irak.

Dinero: la moneda oficial es la lira turca. Los cambios de divisas se pueden realizar en los bancos, de 8.30 a 12 y de 13.30 a 17. Están cerrados los fines de semana y días festivos. Existen numerosas oficinas de cambio en los hoteles y en los aeropuertos. Aunque en las principales ciudades cada vez es más frecuente la aceptación de tarjetas de crédito, no es aconsejable depender de ellas.

Actividades originales: experimentar las delicias de un “haman”, el baño turco original, siguiendo todos sus rituales milenarios, incluido un masaje corporal; volar en globo al amanecer para descubrir una visión única de Capadocia (se suele salir desde Çavusin); visitar alguna de las bodegas excavadas en la tierra de los alrededores de Ürgup para probar tanto el vino blanco como el tinto que se producen en esta comarca.

Traslado: el aeropuerto principal de la región está en Kayseri y hay vuelos regulares desde Estambul. Los autobuses tienen buen servicio desde Estambul, Ankara y las principales ciudades turcas.

Tiempo de estada: es aconsejable asignar varios días para visitar la región y apreciar realmente todo lo que ofrece esta área.

Hotelería: hay una buena infraestructura hotelera en toda la zona, con establecimientos de todas las categorías. Es recomendable alojarse en alguno de los hoteles excavados en la roca. En cuanto a las comidas, las mejores opciones están en los hoteles.

Compras: esta región tiene fama de ofrecer los mejores tapices y kilims. El mayor número de tiendas está en Urgüp, mientras que Avanos es una de las grandes capitales de la cerámica.

La fuente: la autora es periodista del diario La Nación, de Buenos Aires (http://www.lanacion.com.ar)

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