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Benín, la tierra del vudú en la “Venecia africana”

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Benín, la tierra del vudú en la “Venecia africana”

DATOS DEL PAIS

En un territorio que apenas supera los 100.000 metros cuadrados, este encantador país africano ofrece una rica historia, variada fauna, muchísimo misterio y una increíble ciudad lacustre construida por la tribu tofuni a principios del siglo XVIII. Los tofuni eran un pueblo pacífico que edificó sus casas sobre el lago para escapar de los fon, guerreros a quienes sus creencias religiosas las impedían sumergirse en el agua.

Por María Masquelet

La reserva natural de Pejdjari alberga unos 850 elefantes

Cuna del vudú, con una ciudad lacustre conocida como la “Venecia africana”, una fauna variada e interesante y más de 40 etnias con idiomas y costumbres diferentes en un territorio que apenas supera los 100.000 metros cuadrados, Benín es un destino muy atractivo para los viajeros interesados en conocer otras culturas.

Aunque quizá los lugares más pintorescos estén alejados de las grandes ciudades, la visita seguramente comenzará por Porto Novo y Cotonou, las capitales política y económica, respectivamente, que están ubicadas en la zona costera, que se caracteriza por sus lagunas y pantanos.

Cotonou, la capital económica, está dividida en dos partes bien diferentes: el área moderna y la llamada “zona africana”, también conocida como “laguna de la muerte”, porque cuando la trata de esclavos ya había sido abolida en este lugar la actividad continuaba en manos de los contrabandistas. Uno de los sitios más pintorescos es el Gran Mercado, donde el visitante, además de comprar artesanía, puede admirar la cantidad y variedad de amuletos, filtros y extraños ritos que se ofrecen como solución para cualquier cosa que uno pueda necesitar.

Porto Novo, la capital política, se encuentra a unos 30 kilómetros de Cotonou. Rodeada por un palmar, la ciudad fundada por un príncipe fon en el siglo XVI, pero con gran influencia portuguesa, tiene el encanto colonial de las casas de paredes de adobe con balcones que dan sobre callejuelas angostas. Vale la pena visitar el Museo Etnográfico, donde hay una importante muestra de máscaras, instrumentos musicales, herramientas de campo, armas y una interesante variedad de elementos de adivinación, y el Museo Honme, instalado en la casa de los reyes de Xogbonou, un interesante conjunto arquitectónico en el que se puede hacer un recorrido por la historia del reino y, sobre todo, de su último soberano, el rey Toffa.

Vivir en el agua

Ganvié, la “Venecia africana”, una ciudad lacustre nacida hace tres siglos

Muy cerca de las capitales, en las aguas del lago Nokué se encuentra uno de los paisajes más atractivos de Benín: Ganvié o la “Venecia africana”.

Según cuentan la historia y las leyendas, esta ciudad lacustre surgió a principios del siglo XVIII, cuando los tofuni, una etnia poco belicosa, construyeron sus viviendas en el agua para protegerse de las persecuciones y agresiones de las tribus fon del reino de Abomey, situado en las costas del Golfo de Guinea, que perseguían a otros grupos para someterlos y venderlos como esclavos. Fue así que los tofuni quedaron a salvo de sus agresores, a quienes sus creencias religiosas les impedían entrar en el agua.

En la actualidad, 25.000 personas siguen viviendo en las 26.000 hectáreas de este lago, en casas con paredes de bambú y techos de paja que se sostienen sobre altos pilotes de madera afirmados en el fondo.

Los tofuni, originalmente una tribu de agricultores, cambiaron a la fuerza sus actividades, los hombres se convirtieron en pescadores y, para las mujeres, la tarea principal es el comercio. Traslados, reuniones, comercio y trabajo, todo se desarrolla sobre canoas.

Cuentan los guías que algunos pequeños islotes fueron hechos artificialmente por los tofuni para que sus hijos tuvieran un lugar firme donde aprender a caminar, actividad que en la adultez queda circunscripta sólo al interior de las casas.

Los visitantes también deben embarcarse si quieren conocer esta población. La mejor opción es trasladarse hasta alguna de las ciudades de la costa y de allí llegar en canoa. Para los que quieren pernoctar allí, en Ganvié hay dos pequeños hoteles, sin lujos pero amables y pintorescos.

Trata de esclavos

También en la región, está ubicada la ciudad portuaria más importante de Benín, Ouidah. Esta población tiene dos elementos que la caracterizan, uno religioso, ya que es considerada la cuna del vudú, y otro histórico, debido a que fue uno de los puntos más importantes de embarque de esclavos hacia América.

El Museo Histórico, ubicado en un antiguo fuerte portugués construido en 1721, propone una visión bastante completa de la historia de la trata de esclavos y de las culturas de la diáspora africana en Brasil y en Cuba, así como de las influencias de los afrobrasileños y afrocubanos sobre las poblaciones autóctonas luego de su regreso, a fines del siglo XIX.

Tanto en Ouidah, donde habita el “sacerdote del mar”, también llamado “gran fetiche”, como en Gran Popo, un pequeño pueblo cercano que antiguamente fue un importante centro de comercio de esclavos y hoy se destaca por sus extensas playas rodeadas de cocoteros, se puede ser testigo del rito vudú. Similar en sus manifestaciones al que se practica en el Caribe, en Benín el vudú no busca el daño de otra persona, sino que los sacrificios de animales se hacen en beneficio propio.

No muy lejos, está Abomey, un primitivo enclave de la etnia fon, que alberga el palacio real, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Allí están las tumbas de los reyes Ghezo y Glele, quienes lucharon contra la ocupación francesa. Hay que detenerse a observar los bajorrelieves tanto del exterior como del interior y el museo donde se exhiben tronos, estatuas reales, joyas y reliquias de los reyes.

Hacia el norte

Hacia el norte, el paisaje cambia tanto geográficamente como por las etnias que lo habitan. En la región conocida como el país taneka, viven en pequeños poblados de casas redondas unidas por muros de barro y con techos de forma cónica, rodeados por bosques que ellos consideran sagrados.

En el macizo de Atakora, se encuentra Natitingu, la capital de los guerreros somba, otro de los grupos étnicos interesantes para conocer. Las construcciones de sus aldeas son pequeñas fortalezas de adobe de cuatro metros de altura llamadas “tata”. La parte baja es para el ganado y la superior es vivienda y encima de estas dos plantas está la terraza, a la que se accede por un agujero en el techo. El museo cuenta la historia de los somba y de su región.

Benín tiene también dos importantes reservas naturales: Pejdjari, en el límite con Burkina Faso, y W, compartida con Níger. Actualmente, Pejdjari, que ocupa una extensión de 257.000 hectáreas, es la única preparada para recibir turismo. Más de 850 elefantes, 2000 búfalos, 1200 hipopótamos, 350 leones, leopardos, antílopes y otras especies pueblan esta reserva, que puede ser visitada desde diciembre hasta abril.

Datos para el viajero

Capital: Porto Novo, con 200.000 habitantes, situada en el Golfo de Guinea. Extensión: 110.620 kilómetros cuadrados. Población: 6.305.567 habitantes (1999). Composición étnica: hay más de 40 etnias. El 40% pertenece a las etnias mayoritarias fon y adja, los yoruba representan el 12% y los bariba el 9%. Idioma: la lengua oficial es el francés y se hablan numerosas lenguas de las distintas etnias. Religión: 70% animista, 15% cristianos, 15% musulmanes. Gobierno: república democrática. Se independizó de Francia el 1° de agosto de 1960.

Historia: Benín fue habitado desde la antigüedad por distintas tribus. En el siglo XVII, el pueblo fon se dividió en tres reinos: Alada, Porto Novo y Dahomey, y luego este último absorbió a los otros dos. En el siglo XVIII, el reino de Dahomey sufrió la invasión de los yoruba, procedentes de Níger, que propició la intervención de los Estados europeos, que aprovecharon para aumentar su comercio de esclavos. La presencia francesa fue cada vez más fuerte y, en 1884, Benín se convirtió en colonia. En 1959, pasó a ser Estado autónomo de la Comunidad Francesa y el 1° de agosto de 1960 consiguió la independencia, con Hubert Maga como presidente.

Tres años después, asumió la presidencia, tras un golpe de Estado, J. Ahomadegbe, que fue derrocado por un nuevo golpe provocado por el general Soglo. En 1967, se instaló un nuevo gobierno provisional que promulgó al año siguiente una nueva Constitución bajo la presidencia del general E. D. Zinsou, destituido en 1969 por un directorio militar dirigido por P. E. de Souza.

Otro golpe de Estado en 1972 puso el poder en manos del mayor Mathieu Kérékou que proclamó dos años después un Estado marxista-leninista. En 1975, Dahomey cambió su nombre por el de República Popular de Benín y en noviembre de 1979 Kérékou fue reelegido y, un año más tarde, nombrado presidente de la República Popular Democrática de Benín.

En julio de 1984, Kérékou fue reelegido y en enero de 1987 se convirtió en un gobernante civil. El 24 de marzo de 1991 se celebraron las primeras elecciones libres en las que Nicéphore Soglo derrotó a Kérékou, quien volvió al poder en las elecciones del 1996 y fue reelegido en los comicios de 2001.

Ubicación geográfica: limita con Burkina Faso y Níger al norte, Nigeria al este, Togo al oeste y el océano Atlántico al Sur. El país tiene forma alargada con una longitud de 750 kilómetros. La zona costera es arenosa con numerosas lagunas y pantanos. El terreno va subiendo en altura y, a medida que se va adentrando en el interior del país, aparecen planos mesetarios muy fértiles, y todavía más al norte el suelo se eleva más con los Atakora que alcanzan los 900 metros de altura. En el nordeste las tierras son llanas y se extienden hasta el valle del río Níger.

Documentación: pasaporte en regla, visado, pasaje de regreso y fondos suficientes.

Clima: tropical o ecuatorial según la zona. En el Norte llueve de mayo a octubre y la estación seca es de noviembre a junio. En el Sur, la gran humedad y las altas temperaturas llegan a ser sofocantes. Las lluvias aparecen en dos períodos: de abril a julio y de octubre a noviembre. Cuando sopla el Hamattan, viento del Sahara que trae nubes de arena, descienden las temperaturas en todo el país. La mejor época para viajar es de noviembre a marzo.

Equipo: se recomienda ropa liviana, calzado cómodo, un impermeable, alguna prenda de abrigo, anteojos de sol, sombrero, protector solar y repelente contra los insectos.

Dinero: la moneda oficial es el franco centroafricano (CFA). Se puede cambiar dinero en bancos y hoteles.

Transporte: las compañías Sabena, Air France, Aeroflot y Air Gabon ofrecen vuelos directos desde las principales ciudades europeas. El país tiene cinco aeropuertos, Cotonou, Kandi, Natintingou, Parakou y Cana. En cuanto a los red ferroviaría, los trenes unen las principales ciudades y también los países vecinos. Los autobuses son bastante incómodos, pero económicos. Para los que quieren alquilar auto, Benín cuenta con un regular trazado de carreteras pavimentadas por todo el país, en muy buen estado en el Sur y en malas condiciones en el Norte. En la estación de lluvias, es recomendable informarse previamente sobre su estado.

Seguridad: debido a los asaltos durante la noche, es aconsejable no pasear fuera del centro y no circular por las carreteras.

Salud: es imprescindible la vacuna contra la fiebre amarilla y muy recomendada la profilaxis contra la malaria. Se recomienda no beber agua de la canilla ni comer alimentos sin cocinar.

Comunicaciones: para la correspondencia lo más adecuado es utilizar los servicios de los hoteles. También se pueden utilizar los servicios telefónicos de los hoteles que, aunque son un poco más caros, aseguran la comunicación.

Gastronomía: los platos típicos son los preparados con verduras y pescado. También son excelentes los guisos con carne de vaca, cabra u oveja. Como postre, fruta fresca o dulces preparados con maní, bananas, cacao o batatas. El café y el cacao son de buena calidad.

Compras: Benín ofrece una amplía variedad de artesanía tradicional de buena calidad y bajos precios. Los objetos en oro, plata y cobre trabajados por los orfebres que aprendieron su oficio de sus antepasados tienen diseños muy atractivos. Los tejidos, tapices y alfombras de Abomey gozan de merecida fama por su calidad. También son apreciadas las máscaras y estatuillas yorubas realizadas en maderas nobles.

La fuente: la autora es periodista del diario La Nación, de Buenos Aires (www.lanacion.com.ar).

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