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jueves, mayo 9, 2024

Senegal: de tierra de esclavos a destino turístico internacional

TurismoSenegal: de tierra de esclavos a destino turístico internacional

UNA VISITA A SENEGAL De tierra de esclavos a destino turístico internacional

Los testimonios de una historia signada por el comercio de esclavos, un importante movimiento cultural y una naturaleza exuberante se unen en Senegal a la proverbial hospitalidad de los musulmanes para recibir a los visitantes.

Por María Masquelet

Calles con un inconfundible sabor colonial.

La hospitalidad musulmana, los ritos y creencias animistas y los testimonios de un pasado signado por la esclavitud hacen de Senegal uno de los destinos más interesantes del oeste africano. Las grandes playas y una oferta cultural importante le agregan interés como destino turístico. La etnia mayoritaria del país es el grupo indígena wolof, que conforma una sociedad estratificada según el nacimiento. En lo más alto de la escala social se encuentran las familias nobles y guerreras, luego los granjeros, comerciantes y las personas con oficios como los trabajadores del cuero, de la madera y los “griots”, que son los encargados de transmitir las tradiciones orales. Si bien están en el escalón más bajo de la jerarquía social, los griots son muy respetados porque son los únicos que conocen y pueden contar la historia de las familias y de los poblados senegaleses. Si la suerte lo acompaña, el visitante tendrá oportunidad de escuchar una “kora”, uno de estos relatos tradicionales. El 90 por ciento de la población es de fe musulmana, pero hay diferencias entre el Islam ortodoxo y el senegalés. La más importante es que los senegaleses se agrupan en cofradías y reverencian a sus grandes califas o “marabouts” (hombres santos), que son el vínculo entre Alá y sus discípulos, y a quienes consultan antes de tomar alguna decisión importante. Al llegar a la capital, Dakar, muchos se sorprenden de encontrar una ciudad tan moderna y con tanta actividad. Pocas casas coloniales se entremezclan con los grandes edificios y los mercados, los cafés y los hoteles y están llenos de gente, tanto de día como de noche. Los amantes del arte encontrarán una variedad importante de galerías, estudios de artistas, museos y festivales. El centro es relativamente pequeño y de una estructura muy sencilla, por lo que es recomendable una caminata para conocerlo bien. En el recorrido no hay que perderse los dos grandes mercados que hay en la ciudad: el Kermel y el Sandaga; el museo IFAN, en la Plaza de Soweto, que alberga una maravillosa colección de máscaras, estatuas, instrumentos musicales e implementos de agricultura, y el Palacio Presidencial, construido en 1906 y rodeado por suntuosos jardines. Alejada del centro, está la Gran Mezquita, construida en 1964 y cerrada a los no musulmanes. Aunque no se pueda conocer su interior, es interesante un paseo por la “medina” que la circunda, que contrasta con el aire sofisticado del centro de la ciudad. La música no está ajena a la vida de Dakar ni de Senegal. Los cantantes más famosos en la actualidad se caracterizan por la incorporación a sus obras de sonidos y ritmos tradicionales. Ibra Kassé, el fundador del Star Band a comienzos de los 60, es considerado el padre de la música moderna senegalesa, y junto con Yousson N’dour, Touré Kunda y Baaba Maal, es uno de los artistas más prestigiosos del país Tierra de esclavos

Playas de finas arenas y frondosa vegetación.

A menos de tres kilómetros de Dakar está la isla de Gorré, un lugar clave en la historia del comercio de esclavos.

Desde comienzos del siglo XVI hasta mediados del XIX, hombres, mujeres y niños fueron amontonados en ese pequeño pedazo de tierra, encerrados en celdas, antes de ser embarcados para el Nuevo Mundo. La isla estuvo en posesión de portugueses, holandeses, franceses e ingleses que participaron de ese comercio aberrante.

La mayoría de los edificios de la isla fueron usados como depósitos o casas de esclavos y algunos de ellos han sido transformados en museos. El más famoso es la “Casa de los esclavos”, construido en 1786 y reciclado en 1990, que tenía capacidad para doscientos presos. Sus celdas pueden ser visitadas, así como también los departamentos de los vendedores de esclavos, que están ubicados en la segunda planta de la construcción. Desde la “puerta del no regreso”, numerosos senegaleses echaban una última mirada a su tierra, antes de abordar los barcos de esclavos.

También, hay que recorrer sus calles de estilo colonial, las playas y el “Castillo”, una superficie rocosa que ofrece muy buenas vistas de la isla y de Dakar.

También vale la pena visitar el Museo Histórico IFAN, el Museo Marítimo, el Museo de la Mujer y un mercado turístico que se encuentra cerca del muelle del ferry.

Hoy, Gorée, con sólo 1000 habitantes y sin calles asfaltadas ni autos, es un paraíso de tranquilidad que contrasta con su historia violenta.

Los primeros franceses

La antigua capital de Senegal y primer asentamiento francés en Africa, Saint Louis, fue construida en 1659 en el continente, una isla y una península y tiene un extraño parecido, a pesar de la distancia, con Nueva Orleans.

Esta ciudad rica en historia, con callecitas que se entrecruzan, balcones de madera y atractivos patios, fue un puerto de importante actividad comercial durante los siglos XVIII y XIX.

En la parte insular, los guías locales llevan a los turistas a la terraza del edificio del correo desde donde se tiene una excelente vista de los puentes y la ciudad.

Cerca de allí, se encuentran el antiguo palacio del gobernador, la catedral, que a pesar de su apariencia moderna es la iglesia más antigua de Senegal, y el cementerio musulmán.

Desde Saint Louis, se pueden hacer viajes por el río Senegal hacia ciudades históricas y tradicionales como Podor, Bakel y Matam.

Parques nacionales

Niokolo-Koba, el parque más grande de Senegal, está ubicado en el rincón sudeste del país, una zona alejada de las áreas turísticas y cuyos pequeños pueblos mantienen el modo de vida tradicional africano, con sus costumbres, su ropa y sus adornos típicos.

A pesar de haber sido descuidado en los últimos años, el parque de Niokolo-Koba merece ser visitado ya que tiene una muy variada vegetación y más de ochenta especies de mamíferos, entre los que hay elefantes, leones, leopardos y antílopes africanos. Sin embargo, son difíciles de encontrar, sobre todo los elefantes que han sido diezmados drásticamente por los cazadores furtivos. Pero hay otras especies más fáciles de observar, como hipopótamos, cocodrilos, monos y ciervos.

El parque puede visitarse con auto o en excusiones organizadas, ya que no están permitidas las caminatas.

Senegal, que posee una gran diversidad biológica con aaproximadamente 550 especies de animales, es también muy importante para la migración de pájaros.

El Parque Nacional de Djoudj es un oasis de frescura y tranquilidad y una de las mayores reservas de pájaros del mundo. Durante el invierno europeo, unos tres millones de pájaros hacen una parada aquí, antes de seguir su ruta migratoria.

Otro lugar interesante para la observación de aves es el Parque Nacional de la Langue de Barbarie, a unos 20 kilómetros al sur de la península de Saint Louis, donde se alojan, a lo largo de sus amplias playas, numerosas especies de pájaros, flamencos, pelícanos y patos.

Apuntes para el viajero

DATOS DEL PAIS

Capital: Dakar (900.000 habitantes, según censo de 1998). Extensión: 196.712 kilómetros cuadrados. Población: 9.003.000 habitantes (censo de 1998). Composición étnica: wolof (36%), fulani (17%), serer (17%), toucouleur (9%), diola (9%), mandingo (9%), europeos (1%) y libaneses. Idiomas: el oficial y comercial es el francés. Se usan, además, varias lenguas sudanesas, como el wolof, serer, pulaar, diola y mandingo. Religión: predomina la musulmana (92%), las indígenas (6%) y los cristianos (2%). Forma de gobierno: república, bajo las reglas de la democracia multipartidista. Es independiente desde 1960. Geografía: situado en el extremo occidental del continente africano, limita con Guinea y Guinea-Bissau, por el Sur; Malí, por el Este; Mauritania, por el Norte, y el océano Atlántico, por el Oeste. El país está bañado por tres ríos: al Norte, el Senegal, que hace de frontera junto a Mauritania; por el centro, el Gambia, y el Casamance, por el Sur.

Historia: la existencia de testimonios del paleolítico y del neolítico demuestran que es una tierra de muy antigua ocupación. Entre los siglos VIII y XII formó parte del reino de Ghana, y el imperio jolof floreció durante los siglos XIII y XIV, en el área que está entre el río Senegal y la actual Dakar. A mediados del siglo XV los portugueses llegaron a la costa, que luego fueron desplazados por británicos, franceses y holandeses que disputaban el control de Saint Louis y la isla de Gorée, puntos clave para el comercio de esclavos. Hacia fines del siglo XIX, Francia controlaba todo Senegal y Dakar fue construido como su centro administrativo. La independencia llegó en 1960, con la presidencia de Leopold Senghor, que gobernó hasta 1980, cuando fue sucedido por Abdou Diouf.

Clima: en la zona intertropical, siempre hace calor y el sol es excepcional. Hay dos estaciones: la seca, de octubre a junio, en la que no hay lluvias y sopla el harmattan, un viento de arena bastante fresco y seco que cubre el paisaje; y la de las lluvias, de julio a septiembre, que por lo general provocan un descenso considerable de turistas.

Documentación: desde algunos países se necesita visado. En principio, a la llegada a Senegal hay que mostrar el pasaje de vuelta, pues si no las autoridades pueden pedir un aval equivalente al precio de vuelta de un pasaje de avión.

Dinero: comparado con el resto de África, Dakar es relativamente caro. La moneda oficial es el franco CFA. Cambiar dinero es sencillo en la capital, Dakar, pero difícil en otros lugares del país. Hay bancos en todos los pueblos importantes y en el aeropuerto. Los bancos cobran una comisión del 2% en el cambio y en los hoteles la comisión a veces llega al 5%. La mayoría de los grandes hoteles aceptan tarjetas de crédito, pero es menos común en los restaurantes.

Desplazamientos: son varias las ofertas de las compañías aéreas para volar entre Europa y Senegal. Autobuses, minibuses y taxis son los vehículos más apropiados si se quiere viajar por el interior del país. El alquiler de autos no es barato, aunque son muchas las compañías internacionales que ofrecen este servicio en la capital, Dakar. Los autos senegaleses no gozan del permiso para cruzar la frontera. El ferry MV Joola, entre Dakar y Zinguinchor, sale dos veces por semana y el trayecto es de cerca de 20 horas.

Salud: es necesario aplicarse la vacuna contra la fiebre amarilla, por lo menos diez días antes del viaje (dura 10 años), y la profilaxis para la malaria, que hay que iniciar una semana antes.

Seguridad: no hay mayores problemas, pero como en muchos otros lugares hay que tener cuidado con los robos, sobre todo, en las playas.

Compras: el horario comercial es de 8 a 12 y de 14.30 a 18, de lunes a sábado. Algunas tiendas abren el domingo por la mañana, y otras cierran los lunes por la mañana. El regateo es común en los mercados.

La fuente: la autora es periodista del diario La Nación, de Buenos Aires (http://www.lanacion.com.ar)

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