11.7 C
Buenos Aires
viernes, mayo 17, 2024

En un ámbito bíblico de Egipto emerge un museo supermoderno

CulturaEn un ámbito bíblico de Egipto emerge un museo supermoderno

El monasterio de Sainte-Catherine, construido en homenaje de una de las primeras mártires de la cristiandad en Egipto, alberga el museo de los Tesoros Sagrados, uno de los más modernos del país, pero enclavado en uno de los sitios más antiguos del mundo: el lugar en donde Moisés habría recibido los diez mandamientos de Dios. Se exhiben allí miles de manuscritos, íconos, telas, maderas y otras obras únicas del arte cristiano desde la época bizantina del siglo VI hasta el período de los iconoclastas, en el XIII. El aislamiento del viejo monasterio ha permitido conservar esas piezas en perfecto estado.

Por Samar Al-Gamal

Monasterio de Sainte-Catherine.

El monasterio de Sainte-Catherine, situado a 1.530 metros de altura, a la sombra de los montes Safaga, Catherine y Moussa, está teñido de religiosidad. Es allí donde Moisés habría recibido los diez mandamientos de Dios. Fue construido en nombre de una de las primeras mártires de la cristiandad en Egipto y alberga importantes tesoros, entre ellos, una importante colección de íconos y manuscritos. Por eso, el proyecto de instalar en el recinto de un convento que depende del monasterio el museo de los Tesoros Sagrados. Este es un edificio de 90 metros de largo y 75 de ancho rodeado de un muro de granito y tiene la particularidad de estar 250 metros encima del pozo de Moisés

Antiguamente, servía para preservar los antiguos manuscritos y, luego, en la década de 1980, fue transformado en morada del “anba” (obispo) del monasterio. Si bien el convento se remonta al año 527, en la época del emperador Justiniano, la instalación consagrada hoy al museo es mucho más nueva, de alrededor de un siglo y medio. Sin embargo, “recién fue anexada al monasterio en 1975”, explica el padre Efthimios, un religioso del monasterio.

Pero el edificio no desentona con el conjunto. Las piedras que forman los muros se parecen a las de las otras construcciones de este convento grecoortodoxo. E inclusive, si bien las ventanas han sido renovadas por madera más moderna, se parecen a las desplazadas. La puerta principal del museo fue construida en metal y pintada de color verde por los monjes del monasterio “exactamente como la antigua”, asegura el padre. Desde el exterior, todo se ve en perfecta armonía. No se ha hecho otra cosa, dice, que quitar el polvo que se acumuló durante años.

Tesoros recuperados

Una vez franqueada la puerta, la sorpresa… inclusive el shock. Entre el exterior y el interior, el contraste es evidente. No se puede creer que uno está en un sitio bíblico. Cerámicas ultramodernas, en colores gris y verde, idénticas a las que se encuentran en los grandes hoteles. Y eso no es todo. Las paredes están pintadas en azul verdoso al igual que los fondos de las vitrinas que conservan los tesoros del monasterio de la joven santa Catalina que sufrió el martirio en Alejandría. “Se utilizaron vidrios muy claros y antirreflejo, un sistema de fibras ópticas, para controlar el aire y la temperatura y evitar que las maderas y los íconos se arruinaran”, explica Petro Moros, el encargado de hacer las vitrinas. Si el arreglo del lugar llevó aproximadamente cuatro años, fue necesario un año entero para instalar la iluminación y el sistema eléctrico. Tiene, además, un dispositivo de seguridad muy sofisticado. “Se utilizó la tecnología más nueva en museología. Debe de ser el museo más moderno de Egipto en uno de los lugares más antiguos del mundo para conservar una riqueza cristiana única”, agrega Moros.

Elementos de madera de gran belleza, varios miles de manuscritos, íconos, telas de valor inestimable. Las obras se remontan desde la época bizantina del siglo VI hasta el período de los iconoclastas, en el XIII. Fue el aislamiento del monasterio el que evitó la destrucción de sus tesoros durante la guerra de los iconoclastas. En la primera estancia de las nueve que tiene el museo están los íconos bizantinos. Muestran escenas del Evangelio o son retratos de santos. Uno de los más destacables representa a la Virgen María con Jesús en los brazos. Es un conjunto de mosaicos de un milímetro cuadrado que forman una rara pieza de 30 por 50 centímetros.

La segunda habitación está consagrada a la herencia de la Virgen María y es aquí donde se puede admirar una tela fina de lino bordada en oro y piedras preciosas. En la tercera, dedicada a la vida litúrgica, están expuestas las ropas de los monjes que se sucedieron en el monasterio, y también de los sultanes y califas que los defendieron a través de los siglos. En cuanto a santa Catalina, se le consagra la cuarta estancia y sobre los muros de corredor que lleva a la quinta se exponen numerosas fotos del monasterio y de los montes que lo rodean. Hay que franquear un pequeño arco muy bajo para acceder a esta sala. En la entrada está expuesta una cruz de cobre de aproximadamente un metro y más sorprendente es el facsímil del codex Sinaiticus.

Finalmente, las otras cuatro salas del museo están reservadas a los manuscritos y antiguas obras sacerdotales, al profeta Mahoma, al arte eclesiástico en metal y a documentos y fotografías.

Un museo encantador. Pero, ¿dónde estaba oculta toda esta riqueza? “Siempre estuvo acá, en el convento, bajo el polvo. Era tiempo de que saliera a la luz”, dice Petros Kofopoulos, el arquitecto del museo.

La obediencia es la palabra clave para el monje

El anba Demianos, obispo del monasterio de Sainte-Catherine, recibió a los patriarcas ortodoxos de cuatro países mediterráneos. Al-Ahram Hebdo se entrevistó con él:

-¿Por qué razón los obispos griegos ortodoxos visitaron el monasterio?

-Por dos razones. Vinieron de Grecia, Turquía, Palestina y Egipto para festejar los 1.700 años de monaquismo, introducido por san Marco en los desiertos egipcios. Esta fecha coincide también con la fiesta de santa Catalina, celebrada el 7 de diciembre de cada año. Las ceremonias tuvieron lugar sucesivamente en el monasterio de Mar Guirguis, en Al-Tor, luego en el convento de las hermanas de Feyran y finalmente en Sainte-Catherine.

-¿Cómo resume la filosofía del monaquismo?

-La obediencia es la palabra clave en esta filosofía. El monaquismo se basa en primer lugar en la purificación del corazón humano por la oración. A diferencia del monaquismo puro, marcado por la soledad y el aislamiento en la iglesia copta, esta práctica está ligada, entre nosotros, a la devoción y a las ciencias. Además de orar intensamente, los monjes deben hacer trabajos útiles en el interior del convento.

-¿Cuáles son la condiciones para ser monje?

-Nuestro amor por el Señor debe ser la mayor motivación. El fin debe ser primero llenar de amor a Dios nuestro corazón. Dios nos ama, pero nosotros no. Si nosotros lo amamos con sinceridad, no habrá que desplegar grandes esfuerzos. Se sabrá qué hacer sólo por nuestra creencia. Como Dios decía a Moisés ama primero a tu Dios, con todo tu espíritu y tu fuerza, luego ama a tus parientes, pero no tanto como a Dios. Es sobre estas leyes, como decía Jesús, que reposa toda la filosofía de la religión y nuestra vida práctica.

-¿Por qué rezan ustedes actualmente?

-Nuestros rezos son por nosotros, por Dios, pero también por el mundo entero y por la paz. Con la ayuda de Dios se pueden resolver los problemas que los dirigentes políticos, militares y quienes conducen los operativos contra el terrorismo son incapaces de arreglar.

La fuente: Al Ahram Hebdo, semanario egipcio francófono que edita 10.000 ejemplares y forma parte del grupo Al Ahram (www.ahram.org.eg/hebdo).

Más

Une collection sort de l’oubli

Une collection sort de l'oubli...

El talento de un pesimista

Revelador del amor por la tierra de sus ancestros del multipremiado Bahman Ghobadi, "Las tortugas también vuelan" es, al igual que sus otros largometrajes, ajeno al cine didáctico y de barricada. El film se basa en las historias sobre víctimas de minas diseminadas en Kurdistán que Ghobadi escuchó de su madre y su abuela, y la película contribuye a ubicar las vicisitudes del pueblo kurdo, en una progresión iniciada por el cine en los años ochenta. Escribe Ignacio Klich.

El hiyab, el velo

El concepto de hiyab es uno de los conceptos claves de la civilización musulmana, como el del pecado lo es para la civilización cristiana, o el del crédito para la América capitalista. Reducir o asimilar ese concepto a un pedazo de tela que los hombres han impuesto a las mujeres para ocultarlas cuando caminan por la calle, es empobrecerlo, por no decir vaciarlo de su sentido, sobre todo cuando sabemos que el hiyab, «descendió» del cielo para separar el espacio entre dos hombres. Escribe Fátima Mernissi, reciente ganadora del premio Príncipe de Asturias de Literatura.

“Vuelta a casa” para la más importante cantante pop iraní

Silenciada durante 20 años por imperio de las autoridades religiosas de Irán, y sin posibilidades de salir del país, Googoosh, la más importante cantante pop iraní, convertida en una leyenda para gran parte de la población, pudo actuar recientemente en los Emiratos Arabes Unidos, donde reunió a una nutrida audiencia iraní que se trasladó especialmente para verla.

La Suisse devra-t-elle le restituer un jour?

Le patrimoine de l'Afrique noire présent en...