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martes, mayo 14, 2024

Camerún: los akwa celebran a su nuevo rey

SociedadCamerún: los akwa celebran a su nuevo rey

Camerún: los akwa celebran a su nuevo rey

La entronización de Din Dika Akwa III, undécimo rey de los akwa, ha sido un acontecimiento único en Duala, capital de Camerún: por primera vez en 60 años este clan, que pertenece al pueblo sawa, vuelve a darse un monarca según las más antiguas tradiciones. El rey, nieto de una sirvienta bakoko de la corte real e hijo de un habilidoso futbolista, es diplomado superior en Ciencias Económicas y ex funcionario de organismos internacionales.

Por Emmanuel de Solère Stintzy

Controversia

La elección de Charles Din Dika como rey de los akwa, uno de los clanes duala del pueblo sawa, no fue motivo de festejo para todos y generó duras críticas de los partidarios del príncipe Emmanuel Dika Ngaka, un firme candidato al trono. La crisis entre los jefes akwa fue tal que el reverendo pastor Dika Akwa Ngaka, importante autoridad religiosa, debió dar una conferencia de prensa para explicar los entredichos generados por la elección. “Reconozco humildemente haber sido cómplice pasivo de Dika Charles y su grupo que sembraron la duda, el desorden y los problemas en la comunidad de los akwa -confesó el pastor-. Estas maniobras desprestigian el futuro de nuestras tradiciones. ¿De dónde viene Din Dika Charles? ¿Cuál es su filiación exacta? Su verdadero nombre es Dika Charles David y no Din Dika Charles. Es hijo del difunto Dika Dika Louis de Longchamp, buen futbolista, hijo natural de una sirvienta bakoko de la corte real”. A pesar de no tener sangre azul, Din Dika Charles que, según palabras del pastor, lo convenció de que lo dejara presentarse como candidato al trono únicamente “para poder dar un mensaje”, superó dos elecciones y se ganó el derecho a ser entronizado.

El sábado 27 de octubre, más de 1.000 personas asistieron, en las orillas del Wouri, a la consagración del rey Din Dika Akwa III, undécimo soberano de la dinastía de los akwa. El único rey tradicional entronizado en estos últimos sesenta años en Duala, fue celebrado con alegría por su comunidad. 25 delegaciones de las principales tribus camerunenses y varios soberanos africanos hicieron también el viaje. Relato de un sábado muy distinto…

La muchedumbre, y más particularmente los akwa, pueblo del agua, llegan en olas sucesivas. Las mujeres llevan el “kaba ngondo” (vestido amplio confeccionado para tal circunstancia), los hombres el “sanja” (tela anudada alrededor de la cintura). Por poco, se creería un desfile de moda, con innumerables y elegantes telas rojas con franjas azules preparadas expresamente para la consagración.Los malos espíritus de la ribera del Wouri dirán que los akwa no hicieron mucho camino para entronizar a su rey… Es cierto que otros venían de mucho más lejos: del centro, con la reina de los Ewondo; del oeste, con el sultán Bamoun; del norte, con los lamidos de Garoua y de Ngaoundéré, etc. Los países vecinos estuvieron ellos también en la fiesta, con bailarines, músicos y representantes oficiales de Togo, de Benín, de Nigeria, de Africa Central, de Chad, e inclusive, de Burundi…

En el borde del río Wouri, con el agua a penas más convulsionada que de ordinario, los cantos consagran antes que al príncipe a la “dibala”, la choza tradicional en la que se van a desarrollar al abrigo del gran público una parte de los rituales. A los gritos guerreros les suceden los cantos de alabanza (“¡eres digno hijo de este país!”).

Los Akwa no ocultan su impaciencia por ver desembarcar a su príncipe. Y no vayan a decirles que su posición de funcionario de la Banca de los Estados de Africa Central (BEAC) le ha valido ser elegido rey: “No elegimos a alguien que deba reinar por sus medios económicos, sino porque es brillante, simple, respetuoso”.

Un rey “brillante” y “simple” Los militares y policías presentes han tenido menos qué hacer que de costumbre. Si actúan ahora, es que un ministro es anunciado. Bocinazos agresivos, escolta musculosa: los uniformes recuperan su autoridad hasta aquí confiscada por el poder tradicional. ¿La república estará más cuidada que la tradición? No seguramente… La guardia del príncipe Din Dika y los soldados del ejército tradicional siguen de muy cerca la llegada majestuosa en piragua de su protegido. El muy próximo rey del pueblo del agua, partido de la ciudad de Bonamouang (a aproximadamente dos kilómetros del lugar del encuentro) desembarca con toda una flotilla a sus lados. “¡La gran piragua supera siempre a la pequeña!”, cantan los músicos amontonados delante de la choza agitando vigorosamente sus campanillas, para significar que el rey supera a todos los pequeños jefes.

Ceremonial en la choza sagrada

El príncipe llega finalmente a buen puerto. Con un tumulto indescriptible alrededor de él, entra en la choza, escoltado por su guardia que forma una fila de honor. En el interior, el príncipe escucha a los religiosos responsables de la ceremonia y a algunos notables iniciados que le dan consejos que ayudarán a conducir su comunidad.

En el exterior, “el servicio de la orden real” echa con poco nobles sentimientos a un mendigo que enviaba un banal saludo a la choza… Los curiosos se suben a los árboles para ver entre las hojas un poco del espectáculo.

“Para nosotros es un día de alegría. Hace más de 60 años que no teníamos un rey. ¡Estoy muy orgulloso de vivir esto hoy! -explica uno de ellos-. Esperamos de él que ponga fin a los conflictos sociales, al tribalismo y que logre la unidad entre nosotros”. Esto último no será lo más fácil, ya que, desde la muerte del rey, Betotè Akwa, en 1976, un largo período de querellas dinásticas separó a los akwa..

El príncipe deviene rey

De golpe, el “balafon” (instrumento de percusión) resuena, para comunicarse con el mundo de los ancestros. El príncipe sale de la choza. Nuevo tumulto y nueva guardia de honor. El locutor está obligado a contradecirse: “el rey akwa está acá”, luego, un instante después “¡quédense en sus lugares, por favor! El príncipe se dirige hacia su trono. Confortablemente instalado, recibe los diferentes atributos que hacen de él el nuevo rey de los akwa: el bastón de mando, la llave del reino con la cual el debe ser capaz de abrir cualquier puerta (!), un cesto encargado de recolectar maldiciones y bendiciones. Se le da también para comer un fruto ritual que consagra su poder. Luego, bebe una poción secreta en una calabaza, también ritual. El Rey pide la aprobación del pueblo. Toma la palabra. Evoca “la paz, la confianza mutua y la humildad sin las cuales nada se puede hacer”. El pueblo akwa entona luego su himno, el puño orgullosamente elevado al cielo. Motivos de orgullo no faltan en la comunidad: ¡las primeras sociedades comerciales, las primeras misiones cristianas y las primeras escuelas fueron implantadas primero en su canton! Akwa él también, es, no se duda de esto, inagotable sobre el tema: “Los akwa fueron siempre innovadores. Inclusive hoy, nosotros somos el origen de la revolución que hace que otros reyes nacionales del continente estén presentes!”

Como para corroborar estos dichos, los otros reyes, los jefes, los notables, se hacen la obligación de acercarse al trono para hacer juramentos de fidelidad al nuevo Rey. El rey de Benin, presidente del consejo superior de reyes de Africa, anuncia que Din Dika se transformará en consejero de este organismo. Dice también que su reina, camerunense de origen, está instrumentando una estructura comparable para las reinas del continente. El rey Din Dika clausura los festejos paseo de honor. Está rodeado por los jefes del Gran Sawa que le sujetan los brazos, como para sostenerlo en su primer recorrido real.

¿Qué clase de rey?

Pero, ¿qué rey será Din Dika Akwa III? “Será un rey moderno por su formación intelectual (el rey es diplomado superior en Ciencias Económicas); y, al mismo tiempo, se transformará según la Constitución camerunense, en “detentor de la comandancia tradicional”. ¡La función de rey tomará entonces mucho valor!, se felicita este akwa. Esto no impide preguntarse qué une a Din Dika con sus predecesores. ¿Será un aventurero, como el rey Mulobe m’Ewale, que organizó en 1660 un espacio que sería más tarde el cantón akwa? ¿Una figura histórica, como su abuelo, el rey Dika Mpondo, que, en 1884, firmó el tratado germano-duala?

La procesión que vibra al son de los tam-tam y se dirige hacia el mausoleo situado en pleno corazón del barrio akwa detrás del mercado Duala bar aporta un comienzo de respuesta. El primer rey akwa en haber sido enterrado aquí es su abuelo, muerto en prisión el 16 de diciembre de 1916. Din Dika Akwa III no ha olvidado. Su primer decreto es para su ancestro: “A partir del 2002, el 16 de diciembre de cada año será para los akwa día de meditación y de recogimiento en memoria del rey Dika Mpondo”. En ese momento, un aguila se eleva por encima de la gente y sobrevuela el cortejo. El presagio placerá a los akwa que han adoptado como símbolo a este animal orgulloso y de envergadura imponente. La fuente: Le Messager, semanario de Camerún, creado en 1979, edita 15.000 ejemplares y es fuertemente opositor al gobierno del presidente Paul Biya (www.wagne.net/messager)

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