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Los talibanes ofrecieron entregar a Ben Laden a Bush

PolíticaLos talibanes ofrecieron entregar a Ben Laden a Bush

Los talibanes ofrecieron entregar a Ben Laden a Bush

Desde el mismo día que asumió la presidencia hasta febrero de 2002, George Bush tuvo la cabeza de Ben Laden servida en bandeja por oferta de los talibanes, según la denuncia de un afgano-norteamericano empleado por la Casa Blanca para intermediar entre las partes.

Por Alexander Cockburn y Jeffrey St. ClairGeorge Bush, el hombre cuyo pilar principal en la campaña electoral ha sido su capacidad de conducir la guerra contra el terror, podía haber recibido la cabeza de Osama ben Laden sobre una bandeja en su primer día en el puesto, y mantuvieron la oferta hasta el 2 de febrero de 2002. Es la acusación de un afgano-norteamericano empleado por el gobierno de los Estados Unidos como intermediario entre los talibanes y las administraciones de Clinton y de Bush.

Kabir Mohabbat es un empresario de 48 años de Houston, Texas. Nacido en la provincia Paktia, en el sur de Afganistán, es del clan Jaji (del que también provino el último rey de Afganistán.) Educado en la Universidad St. Louis, pasó gran parte de los años 80 supervisando relaciones exteriores para los mujahidinesn afganos, y al hacerlo desarrolló amplios contactos con el establishment de política externa de EE.UU., y también con altos miembros de los talibanes.

Después de la expulsión de los soviéticos, Mohabbat volvió a Estados Unidos para desarrollar un negocio de exportaciones con Afganistán y pasó a ser ciudadano norteamericano. Parte de sus amplios tratos con los talibanes a fines de los años 90 fue una gran inversión de tiempo y esfuerzo para conseguir un contrato para desarrollar el propuesto oleoducto a través del norte de Afganistán.

En una prolongada entrevista y en un memorando Kabir Mohabbat nos ha dado un relato y documentación detallados para apoyar su acusación de que la administración de Bush podría haber recibido a Osama ben Laden y a sus principales ayudantes entregados a EE.UU. o sus aliados como prisioneros, o matados en su base afgana. Como ha mostrado una búsqueda en la base de datos, partes del papel de Mohabbat han sido objeto de una serie de informes noticiosos, incluyendo un material noticioso de CBS de Alan Pizzey transmitido el 25 de septiembre de 2001. Ésta es la primera vez que hace pública la historia completa.

A fines de 1999 las sanciones de EE.UU. y el ostracismo político casi global costaban caro a los talibanes y habían llegado a ver a Osama ben Laden y sus campos de entrenamiento como, en palabras de Mohabbat, “un maldito lastre”. Mohabbat dice que la dirección talibán también había sido informada del modo más claro posible por un diplomático de EE.UU. que si algún ciudadano norteamericano era dañado como consecuencia de una acción de Al Qaeda, EE.UU. considerarían responsables a los talibanes y atacarían al mullah Omar y a los dirigentes talibanes.

En el verano de 2000, en uno de sus viajes regulares a Afganistán, Mohabbat tuvo una sesión en la cumbre con el alto comando talibán en Kandahar. Le pidieron que organizara una reunión con funcionarios apropiados de la Unión Europea, para mediar un camino por el cual pudieran entregar a Osama ben Laden. Mohabbat recomendó que enviaran a Ben Laden al Tribunal Penal Internacional en La Haya.

Poco después, en agosto de 2000, Mohabbat organizó una reunión en el hotel Sheraton en Frankfurt entre una delegación de los talibanes y Reiner Weiland, de la UE. Los enviados talibanes repitieron la oferta de deportar a Ben Laden. Weiland les dijo que llevaría la oferta a Elmar Brok, director de relaciones exteriores de la Unión Europea. Según Mohabbat, Brok informó entonces al embajador de EE.UU. en Alemania sobre la oferta.

En este punto el Departamento de Estado de EE.UU. llamó a Mohabbat y dijo que el gobierno quería contratar sus servicios, incluso antes de su período oficial en la nómina, que duraba de noviembre de 2000 a fines de septiembre de 2001, punto hasta el cual, nos dice, le habían pagado 115.000 dólares.

En la mañana del 12 de octubre de 2000, Mohabbat estaba en Washington DC, preparándose para una reunión a las 11 de la mañana en el Departamento de Estado, cuando recibió un llamado del Departamento diciendo que pusiera la televisión y que fuera inmediatamente. El USS Cole había sido atacado. Mohabbat tuvo una sesión con el jefe de la sección del Sudeste Asiático del Departamento de Estado y con funcionarios del NSC. Le dijeron que EE.UU. iba a “bombardear de lo lindo a Afganistán”. “Denme tres semanas -respondió Mohabbat- y les entregaré a Osama a su puerta”. Le dieron un mes.

Mohabbat fue a Kandahar y comunicó la noticia del inminente bombardeo a los talibanes. Le pidieron que organizara una reunión con funcionarios de EE.UU. para arreglar las circunstancias de la entrega de Osama. El 2 de noviembre de 2000, menos de una semana antes de la elección de EE.UU., Mohabbat organizó una reunión cara a cara, en el mismo hotel Sheraton en Frankfurt, entre líderes talibanes y un equipo del gobierno de EE.UU.

Después de un comienzo incierto el primer día de la sesión de Frankfurt, Mohabbat dice que los talibanes comprendieron la gravedad de las amenazas de EE.UU. y describieron varias maneras de tratar a Ben Laden. Podría ser entregado a la UE, matado por los talibanes o presentado como objetivo para misiles crucero. Al final, dice Mohabbat, los talibanes prometieron “la entrega incondicional de Ben Laden”. “Todos estuvimos de acuerdo”, dice Mohabbat a CounterPunch, de que “la mejor manera era juntar a Osama y a sus lugartenientes en un sitio y que EE.UU. enviara uno o dos misiles crucero”.

Hasta esa ocasión, Osama había estado viviendo en los suburbios de Kandahar. En algún momento poco después de la reunión de Frankfurt, los talibanes mudaron a Osama y lo pusieron, con su comitiva, bajo arresto domiciliario en Daronta, a 50 kilómetros de Kabul.

Después de la elección de 2000, Mohabbat viajó a Islamabad y se reunió con William Milam, embajador de EE.UU. en Pakistán, la persona designada por la administración Clinton para tratar con los talibanes sobre la suerte de Ben Laden. Milam dijo a Mohabbat que era trato hecho y que el bombardeo mismo de Ben Laden tendría que ser dirigido por la nueva administración Bush.

El 23 de noviembre de 2000, Mohabbat recibió un llamado del NSC diciendo que querían ponerlo oficialmente en la nómina como contacto del gobierno de EE.UU. con los talibanes. Unas pocas semanas después un funcionario del recién instalado NSC de Bush le pidió que continuara en el mismo papel y poco después recibió una carta de la administración (Mohabbat dice que tiene una copia) pidiendo excusas a los talibanes por no haberse ocupado de Ben Laden y explicando que el nuevo gobierno recién se estaba estableciendo y solicitando una reunión en febrero de 2001.

La administración de Bush mandó a Mohabbat de vuelta a Afganistán tres veces más en 2001, llevando las noticias adecuadas de retrasos y disculpas a los talibanes, la última en septiembre, después del ataque del 11-S. Cada vez le pidieron que expresara las mismas excusas por no haber actuado según el plan acordado en Frankfurt. Esta falta de decisión se convirtió en un chiste familiar con los talibanes, declaró Mohabbat a CounterPunch. “Me dijeron que si EE.UU. no tenía suficiente combustible para los misiles crucero para atacar a Osama en Daronta, donde estaba bajo arresto domiciliario, ellos se lo pagarían”.

El último viaje de Kabir Mohabbat a Afganistán bajo la nómina del gobierno de EE.UU. tuvo lugar el 3 de septiembre de 2001. El 11 de septiembre Mohabbat actuó como traductor para algunos de los dirigentes talibanes en Kabul mientras ellos miraban la cobertura televisiva de los ataques contra el World Trade Center y el Pentágono. Cuatro días más tarde, el Departamento de Estado de EE.UU. le pidió a Mohabbat que organizara una reunión con los talibanes. Mohabbat dijo que los talibanes fueron llevados a Quetta en dos aviones C-130. Allí estuvieron de acuerdo con las tres exigencias presentadas por el equipo de EE.UU.: 1) Inmediata entrega de Ben Laden. 2) Extradición de los extranjeros de Al Qaeda que eran buscados en sus países. 3) Cierre de las bases y campos de entrenamiento de Ben Laden. Mohabbat dice que los talibanes aceptaron las tres exigencias.

Pizzey informó en términos cuidadosamente vagos sobre esta reunión en Quetta el 25 de septiembre y mencionó el nombre de Mohabbat. Nos dice que la administración Bush se inquietó mucho más por esta historia que por ningún otro evento en el programa demorado y finalmente abandonado de matar a Osama.

El 18 de octubre, nos dice Mohabbat, fue invitado a la embajada de EE.UU. en Islamabad y se le dijo que “veían luz al final del túnel para él”, lo que se traducía en una invitación para ocupar el papel que más adelante fue asignado a Karzai. Mohabbat declinó diciendo que no deseaba el papel de títere y de probable chivo expiatorio.

Unos pocos días más tarde la historia de Pizzey fue emitida y Mohabbat atrajo la ira de la administración Bush en la que ya tenía un enemigo en la persona de Zalmay Khalilzad, nombrado el 22 de septiembre como enviado especial de EE.UU. en Afganistán. Después de echarle una reprimenda, los funcionarios de EE.UU. dijeron a Mohabbat que el juego había cambiado y que debía transmitir a los talibanes las nuevas condiciones: rendición o ser matados. Mohabbat se negó a ser portador de esas noticias y salió de la nómina del gobierno de EE.UU.

Hacia el fin de ese mismo mes de octubre de 2001, Mohabbat estuvo negociando exitosamente con los talibanes por la liberación de Heather Mercer (actuando en calidad privada a pedido de su padre) cuando los talibanes dijeron nuevamente que entregarían incondicionalmente a Osama ben Laden. Mohabbat nos dice que trasmitió la oferta a David Donahue, cónsul general de EE.UU. en Islamabad. Se le dijo, en sus palabras: “el tren se movió”. Poco después comenzaron los bombardeos de EE.UU. contra Afganistán.

En diciembre, Mohabbat estuvo en Pakistán siguiendo con sardónica diversión el ataque contra el supuesto reducto montañoso de Osama ben Laden en Tora Bora, en las montañas fronterizas con Pakistán. En esa época, dice, informó a funcionarios de la embajada de EE.UU. que los ataques eran una pérdida de tiempo. Los líderes talibanes le dijeron que Ben Laden no estaba ni cerca de Tora Bora, sino en Waziristán. Sabiendo que EE.UU. estaba controlando sus comunicaciones celulares, Osama había enviado un señuelo a Tora Bora.

De los documentos que nos ha suministrado y de su detallado relato, consideramos que la historia de Kabir Mohabbat es verosímil y nos complace publicar su historia sobre el hecho verdaderamente increíble de que la administración Bush no haya aprovechado la oferta de los talibanes de eliminar a Ben Laden. Como consecuencia de este hecho murieron más de 3.000 norteamericanos y miles de afganos. El propio Mohabbat escapó apenas a la muerte en dos ocasiones cuando Al Qaeda, informada de su papel, trató de matarlo. En febrero de 2001, detonó una bomba en su hotel en Kabul. Ell mismo año, en julio, una granada de mano lanzada a su habitación en un hotel en Kandahar no estalló.

Relató su historia a la Comisión del 11-S (cuya principal preocupación -nos dice- era que no divulgara su testimonio a nadie más), también a las familias del 11-S que iniciaron un proceso basado en la suposición de fallas de la inteligencia de EE.UU. del FBI y de la CIA. Dice que sus declaraciones no fueron de mucho provecho para las familias, ya que su opinión era, y sigue siendo, que no fueron fallas de la inteligencia las que permitieron los ataques del 11-S, sino negligencia criminal de la administración Bush.

La fuente: Counter Punch. La versión en español pertenece a Germán Leyens para Rebelión.

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