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miércoles, mayo 15, 2024

Querido soldado

PolíticaQuerido soldado

Querido soldado

“Un día usted verá de manera diferente lo que está haciendo entre Hawara y Nablus, y si usted es de verdad una persona de conciencia, soportará las noches sin poder dormir. Muchas noches y durante muchos años. Entonces usted ya no podrá justificar todo en el nombre de la seguridad, como lo está intentando. La verdadera seguridad para los residentes de Tel Aviv sólo se logrará cuando también se alcance la seguridad para los residentes de Nablus, y no un minuto antes. La seguridad, así como el respeto y la libertad, la merecen tanto ellos como nosotros.” La frase es parte del intercambio de correspondencia entre el periodista israelí Gideon Levy y A.L., un soldado destacado en la convulsionada ciudad palestina y que ha generado un áspero debate en Israel.

Por Gideon Levy A.L., un paracaidista que está sirviendo en Nablus, me escribió en relación con mi artículo “El sufrimiento de los niños” (Haaretz Magazine, 3 de diciembre). El artículo describía cómo soldados de las Fuerza de Defensa de Israel (IDF, por sus siglas en inglés) dispararon a cuatro niños en la casbah de Nablus, matando a tres de ellos e hiriendo al cuarto, de 3 años. Esta es la carta, casi completa: “He leído su artículo del viernes, en su habitual columna de Haaretz, y sentí que debía intentar entender su queja contra las IDF. Yo estoy sirviendo en la brigada de paracaidistas que está operando en el sector de Nablus, cerca del puesto de control de Hawara, cumpliendo algunas misiones nocturnas, además de las que se hacen diariamente. He estado en ese sector desde hace unos meses y siento una tremenda satisfacción todos los días, cuando me levanto por la mañana y sé cuánto estoy contribuyendo a la defensa de los habitantes de Israel que confían en los soldados de las IDF, que están luchando por ellos en los territorios para que puedan ir a trabajar con seguridad y enviar a sus niños al jardín de infantes sin riesgos. Eso les da a los soldados una tremenda motivación, más que nunca antes, y un muy alto nivel de seriedad para jóvenes de 19 años. “Como usted, yo sostengo posiciones de izquierda que apoyan la evacuación de asentamientos, pero en este período de ataques terroristas es imposible dejar un sector como éste, donde se originan muchos de los ataques contra el territorio israelí. Yo no entiendo cómo usted puede escribir que esos soldados de las IDF están matando a niños palestinos deliberadamente. ¿Cree usted realmente que a los soldados les gusta matar a pequeños niños inocentes que vagan por las calles de la casbah? ¿Usted piensa que un muchacho de 20 años se alistó como paracaidista para matar a niños? Él se alistó para proteger el Estado. “La situación en esta dificultosa área exige un precio que no siempre es justo. El hecho de que usted crea cada una de sus palabras es su problema. Si usted acompañara a las IDF en sus misiones de arresto y sus patrullas, usted vería de primera mano cómo se realizan, buscando el modo de herir sólo a terroristas. Créame, ningún soldado quiere apretar el gatillo cuando ve en su mira a un muchacho de 12 años, igual a como era él hace sólo unos años. “Si usted hubiera estado allí, en el terreno, hubiera visto lo que pasó realmente y sabría cuánto están mintiendo ellos. Si un muchacho de 12 años arroja una carga explosiva, la única cosa que las IDF pueden hacer es atacarlo y neutralizarlo, para disuadir a otros como él en el futuro. Estas cosas suceden todo el tiempo en los territorios, pero las Fuerzas de Defensa hacen todo -créame, todo- para prevenir errores de ese tipo. Estos niños no son inocentes. Ellos entienden muy bien cómo operan las IDF. “Yo no descenderé al nivel de las contestaciones de funcionarios que dicen `en la guerra hay errores`. Pero en una compleja actividad operacional dentro de una población civil, es muy difícil no afectar a civiles inocentes que están mezclados entre terroristas. Yo puedo asegurarle que si usted entrevistara a cientos de soldados que están sirviendo en los territorios, ellos le dirán que no quieren herir a civiles y que harán todo para prevenir ataques deliberados a civiles inocentes, excepto algunos soldados que abrigan un sentimiento de venganza. Es imposible hablar sobre cosas como éstas, porque ellos no representan al ejército. “Cada patrulla que entra en la casbah pretende que su presencia sea sentida, para sacar a los terroristas buscados y liquidarlos, o para crear las condiciones adecuadas para misiones que se ejecutarán por la noche. Los ciudadanos ven estas patrullas como otro instrumento de Israel para la ocupación y les disparan a los soldados o les tiran bombas molotov, y el ejército les responde. Cada niño de allí sabe muy bien que si dispara contra los soldados, ellos intentarán neutralizarlo. El hecho de que se hiera a niños en los combates callejeros contra los terroristas es un problema, pero a pesar de ello esto debe ser hecho para liquidar a los individuos buscados, que están intentando ejecutar ataques terroristas todos los días en Nablus. “Yo espero que usted pueda aclararme su posición en el asunto, porque quiero entender cómo pueden gustar los artículos que escribe en Haaretz y si podrá demostrarme qué tan malo soy.” , Es imposible hacer lo que usted está haciendo en los territorios sin pensar de la manera en que lo hace. Es imposible que se arriesgue todos los días sin sentir esa “tremenda satisfacción” que menciona. Usted y sus compañeros no serían capaces de hacer el trabajo que están haciendo si no lo hubieran convencido de que lo que están haciendo es abrumadoramente esencial y justo. Precisamente porque algunos de ustedes tienen los principios que tienen no serían capaces de perpetrar lo que usted está perpetrando sin estar instilados con la idea de que tienen permitido lo que se les prohibe a ellos. Que ellos y nosotros no somos exactamente la misma cosa. Que en el nombre de la seguridad usted puede hacer lo que quiera, sin límites, incluso el límite de no dispararle a los niños, que hace ya mucho tiempo que se ha cruzado. Por eso existe un sofisticado sistema de educación, información, comunicación, lavado de cerebro, deshumanización y demonización, un sistema que está llevando a generaciones de excelentes jóvenes a cometer hechos espantosos porque están absolutamente desprevenidos de lo que están haciendo. Lo que el sistema instila es que nosotros somos los amos de la tierra y los palestinos son personas inferiores que bajo ninguna circunstancia tienen los derechos que nosotros tenemos; que la ocupación es justa, obligatoria en esta situación, que el terrorismo es porque sí, que los palestinos han nacido para matar, que los ataques terroristas provienen simplemente de su carácter sanguinario. Y todo esto, metido en consideraciones de seguridad, es una excusa para todo, y créame: todo. Los soldados han matado a 623 niños y jóvenes, ¿y usted quiere decirme que ni uno de esos soldados descubrió a un niño en su mira? La persona que disparó a la muchacha de Rafah, ¿no la vio? La persona que disparó a Amar Banaat y a Montasser Hadada en la casbah, matándolas a ambas con una bala, ¿tampoco pudo reconocerlas? Y el que mató a Khaled Osta, el chico de 9 años, haciéndole un enorme agujero en su pecho, ¿tampoco se dio por enterado? Y el que disparó desde su tanque sobre edificios residenciales en Gaza y que no vio a ningún niño en su mira, ¿no sabía que en esos edificios vivían niños y se embargo apretó el botón? Y el piloto que dejó caer una bomba en un barrio densamente poblado, ¿tampoco él sabía que los niños estarían entre las víctimas? Y si un niño tira una piedra a un jeep blindado, o inclusive una bomba molotov, o hasta una carga explosiva, ¿merece por ello la muerte? Usted dice que él tiene que ser atacado para mantener la disuasión. Eso es aterrador. ¿Matar a un niño para disuadir? Y si usted mató o hirió a niños para disuadir, ¿cree que ha logrado tal disuasión? ¿Usted ha pensado alguna vez por qué esos niños están enfrentándolo? ¿O los adultos? ¿Usted ha considerado alguna vez la posibilidad de que ellos pueden estar luchando por una causa justa? ¿Que quizás ellos sólo quieran sacarse nuestra opresiva presencia de sus vidas? ¿Que ellos no tienen ninguna otra manera de luchar? ¿Usted ha intentado ponerse en su lugar, incluso por un momento, alguna vez? ¿Qué haría usted si hubiera nacido palestino bajo esta ocupación? ¿Usted tiene el valor de decir lo que Ehud Barak dijo hace unos años: “yo me habría unido a una organización” terrorista? No puede haber ninguna respuesta más directa, valerosa y verdadera que ésa. Usted está luchando con una fuerza demoledora contra niños y adultos que lo enfrentan como pueden por una causa que les pertenece a todos. Ellos están enfrentando la ocupación. No tienen ninguna otra manera de hacerlo que con cargas explosivas y bombas incendiarias. Están enfrentando la ocupación de la misma manera que nuestros padres o los padres de nuestros padres resistieron otras ocupaciones. ¿Alguna vez en su vida ha pensado en esto? La historia está llena de enfrentamientos y guerras como ésta. Jóvenes como usted fueron enviados a morir por una causa que se les describió como completamente vital, una cuestión de vida o muerte, y entonces un día descubren que el conflicto termina resolviéndose como si nunca hubiera ocurrido. Y entonces nos preguntamos: ¿Por qué? ¿Qué fue todo esto? Usted, y ciertamente sus hijos, no entenderán lo que nosotros hicimos allí. Así como los parientes de los soldados que murieron en el Líbano están preguntándose hoy qué estábamos haciendo allí. ¿Para qué morimos? ¿Para qué estamos matándonos? ¿Qué hizo usted con los mejores años de su vida en la casbah de Nablus, un lugar que no es suyo, arriesgando su vida y las vidas de los otros? ¿Con qué derecho usted oprime a la población allí? ¿Por qué autoridad usted decidió cómo vivirían ellos, cuándo permanecerían dentro de sus casas y cuándo podrían salir, cuándo trabajarían y cuándo no podrían hacerlo, cuándo podrían llegar a los hospitales y cuándo sufrirían en sus casas? ¿Quiénes somos nosotros? ¿Qué nos da el derecho? ¿Simplemente porque nosotros tenemos fuerza, mucha fuerza, podemos hacer todo? Usted y sus amigos no tienen ningún derecho moral para estar allí y hacerle a la población lo que le están haciendo. Usted no tiene ningún derecho moral para encarcelar a la población, entrar en sus casas en el medio de la noche, ir de casa a casa demoliendo sus paredes, detener a la gente indiscriminadamente, destruir, disparar, tiranizar y causar desgracias. Un día usted verá con una luz diferente lo que está haciendo allí, entre Hawara y la casbah, y si usted es de verdad una persona de conciencia, soportará las noches sin poder dormir, muchas noches y durante muchos años. Entonces usted ya no podrá justificar todo en el nombre de la seguridad, como ahora lo está intentando. La verdadera seguridad para los residentes de Tel Aviv sólo se logrará cuando también se alcance la seguridad para los residentes de la casbah, y no un minuto antes. La seguridad, así como el respeto y la libertad, la merecen tanto ellos como nosotros. Entonces -eso es lo que creo- su “tremenda satisfacción” se transformará en un profundo sentimiento de culpa y una gran vergüenza por lo que usted ha estado haciendo allí y sus ojos se negaron a ver. En su corazón -pienso-, usted debe saber que la conexión entre su actividad en la casbah y nuestra seguridad en Tel Aviv está lejos de ser resuelta de la manera en que usted lo describe. Usted y sus compañeros previenen un ataque terrorista y crean la motivación para 100 nuevos ataques, liquidan a un individuo y producen tres nuevos para reemplazarlo. Ésa es la manera de luchar que tiene un pueblo sumido en la desesperación. El muchacho cuya casa usted convirtió en un caos de muerte en la noche y los padres a quienes usted humilló frente a sus ojos nunca lo olvidarán, así como usted no lo olvidaría si él le hiciera lo mismo a usted y su familia. Los amigos de Amar, Montasser y Khaled -los niños que los soldados mataron- no perdonarán. Ellos crecerán con el odio que nosotros le sembramos. Ellos eran tres niños sin presente y sin futuro. Dos de ellos, Amar y Montasser, eran huérfanos. Amar era único hijo. Ellos no merecían morir. En realidad, yo no vi con mis propios ojos lo que provocó su matanza, pero ví lo que sucedería después de que fueran asesinados. ¿Y qué pasará con usted? ¿Qué recuerdos conservará de allí? ¿Qué hará este servicio militar en su mente y su personalidad? ¿Qué le dirá usted a sus hijos? ¿Que su padre protegió Tel Aviv desde la casbah de Nablus y que liquidó a gente casi indiscriminadamente, como admite en su carta (“Cada patrulla que entra en la casbah pretende que su presencia sea sentida, para sacar a los terroristas buscados y liquidarlos”)? ¿Qué le han enseñado sobre el uso de la fuerza, la violencia, la liquidación de personas? ¿Si eso es permisible allí, por qué no aquí también? Una persona a la que se le da tanto poder siendo tan joven no puede quedar sin daños psicológicos. Después de que usted persiguió a ancianos, prohibió a enfermos el traslado a un hospital, detuvo a niños y a mujeres a punto de dar a luz en los puestos de control, brutales recuerdos quedarán con usted todo el tiempo. Aun cuando usted no haya sido el que los demoró y sea el más humano de soldados, es suficiente que ellos hayan tenido que ser autorizados por usted para trasladarse entre sus ciudades y llegar a sus casas para que guarde cicatrices en su mente. ¿Qué clase de persona será usted cuando regrese a casa? Ni por un minuto he pensado que a los soldados de las IDF les gusta matar a niños. Pero están matando a niños. Muchos niños, cientos de niños. Y las IDF no están haciendo lo suficiente para evitar esta matanza criminal. Lo que las IDF están instilando en sus soldados es que no hay ninguna otra chance y que por lo tanto no es terrible si también se mata a un niño. Lo esencial es nuestra seguridad. La sangre de estos niños no se ha ido al cielo. Su sangre está en nuestras manos. Su sangre está en las manos de aquellos que lo enviaron a la casbah y en la cabeza de los que dispararon y en la de aquellos que pasean armados por las calles de Nablus tiranizando a su gente, y en la de aquéllos que permanecieron callados. Usted está allí en mi nombre, también, y por consiguiente todos nosotros cargamos una pesada responsabilidad, demasiado difícil de llevar. Siga haciendo lo suyo y que Dios nos proteja; yo seguiré haciendo lo mío.

La fuente: Haaretz, diario de Tel Aviv. La traducción del inglés pertenece a Sam More para elcorresponsal.com.

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