La ganadora del Premio Nobel de la Paz Shirin Ebadi habla sobre las elecciones y la democracia iraní poco antes de la segunda ronda que vio a Mahmoud Ahmedinejad surgir victorioso. Por Mustafá el-Labbad
Shirin Ebadi raramente sonríe. Desde que la revolución la despojó de su cargo de jueza en la Corte de Teherán ella ha dedicado sus herramientas legales a la protección de los derechos de las mujeres y los niños, tarea por la cual ganó en 2003 el Premio Nobel de la Paz. – ¿Cómo evalúa usted las recientes elecciones presidenciales en Irán? ¿Y quién, en su opinión, ganará la segunda vuelta? – No sé quién ganará. Yo no voté en las elecciones. Quizás usted debe formular esa pregunta a aquellos que votaron. – Pero usted debe de tener una opinión al respecto. – Mientras un Consejo [el Consejo Guardián] o un individuo [el guía espiritual] determine los candidatos, yo no puedo votar. La libertad no puede lograrse mientras un individuo o un consejo actúa como guardián. Yo no soy miembro de ningún partido o grupo de oposición. Éste es un punto de vista personal y no espero que otros lo compartan. Todos somos libres de votar o boicotear las elecciones. – ¿En su opinión, Irán se está moviendo hacia más democracia y libertad? – No puedo predecir el futuro. Pero puedo referirme a los últimos tres años y darle una respuesta más exacta. El futuro es un juego de adivinación, pero el pasado está abierto al análisis. Cuando se celebraron las séptimas elecciones parlamentarias muchos candidatos quedaron fuera de carrera, incluidos 85 que formaban parte del sexto Parlamento. No se dio ningún argumento para declararlos fuera de la competencia. ¿Por qué los prohibieron? Porque criticaron a los conservadores. Durante las elecciones presidenciales algunas personas -mujeres incluidas- no fueron autorizadas a presentarse. Ésta es una violación de normas internacionales. La situación de los derechos humanos en Irán no es lo que uno podría desear que fuera. – ¿Cómo compararía usted la democracia en Irán con la democracia en la región? – La democracia en Irán ha mejorado ligeramente cuando la comparo con los países vecinos, pero está retrasada respecto de otros países. La democracia es una cultura, expresada y reflejada en las leyes y la administración del estado. El último criterio es qué quiere la gente. El pueblo puede vivir bajo una dictadura y estar contento si no sabe nada. O pueden estar viviendo bajo una semidictadura, que es mejor que la dictadura, y ser infeliz. Me parece que lo que la gente quiera no debe ser el criterio con el cual se mida la democracia. La democracia que hay en Irán es mejor que la de países vecinos. El pueblo iraní quiere más democracia, el nivel de democracia disponible en Irán queda corto frente a las expectativas. La democracia necesita avanzar en Irán. – ¿Cómo ve usted la presión norteamericana en Irán? – Cuando el peligro de afuera amenaza a un país, ese peligro se usa como excusa para presionar a los liberales. Cualquiera que critica el Estado queda marcado a fuego como un agente extranjero. Yo no apruebo ningún ataque norteamericano potencial contra Irán ni ninguna amenaza. La situación que enfrenta la democracia en Irán, permítame reiterarlo, está lejos del ideal, pero depende de los iraníes, y sólo de los iraníes, mejorar esa situación. – ¿Cómo evalúa la situación en el Medio Oriente? – Desde el derrumbe del régimen soviético el Medio Oriente ha sido escenario de caos, guerras y disputas internas. Esto se debe a las inmensas reservas petroleras de la región, reservas que son indispensables para Occidente.
Saddam Hussein fue un dictador, nadie lo duda, y muchos iraquíes esperaban su derrocamiento. ¿Pero Saddam fue el único dictador en el mundo? Por qué Estados Unidos decidió atacar a ese dictador y no a otros. La razón es porque Irak posee grandes reservas de petróleo. Lo fundamental es el petróleo, no la democracia y la libertad. Más de 100.000 personas inocentes han perecido, y todos los museos fueron saqueados. ¿No se podía lograr los mismos objetivos con menor daño? Yo creo que Saddam debía haber sido derrocado por los iraquíes y no por el ejército norteamericano. – ¿Cómo evalúa usted el orden mundial después del 11 de Septiembre? ¿Hacia dónde va el mundo? – Lamentablemente, los pobres están empobreciéndose más y los ricos se hacen más ricos. Nosotros tenemos que aliviar la pobreza. Si no hay justicia social, no se puede hablar de un orden mundial. Lo que nosotros tenemos ahora no es un orden mundial sino una explotación mundial. – Usted es la primera mujer musulmana en ganar el Premio Nobel de la Paz. ¿Cómo evalúa la condición de las mujeres en Irán, el Medio Oriente y el mundo en general? – Las mujeres están discriminadas dentro del mundo musulmán, no tienen los mismos derechos que los hombres. Pero el nivel de discriminación difiere de un país a otro. Algunas mujeres no tienen derecho a participar en elecciones elecciones municipales, como ocurre, por ejemplo, en Arabia Saudita. En otros países, como Bangladesh, Malasia y Pakistán, las cosas son distintas y las mujeres pueden ser presidentas y primeras ministras. En algunos países islámicos se permite la poligamia y en otros está prohibida. Hablando de manera general, la situación de las mujeres en el mundo musulmán es peor que en Occidente. – ¿Por qué es eso? ¿Es el Islam el que diferencia entre hombres y mujeres o es el legado cultural del mundo musulmán? – El Islam no es injusto con las mujeres. El Islam les da un estatus especial. En un momento en que las mujeres en Europa no tenían ningún derecho, el Islam les dio muchos, incluido el de tener una propiedad. Hay un famoso dicho del profeta que dice: “Las mujeres son despreciadas por los hombres despreciables y honradas por los hombres honorables”. El Corán trata a los hombres y a las mujeres igualitariamente en tanto creyentes. ¿Por qué la situación de las mujeres en el mundo musulmán es tan deplorable? La respuesta es porque la cultura dominante en los países islámicos es patriarcal. Esta cultura interpreta la religión según sus propios intereses. Le daré un ejemplo. En Irán, hay una ley que estipula que la compensación financiera, o diya, por matar a una mujer accidentalmente es la mitad que por matar a un hombre. Si un hombre mata a una mujer, su familia recibe la mitad de la compensación que recibiría si la víctima hubiera sido un hombre. ¿A qué se debe esto? ¿Está basado en el Islam? Claro que no, es una interpretación errónea del Islam basada en una cultura patriarcal. Un estudioso iIraní, el ayatollah Sanei, ha cuestionado esa ley, diciendo que “el diya para las mujeres y los hombres es el mismo en el Islam, y cualquiera que exige otra cosa está equivocado.” Otro ejemplo: poco después del triunfo de la revolución islámica en Irán se prohibió a las mujeres ejercer como jueces. Las juezas fueron transferidas a trabajos administrativos dentro del sistema judicial. Yo enfrenté la decisión, junto con otras mujeres liberales. Escribimos artículos y organizamos charlas. Tomó 13 años a las autoridades judiciales restaurar a las mujeres el derecho de servir como jueces. Ahora, nuevamente tenemos juezas en Irán. La interpretación correcta del Islam llevaría a la aprobación de los derechos de las mujeres. Si usted va al website del ayatollah Sanei encontrará que él sostiene que las mujeres pueden servir en los más altos puestos religiosos. Todo depende de cómo interpreta uno el Islam. Lo que daña a las mujeres es la interpretación del Islam que hace el mundo patriarcal. Con una interpretación correcta, las mujeres recobrarían sus derechos. Nosotros necesitamos una interpretación que satisfaga las necesidades de nuestro tiempo y lugar. Interpretaciones hechas hace 600 años no pueden ser satisfactorias ahora. Los problemas contemporáneos requieren de soluciones contemporáneas. El mundo no puede gobernarse por perspectivas antiguas. – Algunos dicen que usted ganó el Premio Nobel por razones políticas. ¿Cómo reacciona ante ese comentario? – Debería preguntarle al comité que otorgó el premio. – ¿El Premio Nobel le ha dado alguna ventaja dentro de Irán? ¿O su voz se ha hecho más influyente fuera del país? El Premio Nobel me dio ventajas fuera de Irán, pero dentro del país nada ha cambiado. Cuando fui galardonada, la televisión y la radio estatal no hicieron ningún comentario. Los medios de comunicación iraníes dieron la noticia un día después de que el anuncio fuera hecho y la televisión se refirió al tema a las 11 de la noche, cuando todos estábamos dormidos. Pero en el extranjero las cosas son diferentes y me permiten publicar mis opiniones de manera fuerte y clara. – Me han dicho que pocos iraníes la conocían antes del premio. ¿Es así? – Pregúntele a la gente por eso. Yo creo que los iraníes sabían quién era. Cuando regresé a Irán después de recibir el premio un millón de personas estaba esperando para saludarme. – ¿Cómo cambió su vida la revolución islámica? – Yo tuve que dejar de ser jueza, un trabajo que amaba… algunas leyes cambiaron para peor y yo me opuse a ello. Esta situación es lo que me llevó trabajar en derechos humanos. – ¿Cuáles son sus proyectos futuros? – Seguiré haciendo las mismas cosas. No cambié el camino que he escogido para mí. Continuaré centrándome, como antes, en los derechos humanos. La fuente: Al Ahram Weekly. 60.000 ejemplares, Egipto, semanario. Lo que no se puede publicar en árabe en el periódico del mismo nombre aparece en el semanario de lengua inglesa, dicen las malas lenguas. Más seriamente, el Weekly, título independiente del grupo, se dirige a un público culto. Sus páginas culturales son de buena hechura y es un medio de mucho valor sobre el Africa oriental. http://weekly.ahram.org.eg/. La traducción del inglés pertenece a Sam More para elcorresponsal.com.