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lunes, abril 29, 2024

Hallan en Siria el más antiguo escenario bélico

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Hallan en Siria el más antiguo escenario bélico Arqueólogos norteamericanos y sirios descubrieron en la frontera entre Siria e Irak, unos 100 kilómetros al noroeste de Mosul, el escenario de una feroz batalla acontecida hace unos 5500 años. El hallazgo de los restos devastados de un antiguo centro de intercambios en Tell Hamoukar sugiere que la práctica de atacar y destruir ciudades es tan antigua como la necesidad de construirlas.Por Andrea RizziUna ciudad cualquiera de Medio Oriente. Un ejército amenazador que avanza desde el Sur. Un asalto que empieza con una terrible lluvia de miles de proyectiles. Terror, gritos, sangre.

La descripción evoca escenarios familiares -hasta habituales hoy día- que casi no serían noticia si las balas en cuestión no fueran de barro y el choque no se remontara al año 3.500 antes de Cristo. Es decir, si no se tratara de la batalla más antigua que se conoce, según opinan los arqueólogos de la Universidad de Chicago y del Departamento de Arqueología sirio que llevan las excavaciones en el sitio de Tell Hamoukar, en el noreste del país asiático, casi en la frontera con Irak.

"Lo que pasó allí no fue una escaramuza. Aquello fue el Shock and Awe (Choque y pavor, el nombre de la campaña militar estadounidense lanzada en 2003 para derrumbar el régimen de Saddam Hussein) del cuarto milenio antes de Cristo", dice Clemens Reichel, codirector del equipo. El derrumbe de las murallas, las 1.320 balas y proyectiles encontrados hasta ahora y las evidencias de incendios inducen a pensarlo.

"Todos los elementos que tenemos a disposición convergen en indicar que Tell Hamoukar fue asediada", explica Reichel en una conversación telefónica desde Chicago. "Y la hipótesis más sólida es que los atacantes fueron soldados de un ejército del sur de la antigua Mesopotamia. Por lo menos fueron poblaciones del sur, de la civilización Uruk, las que ocuparon la ciudad tras su caída", prosigue.

Los hallazgos del equipo de Reichel -recogidos por la prensa norteamericana en estos días- apuntan entonces a que ya en esa época había estructuras militares lo suficientemente organizadas como para coordinar una expedición con centenares de hombres, con miles de municiones y con catapultas, desde distancias notables. Uruk, el centro pujante de la civilización de la Mesopotamia del sur, distaba centenares de kilómetros de Tell Hamoukar. Y aunque la expedición fuera organizada desde otro centro más cercano, en todo caso demostraría una sorprendente capacidad logística.

"El descubrimiento es interesante. Balas parecidas a las de Tell Hamoukar se han hallado ya en otros lugares. Pero nunca en esa cantidad y, sobre todo, en esa fecha", comenta Carmen Valdés, arqueóloga del Instituto de Oriente Próximo Antiguo de la Universidad de Barcelona.

"Es un período importante para Mesopotamia, que en ese momento albergaba las culturas más desarrolladas del planeta", prosigue la arqueóloga, que cuenta con muchos años de excavaciones en Siria. "En Europa, entonces, estábamos todavía en el neolítico final, vivíamos en cuevas, empezaban los primeros pequeños asentamientos. Pero en Mesopotamia es plausible pensar que ya existiera la capacidad de organizar un asalto militar de ese tipo. Lo que pasa es que hasta ahora no me consta que se hubieran hallado pruebas".

Además de todo eso, el interés de Tell Hamoukar reside también en que refuerza "la idea de un desarrollo de las realidades urbanas del norte de Mesopotamia autónomo, y no sólo fruto de la actividad colonial de Uruk, como se pensaba hasta hace un tiempo", argumenta Reichel. "No encontramos señales de la presencia o influencia sureña antes del ataque. La ciudad probablemente se formó como centro de comercio y de elaboración de materiales y metales, como punto intermedio entre la Anatolia rica de recursos naturales y la Mesopotamia del sur rica y pujante económica y socialmente, pero pobre en materias primas. Nosotros pensamos que llegó a tener casi 2.000 habitantes, una cifra elevada por aquellos tiempos, aunque es difícil estar seguros de ello".

Fue allí que llegó la devastadora lluvia de fuego y balas hallada por Reichel y su equipo. La primera batalla de la que se tiene conocimiento. La primera de una larga serie de violencias motivadas por el control de las materias primas.

Pompeya, en Mesopotamia

La Mesopotamia y el cuarto milenio antes de Cristo son un espacio y un tiempo de afirmación de la ciudad. Las excavaciones de Tell Hamoukar representan una fotografía interesante. "La guerra a veces es un factor positivo para los arqueólogos", explica Clemens Reichel, codirector del equipo que trabaja en la ciudad siria. "En este caso lo fue porque el ataque sorprendió a la población, y los edificios derrumbados mantuvieron en el interior todo lo que sus habitantes utilizaban para vivir. Todo se quedó congelado. Y aunque encima de las ruinas los vencedores edificaran nuevas estructuras, lo que se mantuvo por debajo permaneció allí. Y hoy, volviendo a la luz, refleja la dinámica de especialización de las actividades que es el alma de la ciudad. Los ciudadanos ya no tienen que preocuparse de la subsistencia, y pueden dedicarse a otras cosas… a especializarse".

Sólo una parte de Tell Hamoukar -1,5 hectáreas- ha sido excavada. Reichel espera poder volver allí en 2006. "Todo permaneció allí sepultado durante milenios. Como si nos estuviera esperando". Como si se tratara de una pequeña Pompeya mesopotámica.

La fuente: El País (Madrid, España).

La ciudad más antigua de la humanidad Datada en unos 6000 años, Tell Hamoukar probablemente sea la ciudad más antigua de la humanidad. Hasta su descubrimiento, en 2000, se creía que sólo las ciudades que estaban más al Sur, entre los ríos Tigris y Éufrates, eran la cuna de la civilización

Los méritos del hallazgo se deben a arqueólogos sirios y del Instituto Oriental de la Universidad de Chicago, liderados por McGuire Gibson y por Muhammad Maktash, de la Dirección General Siria de Antigüedades.

Los científicos excavaron en un enorme montículo llamado Tell Hamoukar, en una árida llanura del nordeste de Siria, en cuya cima hay ahora un poblado de 750 personas, constituido tras la reforma agraria de 1964. En la región se llama tell a un montículo artificial en medio del terreno plano, formado por sucesivas construcciones y destrucciones de asentamientos humanos.

Al excavar en un estrato que data del 3500 al 4000 antes de Cristo, los arqueólogos encontraron restos de la muralla protectora de una ciudad. Anteriormente, las únicas ciudades halladas correspondientes a ese período estaban en Sumeria, entre los ríos Éufrates y Tigris, en lo que ahora es Irak.

Esos sitios, las antiguas Ur y Uruk, estaban entonces en sus inicios y eran centros de complejos reinos emergentes surgidos de la amalgama de clanes tribales. "Tenemos que replantear nuestras ideas acerca de los comienzos de la civilización e ir más atrás en el tiempo", plantea Gibson.

"En la escuela se muestra al sur de la Mesopotamia como el área donde se desarrollaron los primeros estados urbanizados, antes de diseminarse hacia áreas menos avanzadas -recuerda el arqueólogo-. Hamoukar cumple plenamente con este patrón que se ha sugerido para el norte de la Mesopotamia, el norte de Siria y el sudeste de Turquía: la idea de que amplios centros regionales de sociedades complejas emergieron con mayor o menor independencia del sur de la Mesopotamia."

Los arqueólogos diferencian las ciudades de las aldeas, no tanto por su extensión como por su modo de funcionamiento. En la prehistoria, en los tiempos previos a la civilización, la gente vivía en aldeas lideradas por un jefe tribal. Cada familia era autosuficiente: fabricaba sus cacharros, utensilios y su propia vestimenta.

En las ciudades tempranas, la gente ya trabajaba en torno de líneas de trabajo especializadas. Los alfareros hacían vasijas para más personas, lo mismo que los tejedores con la ropa. Y los arquitectos diseñaban y levantaban grandes obras públicas y edificios. Las ciudades también fueron los primeros estados, gobernados por una compleja jerarquía de mandatarios religiosos y políticos.

Los objetos desenterrados en Hamoukar constituyen indicios de una ciudad en pleno funcionamiento. En un área, los arqueólogos descubrieron grandes hornos llenos de cenizas, huesos y semillas. "No eran para que cocinara sólo una familia -declaró Gibson-. Esas cosas se usan para alimentar a decenas de personas que trabajan en el lugar, y también para dar de comer a los pobres. Supongo que los hornos se vinculan con un palacio o un templo."

También se hallaron numerosas cerámicas, incluidas piezas finas similares a porcelana, que sólo podrían haber sido producidas por una manufactura organizada y sofisticada. Entre las cenizas de los hornos se encontraron, además, sellos de impresión con grabados como jeroglíficos primitivos, que se estampaban en piezas de arcilla húmeda y que, una vez secas, eran usadas como monedas para registrar transacciones comerciales.

Otros sellos, más elaborados, tienen forma de animales como osos, perros, peces, leones y pájaros. Se cree que eran utilizados por personas con mayor autoridad. "Los sellos son la principal evidencia de algún sistema de contabilidad o responsabilidad, que revela una organización administrativa -afirma Gibson-. Había una jerarquía, dos o tres niveles de personas en los que alguien con autoridad controlaba el trabajo de los subordinados."

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