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lunes, mayo 20, 2024

Garang, John

BiografíasGarang, John

El primer vicepresidente de Sudán y ex líder rebelde, John Garang, quien murió en un accidente aéreo el 30 de julio de 2005, se labró una ganada fama de hombre de guerra que supo hacer la paz y que lo convirtió en una leyenda para los habitantes del sur del Nilo.

Su biografía comenzó a tomar tintes de epopeya cuando, siendo un oficial del Ejército gubernamental, fue enviado junto a 500 soldados a su tierra natal para aplastar una rebelión contra el poder del norte.

Retornó 22 años después, convertido en el líder rebelde del Sur, con un histórico tratado de paz bajo el brazo que puso fin a la guerra más larga de Africa y abrió la puerta a que la empobrecida población sureña pueda alcanzar en el futuro cercano sus aspiraciones independentistas.

Nacido en 1945 en el seno de una tribu Dinka del sur de Sudán famosa por sus plegarias al cielo, el uso de los cuernos para hacer música y su pasión por la carne asada, Garang estudió en Estados Unidos gracias a los contactos de su familia cristiana.

Fue admitido en el Grinnell College, de Iowa (EEUU), y después se licenció en economía agrícola antes de ingresar después en la academia militar norteamericana de Fort Benning, en el Estado de Georgia.

Su primer contacto conocido con la guerra data de 1962, cuando se sumó a la guerrilla independentista sureña Anya-Anya, y participó en la primera guerra civil sudanesa.

Una década después, el régimen de Khartum y los rebeldes de Anya-Anya firmaron un acuerdo de paz que permitió que la zona sur de Sudán pasara a ser un gobierno autónomo.

Garang y los demás líderes rebeldes del movimiento fueron absorbidos por el ejército nacional y trasladados de la capital, Khartum.

Este romance del líder rebelde con el gobierno central duró escasos cinco años, y su ruptura coincidió con el hallazgo de ricos yacimientos de petróleo en las agrícolas y empobrecidas tierras del sur de Sudán.

En 1978 la guerra civil rebrotó, en esta ocasión enfrentado al régimen del norte, que pretendía apropiarse del ‘oro negro’, y el Movimiento Popular de Liberación de Sudán (MPLS).

La ideología de este grupo, fundamentada primero en el marxismo y después en el fundamentalismo cristiano de los misioneros norteameicanos, fue gestada por el propio Garang.

En 1983, el Ejército Popular de Liberación de Sudán (ELPS), brazo armado del MLPS, se levantó en armas a las órdenes del líder rebelde en demanda de la secesión del sur, de mayoría cristiana y animista, del norte musulmán.

El detonante fue la decisión del entonces presidente del país, Yafar Numeiri, de imponer la Sharia o ley islámica en todas las regiones de Sudán, incluido el autónomo gobierno cristiano y animista del sur.

Desde entonces, y gracias a la ayuda proporcionada en gran parte por los Estados Unidos, formó un auténtico Ejército que puso en jaque durante 22 años al gobierno central.

Según los expertos, el EPLS estaba integrado en 1986 por más de 12.000 hombres armados, y dividido en 12 batallones equipados con armas cortas y escasos morteros.

En 1991, el número de uniformados había crecido hasta los 60.000, y las piezas de artillería aparecieron en sus arsenales.

Durante las dos décadas de guerra -la más larga y cruenta de Africa con más de dos millones de muertos- John Garang salió ileso de varias conspiraciones para acabar con su vida, incluso en el seno de sus propias fuerzas, a las que dominaba con mano de hierro.

Algunos de sus colaboradores se quejaron, en ocasiones, de los métodos rayanos con la dictadura con los que dirigía el movimiento y el brazo armado.

En 2002, emprendió un complicado proceso de paz que concluyó en enero de 2005 con la firma de un histórico tratado en la ciudad keniana de Nivasa.

El 9 de julio de 2005, la firmeza de ese pacto fue garantizada en el multitudinario acto publico que supuso su juramento como primer vicepresidente del país.

Ese día proclamó que el acuerdo de paz era su ‘mayor victoria’, y horas después fue recibido en el sur como un héroe por más de un millón de personas.

Su muerte deja los frutos de su lucha ante un incierto futuro.

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