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lunes, mayo 20, 2024

Hussein, Faisal ibn

BiografíasHussein, Faisal ibn

Faisal ibn Hussein, con frecuencia nombrado como emir Faisal o Faisal I de Irak, fue un miembro promintente de la familia de los hashemitas, líder de la Rebelión Árabe entre 1918 y 1920 y rey de Irak de 1921 a 1933. Nació en Taif (Hiyaz; hoy Arabia Saudita) el 20 de mayo de 1883 y murió en Berna (Suiza) el 8 de septiembre de 1933.

Tercer hijo del jerife de La Meca Hussein ibn Ali, en 1913 fue elegido diputado al parlamento otomano por la ciudad de Jedda, al tiempo que su hermano Abd Allah ejercía como vicepresidente de la cámara. Tomó contacto con el nacionalismo árabe a través de la organización Al-Fatah durante una estancia en Damasco en 1916, el mismo año en que su padre fue nombrado rey del Hiyaz.

Faisal fue la cabeza visible de la Rebelión Árabe iniciada por su padre en 1916. La sublevación árabe contra los otomanos se había fraguado un año antes, cuando el jerife Hussein acordó con Gran Bretaña, a través de una célebre correspondencia con Henry McMahon, alto comisario británico en El Cairo, el establecimiento de un Estado árabe independiente en todos los territorios árabes de Asia una vez liberados del Imperio Otomano. El primer paso de la rebelión fue la liberación del Hiyaz y su transformación en reino independiente. Las tropas sublevadas, dirigidas por Faisal y asistidas por el agente de enlace británico Thomas Edward Lawrence, el célebre Lawrence de Arabia, continuaron luego hacia el Norte, tomando el puerto de Aqaba en febrero de 1917, Yafo en noviembre del mismo año y finalmente Damasco el 3 de octubre de 1918. En la capital siria, «superior a cualquier trofeo» para los nacionalistas árabes, según Lawrence, se intentarán crear las primeras instituciones del Estado árabe.

La creación del Estado árabe, que era el objetivo de la rebelión capitaneada por Faisal, viene lastrada desde sus inicios por los planes de las potencias para dividir la zona: los Acuerdos Sykes-Picot de 1916 (secretos hasta que fueron divulgados por los bolcheviques), la Declaración Balfour de 1917 y las pretensiones francesas sobre Siria y el Líbano, oficializadas en el Acuerdo Franco-Británico de 1919. Todo ello a pesar de las promesas hechas al jerife Hussein y a otras declaraciones realizadas durante la contienda mundial, como la llamada Declaración anglofrancesa de 1918 en la que se afirmaba que el fin de las potencias era garantizar la formación de entidades políticas basadas en la libre autodeterminación de las poblaciones indígenas.

En julio de 1919 el Congreso Nacional Árabe reunido en Damasco proclama la soberanía árabe sobre Siria (entendida como los actuales Siria, Líbano, Jordania e Israel-Palestina), que tomará la forma de monarquía constitucional a cuya cabeza se encuentra el emir Faisal. El propio Faisal defenderá estos postulados en la Conferencia de Paz de París, celebrada en noviembre de ese año. La acogida que recibe es desfavorable, pues las potencias están decididas a organizar el reparto de la zona bajo la forma de zonas de influencia, ahora llamadas mandatos; Faisal intenta negociar llegando incluso a aceptar cierta tutela francesa sobre ese Estado sirio, lo que le ocasionará conflictos con los nacionalistas a su regreso a Damasco. Sólo el presidente de los Estados Unidos, Woodrow Wilson, ha prestado oídos a las reivindicaciones árabes, apadrinando una comisión independiente, conocida como Comisión King-Crane, cuya misión es recabar sobre el terreno el estado de opinión de las poblaciones locales acerca de la organización del territorio.

Un segundo Congreso Nacional Árabe, constituido a modo de parlamento, reafirma en marzo de 1920 su oposición a la división de Siria y su voluntad de independencia con Faisal a la cabeza, aceptando si no queda más remedio la presencia de una potencia mandataria siempre y cuando ésta sea Gran Bretaña o Estados Unidos, pero nunca Francia. Las conclusiones de la investigación King-Crane del año anterior afirman que ése es exactamente el deseo de la población local.

Sin embargo, Gran Bretaña ya había optado por dejar vía libre a Francia para ocupar y segregar el Líbano, y el resto de Siria caería en manos de las tropas francesas una vez que la Conferencia de San Remo (abril de 1920) da forma a los mandatos: francés sobre la Siria del norte (Líbano y Siria) y británico sobre el sur (Palestina, de la que más adelante se separa Transjordania). En julio de 1920 el general Henri Gouraud, al mando de un ejército de ochenta mil soldados, expulsa a Faisal de Siria y desata una oleada represiva destinada a asegurar el acatamiento del mandato.

En tanto cabeza visible árabe durante los años de la Rebelión, Faisal será el principal interlocutor árabe del sionismo, representado por su dirigente Chaim Weizmann. Al menos formalmente, el reino reclamado por los nacionalistas árabes incluye la Palestina que los sionistas destinan a la construcción del Estado judío.

Los contactos entre ambos líderes han sido objeto de debate posterior. Weizmann queda entusiasmado con Faisal, a quien considera un gran líder, atribuyéndole simpatías por la causa sionista o al menos desinterés por Palestina. Ello contradice declaraciones contemporáneas del emir y también, y claramente, las resoluciones de los Congresos Nacionales celebrados bajo su égida, con lo que se ha atribuido ese entendimiento al malentendido, a los recovecos del lenguaje diplomático e incluso a una traducción intencionadamente equívoca por parte de Lawrence, el intérprete de ambos.

El 3 de enero de 1919 ambos firman unos acuerdos en los que Faisal reconoce a los sionistas su derecho a la inmigración judía masiva en Palestina sin más reserva que la igualdad entre las distintas comunidades religiosas y el control musulmán sobre los santos lugares del Islam. A cambio, los sionistas deben apoyar activamente la creación del Estado árabe unificado en toda la región, exluida Palestina. Apenas un mes después, los sionistas manifiestan en la conferencia de París su reivindicación de una Palestina totalmente judía y los árabes, por su parte, rechazan este extremo en su congreso de Damasco.

Expulsado de Siria, Faisal se convierte para los británicos en el principal candidato al trono de Irak. Este Estado había sido creado artificialmente, y con grandes resistencias por parte de las poblaciones afectadas, con la unión de tres vilayatos otomanos y Gran Bretaña tuvo desde el principo la idea de cohesionarlo y dar legitimidad a su mandato sentando a un hashemita en el trono. La decisión final se toma en una reunión en El Cairo a la que asisten Winston Churchill, secretario de Estado para las Colonias, el alto comisario en Irak Sir Percy Cox y especialistas en cuestiones de la zona como la orientalista Gertrude Bell. Será Churchill quien proponga a Faisal por encima de otros candidatos, como su hermano Abd Allah (futuro rey de Transjordania) o incluso el aga khan, jefe de los musulmanes ismaelíes.

En el verano de 1921 se hace una supuesta consulta a los jeques de las principales tribus de Irak, que aparentemente apoyan en un 96% la entronización de Faisal. Este porcentaje tan alto hizo pensar a los contemporáneos y más tarde a los historiadores en un fraude. Faisal en cualquier caso es coronado rey poco después, el 23 de agosto de 1921.

La constitución de 1925 le otorgaba el principal papel en la organización del estado, es decir, en la práctica el poder ejecutivo, aunque establece también un sistema parlamentario y no deja de referirse a la soberanía popular, que «el pueblo confía a Faisal ibn Hussein y a sus herederos».

Su reinado coincidió con el proceso de construcción del país. Se afianzan los árabes sunnitas en el poder, elegidos por Gran Bretaña como grupo dirigente en detrimento de otras comunidades, cuyas reivindicaciones serán reprimidas: árabes shiitas, árabes cristianos, kurdos, etc. La cabeza del país es una oligarquía radicada en Bagdad que establece relaciones de clientelismo con los jeques de las principales comunidades y tribus, clientelismo que estará en la base de los nombramientos de funcionarios y cargos públicos. La centralización estatal cuenta con una herramienta poderosa en el incipiente ejército, que se fortalecerá con el acceso del país a la independencia.

Aunque con una administración local, Irak en realidad estuvo durante toda la época de Faisal, y aun después, controlada completamente por Gran Bretaña. En 1927 Faisal negocia con los ingleses la independencia de Irak, abriendo un periodo que se caracterizará por su inestabilidad y por la represión de las reivindicaciones de las minorías. Finalmente, Irak es admitido como Estado independiente en la Sociedad de Naciones el 3 de octubre de 1932. Un año más tarde el rey Faisal fallece dejando como sucesor a su hijo Gazi.

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