Félicien Kabuga se hizo conocido como el hombre que financió el genocidio de 1994 en Ruanda, en el que medio millón de personas fueron masacradas por las tropas gubernamentales y las milicias hutus. Parece que Kabuga, cofundador y presidente de los Fondos de Defensa Nacional, usó su organización para suministrar al gobierno ruandés machetes y otras armas utilizadas en su campaña de terror. También dio dinero a la emisora de radio que incitó al odio y la violencia contra la población tutsi.
Incluso después del genocidio, Kabuga siguió apoyando a grupos hutus violentos, incluida la milicia congoleña de los interahamwe. En la actualidad, a sus 60 años, está prófugo, aunque el tribunal de la ONU lo sitúa en Kenia, donde, según dicen, se ha asegurado la protección del gobierno, pero en mayo de 2008 un polémico informe afirmó que podría esconderse en Noruega. Está acusado por la Corte Penal Internacional (CPI), desde 1998, por genocidio, crímenes contra la humanidad y violación de la Convención de Ginebra.