¿Una fuerza disuasiva?
Por Azmi Bishara
El mundo (y lo que es más importante para los israelíes, el mundo árabe) sabía de la capacidad nuclear israelí incluso antes de las revelaciones de Vanunu. La política árabe, sobre todo la de Egipto y Siria, se basaba en este conocimiento.
A los expertos israelíes les encanta hablar de una fuerza disuasiva en la región. Esta es una concepción equivocada. La posesión de armas nucleares por parte de un bando lleva a la necesidad del otro bando de fabricar sus propias armas, lo que no hace más que provocar una escalada armamentista. Sólo cuando los dos bandos tienen armas nucleares se puede hablar de una fuerza disuasiva nuclear.
Esta realidad no hace más que aumentar la importancia de las revelaciones de Vanunu como un acto cívico, cuya grandeza consistía en estirar los límites de la democracia israelí y revelar su verdadera naturaleza.
En contraste con la democracia occidental, Israel se ha revelado como una democracia fanática, del tipo comunal. Las revelaciones de Vanunu fueron un acto de universalismo cívico que llegó mas allá de las limites de esta democracia. No es, de ninguna manera, casual que esta conducta -la conducta de un ciudadano universal- era coherente con la libertad de información, y rompió los límites en todos los sentidos.
La democracia israelí es una democracia tribal. En ella, los derechos humanos provienen de la calidad de ser miembro de la tribu y no al contrario, como debería ser. Y esta tribu, como todas las tribus, toma venganza. Todos los jueces, sean liberales o conservadores, que trataron el asunto de Vanunu actuaban como emisarios de su tribu, y administraron la venganza de su tribu en contra de uno que se había puesto fuera de sus limites. (…)
Las sentencias de la Corte Suprema representan una postura liberal en el contexto del colectivo judío en Israel, y sólo en ese contexto. En una realidad donde el liberalismo se considera un izquierdismo radical, y la oposición a las armas nucleares como un “extremismo”, debemos insistir en que se denuncie la naturaleza y el carácter de la democracia israelí, y debemos luchar para transformarla de una democracia tribal en una universal.La alternativa es un Estado-apartheid.
La fuente: el texto es una síntesis de la conferencia dada por el autor, un político israelí de izquierda, durante el encuentro “Democracia, derechos humanos y Mordechai Vanunu”, celebrada en Tel Aviv en octubre 1996.