Cleopatra, entre sobornos y faltas de ortografía
Se presentó en Berlín el único manuscrito conocido de Cleopatra, en el que otorga beneficios económicos a un colaborador de Marco Antonio y comete un error al escribir en griego.
Por Víctor Ego Ducrot
Un documento que da testimonio de un soborno parece ser el único manuscrito auténtico de la reina egipcia Cleopatra (69 a 30 A.C.). Se trata de un papiro que incluye la escritura de diferentes escribas y en el que Cleopatra pone su firma debajo de la palabra “genesthoi” (“que así sea”, en griego) y que data del año 33 antes de la era cristiana. Sin embargo, el término griego tiene un error ortográfico, la “i” final, que hace que algunos expertos duden de su autenticidad. El documento fue presentado en Berlín por el científico holandés Peter van Minnen, que lo encontró en el Museo Egipcio de Berlín, cuando reunía una serie de valiosos papiros para el especialista belga Jean Bingen. En el papiro, Cleopatra ordena a las autoridades egipcias conceder amplios privilegios económicos al guerrero romano Publius Canidius y a sus herederos al autorizarlos a transportar anualmente a Egipto 400.000 litros de trigo y 5.000 litros de vino libres de impuestos y concederles ventajas fiscales para unos campos de su propiedad en su reino. Publius Canidus era cercano al amante de la reina egipcia, el general romano Marco Antonio. Cuando el general se preparaba para luchar contra Octavio, el futuro emperador Augusto, Canidius recibió el encargo de traer a la infantería romana desde Armenia, donde residía. Sin embargo, Cleopatra, que quería entrar en la guerra con su flota, sobornó al romano con las ventajas fiscales consignadas en el documento para que permaneciera alejado de la contienda. El historiador romano Plutarco afirma, en su libro “Vida de Antonio”, que Cleopatra temía que Octavia, esposa de Marco Antonio y hermana del futuro emperador Augusto, propiciara una reconciliación, por lo que “sobornó a Canidius con una gran suma”. Finalmente, la flota de Marco Antonio fue derrotada. Tras el suicidio de Cleopatra y de su amante, el sobornado fue condenado a muerte por el emperador Augusto.