Los trastornos emocionales detrás de la Intifada
La organización humanitaria Médicos del Mundo creó un equipo de psicólogos para atender los problemas emocionales de los adolescentes palestinos. "Estos jóvenes tienen bloqueos enormes", explica Fathy Flefel, responsable del programa.
WASHINGTON._ Son jóvenes, son palestinos, pero mientras muchos de sus camaradas se reúnen para lanzar piedras contra los soldados israelíes, ellos se juntan para hablar de sus temores con psicólogos pagados por la organización Médicos del Mundo.
El día del primer encuentro con el equipo de psicólogos y trabajadores sociales, 23 jóvenes acuden a la cita, en su mayoría muchachas, estudiantes de entre 19 y 23 años, en una pequeña sala de Naplusa, en Cisjordania. “Damos seguramente la impresión de que tenemos buena salud, pero nuestro estado psicológico es deplorable”, afirma Ala’a, uno de los participantes.
Durante más de dos horas, estos jóvenes palestinos relatan sus miedos, sus tristezas y sus incomprensiones frente a un proceso de paz que fracasa y del que ya no quieren ni hablar. “Yo viví en una gran mentira durante dos años”, dice Maghasen, de 22 años, quien militó en Tel Aviv en la organización pacifista israelí Peace Now (Paz Ahora). “Ahora, no quiero hablar con los israelíes, salvo si nos devuelven nuestra tierra.”
Otra estudiante afirma no saber cómo vivir con este “miedo diario”. “Me pregunto, constantemente, ¿volverá mi hermano de la escuela?, ¿habrá sido atacado mi padre mientras regresaba del trabajo en autobús?”
Por su parte, Muthana critica a las madres que encienden la televisión desde la mañana. “Apenas te despiertas se queja, oyes el Corán o ves imágenes llenas de sangre. ¿Cómo se puede esperar que los niños piensen en otra cosa que no sea la guerra?”
Otro estudiante confiesa su miedo a ir al combate y lo avergüenza sentirse “cobarde” por ello.
“No estamos aquí para prohibirles que tiren piedras, sino para ayudarlos a confiarse, a escucharse, porque estos jóvenes tienen bloqueos enormes”, explica Fathy Flefel, responsable del programa. “Sufren realmente, precisamente por no poder expresar su sufrimiento”, analiza Rayah Nadboh, otra psicóloga, en referencia a una costumbre palestina, según la cual no se debe llorar en el funeral de un “mártir”.
La fuente: versión de un despacho de la agencia de noticias Reuter publicado por El Nuevo Herald, de Miami, Estados Unidos.