La petrolera Shell será juzgada en EE.UU. por un caso de tortura y muerte en Nigeria
La acusación sostiene que la firma se confabuló con la policía y el régimen militar de Sani Abacha para desbaratar una creciente oposición del pueblo ogoni. Al frente de las protestas estaba el célebre escritor Saro-Wiwa, brutalmente torturado y asesinado.
La multinacional petrolera anglo-holandesa Shell, con sede en el Reino Unido, podrá ser juzgada en los Estados Unidos por su presunta vinculación con las muertes del escritor Ken Saro-Wiwa y otros ocho activistas nigerianos de la tribu ogoni, ejecutados en 1995 por la dictadura militar de aquel país, según decisión de la Corte Suprema norteamericana. La familia de Saro-Wiwa sostiene que Shell ayudó al régimen a fabricar las pruebas que se utilizaron en un simulacro de juicio en Port Harcourt contra ellos. La compañía Shell niega estos cargos.
Los ogoni y otras etnias del delta del río Níger (un laberinto de río en 17.000 kilómetros cuadrados), como los ijows y orobos, acusan a Shell, la principal compañía extranjera que opera en Nigeria desde los años treinta y extrae petróleo desde 1958 (antes de la independencia), de ocupar su tierra sin pagar compensaciones y de provocar la contaminación de sus aguas y la desaparición de la pesca. La petrolera Chevron se enfrenta a un posible juicio, similar al de Shell, pues los ijows la acusan de haber prestado helicópteros a la junta militar para la represión de la Fuerza de Voluntarios del Delta del Níger (FVDN) en su guerra civil con la etnia isekeri (colaboradores de las petroleras en el delta).
La intervención de la Corte Suprema norteamericana se produce después de que un juzgado de primera instancia de los Estados Unidos rechazara la demanda de los familiares del escritor, basándose en que Shell no es norteamericana, y otro federal la aceptara. Ahora será un tribunal de Nueva York el encargado de juzgar el caso. Shell se enfrenta al pago de indemnizaciones multimillonarias.
La Corte considera implícitamente que los Estados Unidos tienen jurisdicción sobre las violaciones del derecho internacional, sea cual fuere la nacionalidad de los afectados. La ley permite este tipo de demandas en caso de violación de derechos humanos. Ésa es precisamente la base de la demanda: que la Shell se confabuló con la policía y el régimen militar de Sani Abacha para desbaratar una creciente oposición en los ogonis encabezada por Saro-Wiwa, brutalmente torturado. Ahora, esta oposición ha saltado a la zona de Warri, al oeste del delta, donde la FVDN (ijows) practica, desde la ejecución del escritor y sus compañeros, el secuestro de los empleados de las compañías petroleras extranjeras y el asalto armado de instalaciones para obtener rescates millonarios.
Shell, que extrae en el delta del Níger cerca de un millón de barriles diarios, ha practicado una política sistemática: no efectuar inversiones en las comunidades locales al considerar que éste era un deber del gobierno nigeriano.
Batan es una aldea próxima a Warri de un centenar de habitantes; no conocen la luz eléctrica ni el agua potable. En Batan, Shell tiene un pozo de extracción desde hace 30 años; sus empleados sí disponen de luz y agua. En Ogulacha, cerca de Forcados, donde la Shell posee su principal instalación, viven 25.000 personas. La electricidad les llegó en 1998, después de que comenzaran los ataques contra pozos y las extorsiones.
El jefe máximo de la FVDN, Bello Oubebe, declaró al diario español El País en marzo de 1999: “Nos están matando poco a poco; no tenemos otra salida que la violencia para defendernos. Hemos pedido a las compañías petroleras que se vayan. Si no obedecen se deberán atener a las consecuencias.”
Oubebe, abogado y activista de los derechos humanos, era amigo de Saro-Wiwa. El día en que acudía a una sesión del juicio contra los ogonis en Port Harcourt sufrió un atentado. Eran militares, pero él sostiene que las petroleras estaban detrás.