Meena, líder de las luchas por la libertad de las mujeres afganas
Pionera en la lucha por los derechos de las mujeres afganas, Meena no sólo combatió las tendencias fundamentalistas de algunos de los grupos religiosos de su país; también fue una inclaudicable opositora a la ocupación soviética. Fue asesinada en 1987. La recordamos en este breve artículo y uno de sus poemas.
Durante los años setenta, los estudiantes afganos estaban fuertemente comprometido en luchas reivindicativas y movimientos sociales. Meena, nacida en Kabul en 1957, participó de este clima y al dejar la universidad decidió abocarse a la militancia para la organización y la educación de las mujeres.
Así, en 1977, creó Rawa, con el objetivo de darles derecho a la palabra a las desprotegidas y silenciadas mujeres de Afganistán. En 1981, lanzó la revista bilingüe Payam-e-Zan (Mensaje de las mujeres), por medio de la cual Rawa planifica y difunde la causa de las mujeres afganas y acusa la naturaleza criminal de los grupos fundamentalistas.
Meena también creó las Escuelas Watan para criaturas refugiadas, así como centros hospitalarios y talleres de artesanía para mujeres en el exilio pakistaní para apoyar financieramente a las mujeres afganas.
A finales de 1981, invitada por la República Francesa, Meena representó el movimiento afgano de resistencia en el Congreso del Partido Socialista Francés. La delegación soviética, encabezada por Boris Ponamaryev, abandonó el vestíbulo cuando la audiencia empezó a aclamar la intervención de Meena mostrando el signo de la victoria.
Además del Estado Francés, también visitó otros sitios de Europa, reuniéndose con sus personalidades. Su trabajo social y su lucha contra las posturas tanto de los fundamentalistas como del régimen pro soviético provocó la furia de Moscú y de las fuerzas fundamentalistas hasta que fue asesinada en Quetta, Pakistán, el 4 de febrero de 1987.
Nunca volveré (un poema de Meena)
Soy la mujer que ha despertado
Me he levantado y convertido en tempestad entre las cenizas de mis criaturas abrasadas
Me he alzado desde los arroyos de la sangre de mis hermanas
Me ha dado fuerzas la cólera de mi nación
Mis ruinosas y quemadas aldeas me llenan de rabia hacia el enemigo,
Soy la mujer que ha despertado,
He hallado mi camino y nunca volveré.
He abierto las puertas cerradas de la ignorancia
Me he despedido de todos los brazaletes de oro
Oh compatriota, ya no soy lo que fui
Soy la mujer que ha despertado
He hallado mi camino y nunca volveré.
He visto criaturas sin hogar vagando descalzas
He visto novias vistiendo luto
He visto gigantes muros de prisiones devorando libertad en su feroz estómago
He vuelto a nacer en medio del coraje y la resistencia épica
He aprendido el canto de libertad en el último aliento, en las olas de sangre y en la victoria
Oh compatriota, oh hermano, no me veas más como débil e incapaz
Con todas mis fuerzas estoy contigo en la senda libertadora de nuestro país.
Mi voz se entremezcla con miles de mujeres en pie
Mis puños se enlazan con los puños de miles de compatriotas
Junto a ti he subido los escalones hacia el camino de mi nación,
Para acabar con todos esos sufrimientos y romper los grilletes de la escavitud,
Oh compatriota, Oh hermano, ya no soy lo que fui
Soy la mujer que ha despertado
He hallado mi camino y nunca volveré.
La fuente: el poema “Nunca volveré” fue publicado en el número 1 de Payam-e-Zan (1981) y se reproduce en el sitio de Rawa, asociación revolucionaria de mujeres afganas (www2.rawa.org)