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Yemen, tierra de misterio y fuertes tradiciones

TurismoYemen, tierra de misterio y fuertes tradiciones

Yemen, tierra de misterio y fuertes tradiciones

En el sur de la península arábiga, se oculta entre montañas y desierto una cultura musulmana auténtica y muy alejada de las influencias externas, que reserva al turismo impresionantes paisajes, importantes ruinas arqueológicas y una de las arquitecturas más bellas de Medio Oriente.

Por María Masquelet

Yemen alberga bellísimas ruinas arqueológicas

Para el mundo occidental, Yemen es sinónimo de misterio y exotismo. Y estas sensaciones provocadas por el desconocimiento se deben, en parte, a que los encantos del extremo sur de la península arábiga han estado ocultos al resto del mundo. Pero, aunque lentamente, en los últimos años el país se ha empezado a abrir hacia el exterior y los visitantes quedan fascinados con sus paisajes imponentes, una arquitectura original, quizá la más bella de Medio Oriente, y una población muy hospitalaria.

Yemen es a la vez un país de montañas y de desierto. De Norte a Sur, a lo largo del Mar Rojo, hay un conjunto de elevaciones que son refugio de tribus que construyeron pueblos y una increíble sucesión de jardines en terrazas. Apenas se franquean las mesetas, comienza el desierto, al que llaman el “ar-Ruba al-Khali” que significa el “cuarto vacío”.

Los yemenitas fueron de los primeros en abrazar el Islam, en 628, cuando el representante de Persia que gobernaba el país se convirtió a esta religión. Fuertemente atados a las tradiciones y a las costumbres, dirigidos por califas y sultanes que quisieron proteger el país de influencias extranjeras, combinan el comportamiento de devotos y guerreros.

Los hombres llevan a la cintura la infaltable “jambia”, una especie de daga, símbolo de virilidad y de rango social, porque cuanto más antiguo, trabajado y noble sea el material de la vaina, más importancia tiene quien la lleva. Por su parte, las mujeres están veladas y, muy a menudo, vestidas de negro. La vida entera de Yemen está regulada por los llamados a oración.

La arquitectura merece mucha atención porque es única en su género. Las casas están construidas con materiales locales (tierra, ladrillo y tirantes de madera, en la llanura; piedra, en la montaña), lo que hace que se conjuguen armoniosamente con el paisaje. A menudo, las construcciones tienen cinco o seis pisos: la planta baja, reservada al ganado; el primer piso, el “diwan”, es la sala, y los pisos superiores están ocupados por la cocina y las habitaciones. El último nivel, el “mafraj”, está reservado para el señor de la casa, que usa este lugar para reunirse con otros hombres y mascar “qat”, una planta narcótica, muy habitual en Yemen, a la que le atribuyen, entre otros efectos, estimular el intelecto, mejorar el rendimiento sexual y favorecer la comunicación entre los hombres y Dios.

La ciudad fortificada

Sanaa, la capital yemení, está considerada como una de las joyas de la arquitectura islámica.

Situada en el noroeste del país, la capital, Sanaa, está considerada como una de las joyas arquitectónicas del mundo musulmán e integra, por decisión de la Unesco, el Patrimonio de la Humanidad.

Según la tradición, Sanaa (“ciudad fortificada”) fue fundada por Sem, uno de los tres hijos de Noé, aunque la historia indica que tiene presencia desde el segundo siglo de nuestra era, cuando se estableció, a 2500 metros de altura, como un asiento militar de montaña del reino de Saba.

Tiene el típico aspecto de las ciudades de la península arábiga, con casas de ventanas pequeñas para protegerse del clima y cuidar la intimidad, ubicadas en callecitas laberínticas que, a menudo, terminan en mercados donde se entremezclan las frutas con las joyas, y los géneros con montañas de especias.

Las viviendas se agrupan en barrios, sin atenerse a ningún plano concreto, en torno de las cerca de cincuenta mezquitas, cuyas torres dominan la ciudad. La ciudad antigua es el sector más interesante. Muchas casas datan de hace 400 años y están construidas en el mismo estilo de hace 1000. Abundan los “hammams”, o casas de baños, muchos de ellos de la época turca.

La muralla que la rodea es una de las mejor conservadas del mundo árabe. Al sudeste de la muralla se encuentra, sobre una elevación, la antigua ciudadela, en la que lamentablemente no se puede entrar ya que es utilizada, en ocasiones, por las fuerzas militares. La medina está en muy buen estado y es muy atractiva por su arquitectura, sus frisos, los adornos de las ventanas y los minaretes que se pueden distinguir desde lejos.

El Suq al-Milh, de Sanaa, es una de las visitas imperdibles.

El Suq al-Milh (mercado central), construido durante la dominación turca en 1870, reúne más de cuarenta puestos donde se puede encontrar de todo, alimentos, especias, qat, alfarería, ropa y artesanía. Cerca del mercado también existen algunos establecimientos más modernos, como el “jambia suq”, en el que es posible admirar una serie de armas blancas de complicada manufactura.

Lamentablemente, la mayoría de las mezquitas están cerradas para los no musulmanes. Para los habitantes de Sanaa, la preferida es la Gran Mezquita, “al-jami`al-Kabir”, construida en el año 630, en vida del profeta Mahoma. La mayoría de las actuales estructuras, incluidos los minaretes, datan del siglo XII.

Al oeste de Sanaa hay lugares maravillosos que forman parte de las tradicionales rutas turísticas. Se suelen organizar caravanas de coches todo terreno, vigiladas por soldados del ejército, que recorren estos pequeños pueblos situados en lo alto de las montañas. En esta región, vale la pena visitar las murallas de barro de Amram, el pueblo fortificado de Kohlan en la ladera de una montaña; Hababa, construida alrededor de un estanque de agua, donde se reflejan las casas medievales; la fortaleza de Kawkaban, enclavada en una impresionante montaña de piedra de más de 300 metros, y la cordillera del Haraz, con las cumbres más altas del país.

A tan solo 15 kilómetros al noroeste de Sanaa, se encuentra el valle de Wadi-Dahar, muy fértil y con pequeños pueblos y lugares interesantes para visitar, como el palacio de piedra, a 50 metros de altura sobre un inmenso bloque de roca, construido en 1930 sobre las ruinas de un edificio prehistórico, y numerosas cuevas y formaciones con antiquísimas pinturas rupestres con figuras de animales y cazadores.

Marib, la capital del reino de Saba Marib, a unos 100 kilómetros de Sanaa, fue la capital del antiguo Reino de Saba y es uno de los sitios arqueológicos más destacables de Yemen. Sus límites resultan tan imprecisos como la antigüedad de su historia. En el siglo VIII a.C., fue edificada la famosa represa de la ciudad, de una altura de 16 metros, que irrigó la llanura que la rodea durante cerca de un milenio. Actualmente, los inmemorables dominios de la reina de Saba son el hogar de tribus beduinas.

Vale la pena recorrer su zona desértica, las ruinas de la represa y los restos de algunos de los famosos templos de Saba, que se mantienen erguidos desde el siglo VI a.C.

También en el noroeste del país, Hajja, una moderna capital de provincia no tiene demasiado interés en sí misma, pero de allí se puede recorrer el camino hacia las tierras altas de Yemen. La carretera se eleva a una altura de 2800 metros a través de pasos montañosos muy altos y, luego, desciende serpenteando hasta llegar a Wadi Sharas, situado a 1000 metros por encima del nivel del mar.

Al norte de la provincia de Hajja y a 163 kilómetros de Sanaa, se encuentra una de las más famosas ciudades fortaleza de Yemen, Shihara. A 2600 metros de altura fue un lugar inaccesible para muchos conquistadores. La ciudad se divide en dos partes, sobre dos picos separados por una garganta de 300 metros de profundidad y unidas por un puente de piedra del siglo XVII.

La región del Este

Hacia el Este, se avanza en dirección al desierto de Hadramut, lleno de restos arqueológicos que muestran su antiguo esplendor. Antes de adentrarse en el “ar-Ruba al-Khali, el viajero se encuentra con Shibam, capital del antiguo reino de Hadramut desde la destrucción de Shabwa, que agoniza en el desierto desde el siglo III d.C.

Erigida en la confluencia de varios wadis y rodeada de palmeras, Shibam está en el centro de un verdadero oasis. Para ingresar en la ciudad hay que trasponer una muralla de adobe y una vez adentro uno se encuentra con un rectángulo casi perfecto con calles estrechas y serpenteantes, donde las casas se esconden unas detrás de otras. Aproximadamente 500 viviendas de adobe, de cinco a nueve pisos, con techos blancos y celosías y puertas de madera, algunas muy antiguas, forman un extraño conjunto arquitectónico que alberga a 7000 habitantes.

Shibam nació en el siglo III a.C., y aunque de aquella época no quedan vestigios, es considerada una de las pocas ciudades históricas del mundo árabe que se conserva tal como fue concebida. Los edificios originales han sido desgastados por el tiempo, pero se han reconstruido con el mismo barro ancestral. En la actualidad, los más antiguos tienen alrededor de tres siglos, mientras que la Mezquita del Viernes, la mayor de las cinco que hay en Shibam y muy cerca de la única puerta que da acceso a la ciudad, sigue intacta desde el 753.

El Wadi Hadramut, uno de los cursos de agua más caudalosos del país cuando llueve (por lo general, en mayo y agosto) y portador de gran riqueza, se transforma, durante la mayor parte del año, en un gigantesco surco de arena de más de 600 metros de ancho, que al atardecer es un lugar de encuentro para los habitantes de la antigua Shibam y los de Sahil Shibam, el poblado que ha surgido recientemente en la otra orilla.

Finalmente, para los que quieran experimentar la fascinación del desierto, el Hadramut es el más grande de la península arábiga, con una extensión de 160 kilómetros de Este a Oeste. Con un guía experimentado, el viajero podrá descubrir en él un paisaje y un modo de vida sorprendentes.

Datos para el viajero

DATOS DEL PAIS

Capital: Sanaa (450.000 habitantes). Superficie: 527.970 kilómetros cuadrados. Población: 16.000.000 (censo de 1998). Composición étnica: el grupo predominante es el árabe, aunque también hay afroárabes, sudasiáticos y pequeñas comunidades de europeos. Idioma oficial: árabe. En las provincias del norte es posible encontrar alguien que hable inglés, en otros lugares sólo el árabe. Religión: mayoría musulmana y pequeños grupos de judíos, cristianos e hindúes. Gobierno: república islámica. Ubicación geográfica: situada en el sudoeste de la península arábiga, está bordeada por el Mar Rojo y el golfo de Adén. Arabia Saudita y Omán son sus vecinos más próximos. Tiene tres principales zonas geográficas y climáticas: el área costera, plana, cálida y húmeda; el desierto, y las montañas, de clima más suave. El desierto ocupa una gran parte del territorio y las dos terceras partes del país están deshabitadas.

Historia: Yemen fue invadido alrededor del año 2000 a.C. por pueblos semíticos que enseñaron nuevas técnicas agrícolas y de construcción a las tribus nómadas indígenas. Desde el 1400 a.C. hasta el siglo II de nuestra era, el país tuvo poder y grandes riquezas por estar en el cruce de las grandes rutas comerciales. La región gozó de un notorio progreso, sobre todo en la época del reino de Himyar y del legendario reino de Saba. Conquistado por los musulmanes, Yemen se convirtió al Islam en el siglo VI. En 1173, el país fue conquistado por Egipto y posteriormente por los otomanos, quienes dominaron la parte norte desde comienzos del siglo XVI hasta 1890, mientras que el sur mantuvo una precaria independencia con el mandato de los imanes nacionales hasta principios del siglo XIX.

Los ingleses tomaron Adén en 1839. En 1904, el imán Yahya accedió al poder y gobernó en el sur hasta 1948; mientras, en la zona norte, la Primera Guerra Mundial acabó con la soberanía de los turcos. En 1962, una sublevación militar causó la muerte del imán y se instauró la república con la presidencia del coronel Abdullah al-Sallal. Posteriormente, estalló la guerra civil entre los republicanos, apoyados por Egipto, y los partidarios del imán, que contaban con el respaldo de Arabia Saudita. En 1967, se llegó a un acuerdo y se proclamaron dos Estados distintos, uno en el Norte, la República Arabe de Yemen, con capital en Sanaa, y otro en el Sur, la República Popular de Yemen, con capital en Adén. En 1990 se produjo la unificación, pero una cruenta guerra civil estalló en mayo de 1994. Tras dos meses de enfrentamientos armados, las fuerzas del Norte triunfaron sobre las del Sur.

Documentación: pasaporte sin el sello de Israel, visa y pasaje de regreso. Desde los países en donde Yemen no tiene embajada, la visa se puede tramitar por correo.

Clima: las temperaturas varían considerablemente según la zona. La costa sur y Tihama corresponde a una zona cálida y árida, pero el aire es muy húmedo. En las tierras altas, el clima es suave y lluvioso en verano. Hacia el Este las lluvias disminuyen gradualmente, y nunca llueve en ar-Ruba al-Khali.

Transportes: Yemen Airways ofrece vuelos directos a las principales ciudades europeas y hay servicio regular de vuelos dentro del país, a los principales destinos. No existe red ferroviaria. Los autobuses circulan por la mayoría de las rutas asfaltadas del territorio, pero hay que tener en cuenta que es frecuente que no se cumplan los horarios previstos. Es fácil alquilar un coche con conductor; es más económico, pero poco recomendable, alquilarlo sin conductor, ya que para cruzar el desierto se hace absolutamente necesaria la colaboración de alguien experto y, además, los beduinos que lo controlan cobran peaje. Los taxis abundan en las grandes ciudades.

Ropa femenina: no se requiere que las mujeres occidentales lleven velo, pero sí que vistan discretamente. Un pañuelo en la cabeza permite moverse con más comodidad y a la vez protege de la dureza del clima.

Dinero: la moneda oficial es el rial yemení. Es recomendable viajar con dólares norteamericanos o libras esterlinas. Los cambios se pueden hacer en el aeropuerto, en los bancos o con los numerosos cambistas que se encuentran en los mercados. Las tarjetas de crédito se aceptan en los principales hoteles.

Fotografía: antes de tomar fotografías de personas es conveniete pedir permiso. No se acostumbra fotografiar a las mujeres. Las instalaciones y edificios militares y los interiores de las mezquitas no se pueden fotografiar.

Salud: ya que las condiciones sanitarias son deficientes, hay que tener mucho cuidado con el agua y las comidas que se obtengan en la calle. Los alimentos deben consumirse exclusivamente en los hoteles internacionales. Es recomendable llevarse todos los medicamentos necesarios, ya que su adquisición es difícil.

Seguridad: el turbulento pasado de Yemen ha dejado un ambiente de inseguridad. Conviene ser precavido y no aventurarse por lugares que puedan suponer riesgo. La zona más conflictiva y donde se producen incidentes es Maarib. Es aconsejable hacer los desplazamientos a las zonas desérticas y turísticas en grupos y, de ser posible, con guía turístico.

Gastronomía: basada en arroz, verduras cocidas, carne, pescado o pollo acompañados de pan, que puede ser más o menos picante. El plato más característico es el “salta”, estofado con cordero o pollo y lentejas, alubias, guisantes y especias varias. El postre típico es el “bint al sahn”, una masa azucarada empapada en manteca y miel. No se usan cubiertos, sino la mano derecha y un pedazo de pan. El alcohol está prohibido. La bebida típica es el té, que se toma en pequeños vasos, con un poco de menta. El agua corriente suele no ser potable.

Compras: fósiles, monedas con historia, joyas, plata y metales envejecidos y toda clase de antigüedades a bajo precio se pueden encontrar en los mercados de las ciudades. Un objeto característico es la “jambia”, una daga o cimitarra curvada que llevan los hombres atada al cinto, símbolo de su virilidad y de su rango social, porque cuanto más antiguo, trabajado y noble sea el material de la vaina, más importancia tiene quien la lleva. También los tapices pueden ser un objetos atractivos para los turistas.

La fuente: la autora es periodista del diario La Nación, de Buenos Aires (www.lanacion.com.ar).

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